El creador de la bandera trans es un travesti fetichista confeso

El creador de la bandera trans forzaba a su esposa a participar en su travestismo fetichista y escribió historias de “feminización forzada”, incluida una sobre chicas jóvenes que nunca envejecen.

Monica Helms, nacido Robert Hogge, diseñó la primera bandera del orgullo trans en 1999. En sus memorias, More Than Just a Flag (Más que una Bandera), Helms, quien cogió el nombre de una batalla ficticia en El Señor de los Anillos de Tolkien, se describe a sí mismo como un ser “ilustrado” que es capaz de “flotar” entre múltiples mundos.

Advertisement

“Me identifico como mujer, pero soy más una persona bigénero”, dice Helms. “Esto permite que mi cerebro flote entre múltiples mundos, o asuma sólidamente un papel u otro. A veces soy un hombre y una mujer al mismo tiempo, o puedo cambiar en un nanosegundo, y luego volver a cambiar igual de rápido”.

Al narrar su infancia en las memorias, Helms detalla cómo, a la edad de 12 años, robaba la ropa interior de su madre.

“Entraba en la habitación de mis padres y registraba los cajones de la cómoda de mi madre”, escribe Helms, “Mi madre tenía las bragas y los sujetadores doblados en montoncitos ordenados. La ‘Chica en las Sombras’ quería probárselos. Yo quería probarlos. Me sentía tan excitado con ellos puestos”.

Esto se convertiría en un ritual secreto a lo largo de su adolescencia, incluso cuando comenzó a interesarse por las niñas en la escuela. “Pasaba horas mirando a las niñas en la escuela. Las observaba cada vez más, y esta observación se convirtió lentamente en la lujuria”, agrega Helms.

Helms pasó su temprana edad adulta “obsesionado” con “perder [su] virginidad” y experimentando con el travestismo.

“Mi necesidad de ser leído como mujer no cambió mi necesidad de tener relaciones sexuales con mujeres”, atestigua Helms, mientras explica con gran detalle sus inclinaciones sexuales y relaciones con mujeres.

Mientras servía en la Marina de los Estados Unidos durante la década de 1970, Helms comenzó a robar ropa interior femenina de la lavandería de su bloque de apartamentos en Carolina del Sur después de ver un sujetador dentro de una de las máquinas.

“Las imágenes de los días en los que me ponía la ropa interior de mi madre volvieron a mí, trayendo con ellas sentimientos primordiales … la obsesión de perder la virginidad había llenado cada momento de mi vida… Hasta este punto, mi deseo de un primer encuentro sexual había dejado en un segundo plano todas las demás fantasías mías. Mientras veía el sugetador girar en la secadora, sentí un creciente deseo de vestirme de mujer y ver a la mujer oculta dentro de mí”.

Helms luego describe el robo del sujetador, cómo lo sacó de la máquina y corrió de vuelta a su apartamento para probárselo y verse a sí mismo en el espejo. Luego expresa excitación sexual al verse a sí mismo con él puesto.

“Los sentimientos que tenía, vestido de mujer, abarcaban toda la gama de emociones humanas. La excitación sexual encabezó la lista de lo que se apoderó de mí cuando usaba ropa de mujer”.

Mientras estaba estacionado en San Diego en 1978, Helms comenzó a frecuentar clubes de drag. Una noche, después de irse a casa con uno de los artistas del club, Helms se interesa por su vestuario: “Sacó un corsé de su tocador y me ayudó a ponérmelo. Me hizo una maravillosa figura de reloj de arena. Cuando miré mi imagen en el espejo, no pude evitar excitarme”.

Fue en este momento, dice Helms, que se decidió a continuar con su travestismo fetichista de manera más regular: “la Marina había hecho de mí un hombre. Tuve que derribar eso para reconstruirme a mi propia imagen … como mujer”.

Fue en este momento que Helms comenzó a salir con la mujer con la que se casaría, Donna, y a ella no le gustaba nada su fetiche.

“Seis meses después del matrimonio, descubrí lo que Donna pensaba de verdad acerca de mi travestismo. Llegó a casa un día y me pilló con un vestido. Se puso como loca y me dijo muy claramente que nunca volviera a vestirme así en casa”.

Durante su matrimonio, Helms siguió dedicado a su fetiche sexual en contra de los deseos de su esposa, gastando el dinero de la familia en ropa, maquillaje y hormonas. También gastó en asistir a reuniones, o “Holiday En Femme” (algo así como Vacaciones de Femme, mujer femenina), con otros travestis, donde se daban clases sobre cómo hablar y caminar “como una mujer”.

“A los 46 años, había entrado en mi segunda pubertad y actué como tal. Experimentaba con estilos de ropa que no eran apropiados para mi edad. Más de una vez, un supervisor me llamó a la oficina por usar vestidos demasiado cortos”, dice Helms.

Fue Helms, no su esposa Donna, quien finalmente decidiría poner fin al matrimonio y dejar a su esposa e hijos. “No querían que me fuera, lo que me hizo sentir aún peor. Pero no podía seguir escondiendo mis visitas al médico y los costos médicos, por no mencionar los comentarios hirientes de Donna sobre mis piernas afeitadas y el crecimiento de mis senos”.

