Una familia de Glasgow, Montana, acusa a los servicios de protección infantil del estado de “secuestrar” a su hija adolescente después de que la niña comenzara a identificarse como un “niño” transgénero. Krista y Todd Kolstad hablaron con Reduxx sobre su terrible experiencia, y revelaron que la niña había sido retirado de su cargo e iba a ser enviado a Canadá.
Krista, la madrastra de la niña, explica que su pesadilla comenzó en agosto de 2023 después de recibir una llamada en la que les informaban que su hija de 14 años, Jennifer*, había expresado ideaciones suicidas en la escuela.
“Siempre había tenido problemas en la escuela”, dice Krista, señalando que ella y Todd incluso la habían sacado de un distrito y enviado a otro debido a problemas de acoso, intentando darle un nuevo comienzo. Pero además de experimentar algunas dificultades en el mundo real, Krista afirma que Jennifer también tenía algunos problemas de salud mental no diagnosticados, como el comportamiento de búsqueda de atención.
Más tarde esa misma noche, una trabajadora social de los Servicios para Menores y Familias de Montana (CFS) se presentó en la casa de Kolstad para hablar con Jennifer y realizar una inspección. Krista estaba preparando la cena en ese momento e invitó a la trabajadora social a recorrer la residencia a pesar de que tanto ella como su marido estaban preocupados por la repentina visita.
Durante la entrevista con CFS, Jennifer afirmó haber ingerido ese día limpiador de inodoros y analgésicos con la intención de suicidarse. Krista dice que le pareció muy poco probable inmediatamente, ya que Jennifer no sólo no tenía acceso a ninguna de las dos sustancias sin vigilancia, sino que ese día no había manifestado síntomas de ninguna enfermedad.
A pesar de sus dudas sobre la veracidad de las afirmaciones de Jennifer, Krista y Todd acordaron llevarla a urgencias al hospital local. Allí, los análisis de sangre revelaron que Jennifer no había consumido ninguna sustancia tóxica.
Krista y Todd proporcionaron a Reduxx copias de la documentación médica de Jennifer para corroborar su afirmación de que la niña no había ingerido ninguna sustancia peligrosa el día que ingresó en el hospital. La documentación confirma que no se detectaron anomalías en el organismo de Jennifer y que su estado general de salud era bueno.
Pero las notas tomadas en el hospital mencionan constantemente que Jennifer se identifica como “varón” y desea que la llamen “Leo”.
Krista dice que ella y Todd hicieron saber inmediatamente sus objeciones al personal del hospital, y solicitaron que llamaran a Jennifer por su nombre de nacimiento.
“Fuimos muy claros con el personal de urgencias, como con [el CFS], de que esto va en contra de nuestros valores, moral y creencias religiosas”, dijo, pero el personal del hospital se negó a escuchar. “Me dijeron que llamara a su abogado si tenía un problema, ya que ellos harían lo que la paciente les dijera”.
Aunque la transición médica de menores estaba prohibida en el estado de Montana por aquel entonces, Krista cuenta que el hospital le dijo que la “transición social” era un “zona gris” y continuó llamando a Jennifer “Leo” y refiriéndose a ella como si fuera un niño.
Como paciente ingresada por ideación suicida, Jennifer fue sometida a vigilancia las 24 horas del día, los 7 días de la semana, para mantenerla a salvo. Pero Krista dice que pusieron a una auxiliar a su puerta que hablaba regularmente con Jennifer sobre la atención de “afirmación de género”.
“Un día llegué y estaba hablando de someterse a una cirugía de arriba (amputación de senos) y de ser no binaria”, dice Krista sobre la auxiliar. Llevó su queja al médico de guardia, quien la ignoró. “Me dijo: ‘¿Por qué no te preocupa más de que tu hija está intentando hacerse daño a sí misma, en vez de lo que dice [la auxiliar]?'”.
Otra auxiliar que había sido designada para vigilar a Jennifer reprendió de manera similar a Krista, diciéndole que “respetara” los deseos de Jennifer de que la llamaran “Leo”.
Krista describe la estancia de Jennifer en el hospital como un período de constantes intentos de socavar su autoridad paterna y la de Todd. Además de no respetar sus deseos de referirse a Jennifer por su nombre de nacimiento, el personal del hospital se negó a cumplir con cualquier otra petición, como limitar el tiempo de Jennifer con la televisión y el teléfono, animarla a que hiciera sus deberes escolares y no permitirle comer grandes cantidades de comida basura.
Durante este tiempo, Krista y Todd estaban en contacto con los Servicios para Menores y Familias, y todos estuvieron de acuerdo en que sería bueno para Jennifer una atención residencial especializada para recibir tratamiento y asesoramiento. Pero durante una conversación sobre a dónde se podría llevar a Jennifer, Krista dice que se presentó la posibilidad de que la trasladaran a Wyoming.
