NOTA DE LA EDITORA: una versión anterior de este artículo se refería incorrectamente a una de las partes de este caso como “mujer”. Este artículo ha sido modificado tras la publicación de nueva información, no disponible previamente, que aclara que ambas partes son en realidad varones que se identifican como trans.
La Audiencia de Barcelona ha condenado a un varón que se dice trans a seis meses de prisión tras ser declarado culpable de cometer un delito “contra los derechos humanos fundamentales y las libertades públicas” por publicar comentarios “transfóbicos” en las redes sociales. El hombre, que no ha sido identificado, también ha sido condenada a pagar una multa de 3.850 euros (unos 4.161 dólares estadounidenses).
Los hechos se remontan a 2020, cuando el hombre, al que nos referiremos como P.H., publicó en las redes sociales comentarios sobre un influencer travesti. Aunque los medios españoles no revelan su nombre ahora, Reduxx se enteró de que el hombre que se dice trans de la denuncia es Violeta Ferrer Micó, un ex prostituto y transactivista.
El verano pasado, Ferrer organizó y guio un recorrido por Barcelona, al que llamó la “putivuelta trans”, en el que destacaba zonas clave donde había prosperado la industria del sexo. La gira fue organizada con el apoyo de la compañía de teatro trans TiritiTrans Trans Trans Trans Trans.
En su publicación, P.H. llamó a Ferrer Micó “prototipo de maricón con tetas” y dijo que “no soporta que yo sea mujer y me tiene una inquina patológica”. El argumento de P.H. era que él se consideraba una “auténtica mujer” porque se había sometido a cirugía genital, mientras que Ferrer Micó no era un “auténtico” transgénero porque no lo había hecho.
La publicación llegó al grupo de WhatsApp del trabajo de Ferrer Micó y él afirma que “lo sacó del armario”, e insinuó que nadie sabía que era transgénero antes de los comentarios de P.H.
Según declaraciones que Ferrer Micó hizo a Newtral por aquel entonces: “A partir de ahí, sentía que tenía que dar explicaciones sobre mi identidad de género. Todo el mundo en el trabajo se enteró a través de Twitter de que no me había operado los genitales”.
Ferrer Micó denunció la publicación de P.H. a X (antes Twitter) y luego presentó una denuncia penal.
Un tribunal de Barcelona pidió a un grupo de investigación de “radicalismo en internet”, la Unidad de Investigación de Radicalismos en la Red de los Mossos d’Esquadra (UIRAX), que investigara las redes sociales de P.H. y analizara su historial de comentarios para encontrar más “publicaciones que indiquen animadversión hacia el colectivo al que pertenece la víctima”. El informe posterior determinó que el acusado “no sólo era beligerante con las mujeres transgénero que no están operadas, sino también con el colectivo LGTBI”.
Sus pruebas incluían declaraciones que había hecho en contra de la Ley Trans, una ley recientemente implementada en España que facilita significativamente el cambio de nombre legal y el sexo registral de cualquier persona que lo pida. La investigación también descubrió que entre febrero y octubre de 2020, P.H. había publicado varias declaraciones en Facebook, Instagram y X en las que “negaba a las personas transgénero sin reasignación genital el género con el que se identifican”.
Otros mensajes que se consideraron penalmente transfóbicos incluían su afirmación de que “sólo hay dos sexos” y que “las mujeres trans son travestis”. P.H. también dijo que “el colectivo [trans] le provoca un asco infinito”.
El tribunal dictaminó que los “mensajes transfóbicos” habían dado lugar a que Ferrer Micó quedara “expuesto” ante su círculo social y laboral como un hombre que se dice trans, insinuando que ni era obvio ni se sabía hasta ese momento.
Defensoras españolas de los derechos de las mujeres han puesto en duda ese aspecto del caso en las redes sociales, y una usuaria, @OcheRadfem, se pregunta “¿alguien puede creer que en su círculo social no sabían que era un hombre? ¿Ciegos y sordos todos los de su entorno laboral?”.
¿Alguien puede creer que en su círculo social no sabían que era un hombre?
— OcheRadfem (@OcheRadfem) February 20, 2024
¿Qué exposición?
¿Ciegos y sordos todos los de su entorno laboral?
Para demostrar que se vio expuesto, tendrían que haber ido los de su entorno a decir que no lo sabían y que vaya sorpresa. pic.twitter.com/5H2nSK6R1R
A la hora de dictar la sentencia, según informó El Periódico, el tribunal dictaminó que “las despectivas expresiones relativas a la identidad de género reflejan el menosprecio que siente hacia el colectivo de personas transgénero que no se han sometido a la operación de reasignación genital, y evidencian, al poner en duda su género, una clara voluntad de ridiculizarla, consiguiendo generar [en la víctima] sentimientos de humillación en menoscabo de su dignidad”.
P.H. aceptó la sentencia impuesta tras llegar a un acuerdo con la fiscalía y renunciar a defenderse.
El tribunal decidió suspender su condena de seis meses de prisión con la condición de que pague a la víctima 3.850 euros en compensación por los “daños morales causados”. También debe realizar un curso sobre igualdad de trato y no discriminación. De no hacerlo, podría ingresar en la cárcel.
Además, P.H. está inhabilitado para ejercer cualquier profesión en el ámbito docente o deportivo durante tres años y medio.
El bufete de abogados que asistió en el proceso contra el hombre se jactó de su victoria en las redes sociales. Olympe Abogados se especializa en asuntos LGBTQ+. Según su página web, se identifican como feministas, LGTBIQ+ y antirracistas.
Orgullosas de haber sido las abogadas 🥰🏳️⚧️✊🏽
— Olympe Abogados (@olympeabogados) February 20, 2024
En declaraciones a Reduxx sobre el caso, la psicóloga y escritora española Carola López Moya, expresó su preocupación por el hecho de que los medios de comunicación se hubieran referido a las dos partes del caso como “mujer”, avivando la confusión y la indignación. Moya es autora de “La secta” y también fue demandada por transactivistas que pedían que la inhabilitaran para ejercer su profesión durante 5 años.
“Este es un ejemplo de cómo el uso de un lenguaje alejado de la realidad biológica genera confusión, afirmó. “Los medios de comunicación deberían haber hablado desde el principio de dos varones que se autoidentifican como mujeres”.
Sobre el caso en sí, Moya tachó de disparatada la discusión entre los dos hombres.
“Que un hombre crea que por amputarse los genitales es una mujer… es una muestra de la disociación que fomenta esta doctrina”, dijo. “Inculca a la gente la creencia de que es posible cambiar realmente de sexo, y no es así”.
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