Helms insiste en que le contó a su esposa sobre sus rituales secretos antes de proponerle matrimonio, aunque admite que “más tarde, Donna negaría que alguna vez le contara sobre mi travestismo”. La continua búsqueda de la satisfacción de sus deseos en contra de los deseos de su esposa finalmente conduciría a una ruptura total en su relación, y se divorciaron en 1997.

Después del divorcio, comenzó a frecuentar los clubes sexuales de Arizona que “brindaban a los clientes la oportunidad de ver a la gente tener relaciones sexuales en habitaciones con ventanas”. Helms cuenta cómo estos clubes “me permitieron cumplir todas y cada una de las fantasías que tenía sobre el sexo con hombres. Esto incluía orgías, jacuzzis, lo que sea”.

Pero Helms continúa escribiendo que una vez que ” se sacó todo eso del cuerpo”, comenzó a identificarse como lesbiana. Fue a clubes de lesbianas “tres o cuatro veces por semana” de 1999 a 2000, “coqueteando” y participando en “bailes sensuales”.

Helms también es autor de historias cortas con temas sexuales, incluida la “feminización forzada”, en la que los hombres se transforman en mujeres como un castigo humillante. Una historia en particular sexualiza a una niña, y Helms dijo que el concepto le llegó en un sueño.

Titulado “Una mujer despechada”, publicado en la colección Tales from a Two-Gendered Mind (Cuentos de una Mente de Dos Géneros), un hombre se encuentra siendo acosado por una joven que parece “no tener más de dieciséis años” y a quien inicialmente confunde con una Girl Scout.

“La hermosa chica me miró con sus ojos seductores …  dijo: “¡Lo único que quiero eres tú! Quiero casarme contigo'”, escribe Helms.

La niña resulta ser una bruja que dice ser mayor de lo que parece; entre sus poderes está la capacidad de envejecer muy lentamente, lo que hace que se vea “mucho más joven que su verdadera edad”. El hombre se casa con ella y tienen una hija: “Nuestro bebé tiene los poderes mágicos de su madre”.

Helms tenía 48 años y era un veterano de la Marina de los Estados Unidos cuando diseñó la bandera del orgullo transgénero en 1999. Ha dicho que las rayas pastel azul bebé y rosa llegaron a él por “intervención divina“, pero el esquema de color a menudo se ve repetido en otros contextos más viles.

Según Sarah Goode, CEO de StopSO (Organización de Tratamiento Especializado para la Prevención de Delitos Sexuales), los pedófilos que se organizan en línea han creado su propia cultura, lenguaje y símbolos. Un símbolo común utilizado en los foros de pedofilia incorpora los colores azul bebé, rosa y blanco. En su conferencia, ‘Conocimiento oculto: lo que deberíamos saber sobre los pedófilos‘, la Dra. Goode muestra una diapositiva de la imagen y dice: “La mitad rosa representa ‘amantes de las niñas’ y la mitad azul representa a los ‘amantes de los niños'”.

El sistema de código de colores parece ser anterior al diseño inicial de la bandera transgénero y se remonta al menos a 1997, según los foros pro-pedófilos en línea.

En Europa los locales que anuncian el tráfico de niños a turistas sexuales pedófilos utilizan el código de colores: “cortinas azules significan un niño prostituido y cortinas rosas una niña”.

No está claro si Helms era consciente de esta correlación en ese momento, pero al discutir el simbolismo detrás de la bandera trans en una entrevista en 2017, Helms declaró que el azul representaba a los niños jóvenes y el rosa representaba a las niñas.

En las dos décadas desde su creación, la bandera del orgullo transgénero ha sido adoptada por transactivistas, instituciones médicas y gobiernos por igual. Ha sido enarbolada por instituciones académicas, desde universidades hasta guarderías. Ha aparecido en recursos didácticos para niños y se ha incorporado en diseños para ropa infantil. Las rayas rosas, azules y blancas han sido exhibidas por el MI6, el servicio secreto de inteligencia del Reino Unido, así como fuera de la embajada del Reino Unido en Washington, DC. El Museo Nacional de Historia Americana del Smithsonian de los Estados Unidos adquirió la bandera original para su colección en 2014.

En 2021, Helms solicitó formalmente al presidente Joe Biden que enarbolara la bandera del orgullo trans en todas las embajadas de Estados Unidos.

Traducción cortesía de Salagre.


Reduxx es una nueva plataforma en pro de los derechos de la mujer y de los menores de edad con noticias y artículos. Somos 100% independientes! Colabora con nuestro proyecto uniéndote a nuestro Patreon.

Genevieve Gluck
Genevieve Gluck
Genevieve is the Co-Founder of Reduxx, and the outlet's Chief Investigative Journalist with a focused interest in pornography, sexual predators, and fetish subcultures. She is the creator of the podcast Women's Voices, which features news commentary and interviews regarding women's rights.
READ MORE