“Nos dijeron que había 6 centros en Montana, pero que también había uno en Wyoming. Y en ese momento, como ya estábamos en tal estado por la falta de respeto del hospital hacia nosotros y a nuestros deseos, buscamos inmediatamente las leyes de Wyoming sobre la transición de menores”, dice Krista. “Nos pareció que los menores podían someterse a procedimientos quirúrgicos y recibir hormonas sin el consentimiento de los padres”.
Empezó a cundir el pánico, pero a Krista y a Todd les aseguraron que lo más probable era que Jennifer ingresara en un centro de Montana, y el 22 de agosto, les dijeron que la niña era la siguiente en la lista de espera del centro de Billings, Montana.
Pero horas más tarde, ese mismo día, Krista y Todd recibieron una llamada en la que se les informaba de que Jennifer sería trasladada a Wyoming.
“Nos llamaron y nos dijeron que había una cama libre en Wyoming y que Jennifer tenía que ir. [El Doctor] dijo ‘tiene que irse, aquí no está bien’, y nos quedamos alucinados”, cuenta Krista. “Nadie nos dijo el nombre del centro, nadie contestaba nuestras preguntas. Les dijimos que queríamos que respondieran a nuestras preguntas antes de aceptar”.
Diez minutos después, los Servicios para Menores y Familias llegaron a la residencia de Kolstad con la policía.
“Se presentaron en nuestra casa para entregarnos los papeles para quitarnos a Jennifer de nuestro cargo”, dice Krista. “Me dijeron que la razón era que ‘no podíamos o nos negábamos a proporcionar atención médica’. Eso no es cierto”.
Al día siguiente, el 23 de agosto, Jennifer fue llevada a Wyoming. A pesar del hecho de que a Krista y Todd no se les permitió ver a Jennifer durante su traslado, CFS sí permitió que Jennifer se detuviera y viera a amigos y compañeros de trabajo antes de salir de la ciudad. Krista descubriría más tarde que Jennifer les había dicho a sus amigos que estaba “loca y tratando de suicidarse” y que se la estaban quitando a sus padres.
“Siento que esto fue un error de juicio por parte de [CFS], una violación de la ley HIPAA y una injusticia hacia Jennifer, ya que solo tiene 14 años. ¿Y si, cuando tenga 17 años, este incidente ha quedado atrás y se encuentra bien mentalmente? Este es un pueblo muy pequeño y la han dejado que se marque como la ‘niña loca’ que intentó suicidarse”.
Mientras Jennifer estuvo en Wyoming, ni a Krista ni a Todd se les permitió hablar con ella directamente. En su lugar, tuvieron que hacerlo a través de la terapeuta de Jennifer, pero Krista dice que eran muy reacios a darle información.
Más tarde, Krista tuvo que solicitar al centro los expedientes de Jennifer para comprender lo que le había sucedido mientras estuvo en el centro.
El 25 de septiembre, Jennifer fue devuelta a Montana y llevada un hogar grupal de Youth Dynamics, donde permanece desde entonces.
“Lo llamaron ‘custodia legal temporal’, lo que significa que ellos tienen la palabra sobre dónde está, pero se supone que nosotros podemos tener la palabra sobre todo lo demás. Pero no fue cierto. Le pusieron vacunas a las que no dimos nuestro consentimiento, por ejemplo, no nos dijeron el nombre de los médicos involucrados y le permitieron raparse la cabeza”, dice Krista.
Desde que Jennifer regresó a Montana, Krista y Todd han tenido reuniones mensuales en el juzgado junto con los Servicios para Menores y Familias para determinar los pasos a seguir. A la pareja se le asignó un abogado de oficio, que simplemente les aconsejó agachar la cabeza hasta que finalizara el proceso.
“No estoy tratando de echarles en cara nada… pero todos sus consejos han sido: ‘portaos bien, dejad que termine el programa de hogar grupal y luego conseguid que vuelva a estar a vuestro cargo y seguid con vuestras vidas'”.
Pero si bien el internamiento en el hogar grupal debería haber sido sólo de 6 a 9 meses, la situación de la familia empeoró dramáticamente durante la vista del 19 de enero de 2024, cuando el tribunal decidió entregar la custodia de Jennifer a Servicios para Menores y Familias.
“Nos dijeron que dejar que Jennifer hiciera la transición y viviera como un niño era “lo que más le convenía desde un punto de vista terapéutico’ y, debido a que no estamos dispuestos a seguir esa recomendación, el tribunal le concedió a CFS la custodia de Jennifer durante seis meses”, dice Krista. “Ahora el CFS va a poner a Jennifer al cuidado de su madre biológica en Canadá, que nunca ha formado parte de su vida. El juez nos dijo: ”tenéis que contar con que la reunificación con vuestra familia puede no ser lo que esperáis””.
La madre biológica de Jennifer, Christine, vive actualmente en Kitchener, Ontario, Canadá, con su nuevo marido. Después del nacimiento de Jennifer, Christine parece que dejó a la niña con Todd y nunca ha estado involucrada en su cuidado.
“Nunca ha llamado para ver cómo estaba [Jennifer]. Nunca le ha enviado nada. Nada”, dice Krista.
Según Krista, la comunicación con Christine ha sido escasa, y ésta nunca ha hecho un esfuerzo significativo para mantener una relación con las criaturas que dejó en Montana. A pesar de su aparente falta de interés, Krista ha estado enviando a Christine noticias de vez en cuando sobre todos sus hijos durante los últimos siete años.
Pero inquietantemente, Krista explica que ella y Todd tienen serias dudas sobre la aptitud de Christine como madre.
“Tengo esta carta de uno de los antiguos terapeutas de Jennifer que recomienda que si Christine quiere volver a la vida de sus hijos, debería hacer terapia de unificación, debería haber visitas de prueba… todo esto debería suceder porque los niños se quejaron de que era abusiva”, dice Krista.
Krista y Todd proporcionaron a Reduxx una copia de la declaración de un terapeuta profesional licenciado que detallaba las sesiones a las que Jennifer y su hermana habían asistido. Ambas niñas describieron a Christine como poco cariñosa, abusiva e incluso “loca”.
En una sección de la declaración, el terapeuta describe a una de las niñas como testigo de “incidentes de violencia dirigidos a una hermana mayor”, en los que Christine “arrojó a esa hermana contra la nevera después de enfurecerse con ella” por haberse puesto las joyas de su madre sin permiso. La niña continúa detallando “incidentes en los que su madre biológica la golpeaba, la abofeteaba y la pateaba a ella y a sus hermanos”.
De manera similar, Jennifer alegó casos perturbadores de abuso por parte de su madre biológica, como la vez que Christine supuestamente la agarró por la cintura para que no se moviera mientras la abofeteaba repetidamente en la cara.
De los cinco hijos que Christine y Todd tuvieron juntos, solo uno había vivido en Canadá con Christine antes de dejar de estar a su cargo. Mientras vivía con Christine, el niño exhibió graves problemas de comportamiento hasta el punto de que Christine pidió ayuda a Krista y Todd.
En una conversación, Christine admite que consulta regularmente los campamentos de personas sin hogar y los registros policiales en previsión de que algún día encontraría a su hijo en la cárcel.
Se facilitó a los Servicios para Menores y Familias tanto la declaración de la terapeuta como los mensajes de texto, pero Krista dijo que no se podía hacer nada para influir en la ubicación de Jennifer.
“Nuestra familia ha quedado destrozada por esto. Apenas tenemos contacto con Jennifer y nuestros derechos como padres han sido pisoteados”, dice Krista. Pero a pesar del caos que han provocado en sus vidas, la pareja dice que nunca dejarán de intentar que su hija vuelva a casa.
Krista y Todd optaron por desafiar la orden de un juez de guardar silencio sobre el caso para contar su historia. Tenían previsto comparecer ante el tribunal hoy para responder a los cargos de desacato, pero han tenido que retrasar la audiencia debido a una emergencia familiar.
“Seguiremos luchando. Nunca dejaremos de luchar por nuestra hija y por lo que creemos que es moralmente correcto. Seguiremos contando nuestra historia, a pesar de que actualmente estamos en desacato al tribunal, y trataremos de evitar que otras familias pasen por esto. Nuestro mayor temor es que nuestra hija se convierta ahora en una víctima de este sistema y acabe quitándose la vida”.
Aunque Krista ha expresado su temor de que las vías legales de la familia sean limitadas, ha dicho que tienen la intención de encontrar cualquier medio que puedan contra los Servicios para Menores y Familias de Montana, así como contra el hospital donde Jennifer fue tratada.
“También analizaré si podemos demandar a Youth Dynamics Group Home por hacer la transición social de nuestra hija en contra de nuestros deseos”, dice Krista. “Esto NO se trata de dinero, se trata de dar la cara y contar nuestra historia para que esto no le suceda a otra familia. Lucharemos para salvar a nuestra hija cueste lo que nos cueste, económica o emocionalmente. Eso es lo que los padres hacen por sus hijos”.
*El nombre de la niña ha sido cambiado a petición de sus progenitores.
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