EXCLUSIVA: Las mujeres abandonan un torneo de jiu-jitsu brasileño al verse obligadas a luchar contra hombres

Mujeres luchadoras de arte marciales han revelado que hombres que se dicen trans se han apoderado por completo de las categorías femeninas de una importante asociación de grappling, haciéndolas temer por su seguridad en muchos casos. Uno de esos hombres, Corissa Griffith, se hizo con las cuatro medallas de oro en la categoría femenina durante un torneo en Georgia el 21 de octubre.

La Asociación Norteamericana de Grappling (NAGA) es la mayor asociación de grappling de sumisión del mundo y facilita normas y torneos en varias artes marciales, incluido el Jiu-Jitsu brasileño. Pero aunque NAGA ha establecido categorías de competición para hombres y mujeres desde su creación en 1995, recientemente se ha convertido en objeto de controversia después de que se descubriera que varias atletas femeninas habían tenido que luchar contra hombres que se dicen trans.

El asunto recibió una gran atención en septiembre, cuando se descubrió que una atleta brasileña de jiu-jitsu no había sido informada de que iba a competir contra un hombre. Taelor Moore publicó en su cuenta de Instagram un vídeo de la pelea contra James “Alice” McPike, en el que señalaba que había una diferencia de peso de 65 libras (casi 30 kg) entre ellos.


Después de que el clip se hiciera viral, NAGA se vio obligada a emitir un comunicado aclarando su política sobre la inclusión de hombres que se dicen trans en la categoría femenina.

“NAGA no obliga a las mujeres biológicas a competir contra las mujeres transgénero. Al contrario, les damos la opción a las mujeres biológicas y, si la rechazan, compiten en una división sólo con otras mujeres biológicas”.

NAGA también proporcionó un enlace a su política oficial, que dice: “A las que eligieron no competir con la mujer transgénero, les preguntaremos si tienen interés en participar en una división separada que incluya a la mujer transgénero. Esta división adicional se ofrecerá sin costo alguno para esas competidoras. Sin embargo, si rechazan esta oportunidad, la mujer transgénero deberá competir con los hombres en su respectiva categoría de peso y nivel”.

Pero a pesar de afirmar que se había establecido una política que requería que se informara a las atletas femeninas, muchas están empezando a salir para revelar que NAGA ha seguido emparejando a mujeres contra hombres que se dicen trans sin su conocimiento y privándolas de la oportunidad de optar por no participar en muchos casos.

En declaraciones a Reduxx, las luchadoras de artes marciales profesionales Jayden Alexander y Ansleigh Wilk dijeron que se les obligó a luchar contra un hombre sin previo aviso de NAGA hasta que llegaron a la lona.

“Sinceramente, nunca pensé que esto fuera a pasar de verdad en un deporte de contacto, y menos en MI deporte de contacto”, dijo Alexander, que es cinturón azul de Jiu-Jitsu brasileño. “Cuando lo vi, me quedé tan sorprendida que no supe cómo responder”.

Tanto Alexander como Wilk lucharon contra Cordelia Gregory de la Academia Temporal de Jiu-Jitsu Brasileño, que es uno de los muchos hombres que se dicen trans que participan actualmente en los torneos femeninos de NAGA. Ambas mujeres describen que no se les informó en los torneos de julio que iban a competir contra un hombre hasta que fue demasiado tarde.

“No me lo habían notificado. Me enteré por mis compañeras de equipo. No dejaban de preguntarme ‘¿vas a pelear contra un hombre?’ y, sinceramente, yo estaba demasiado concentrada en entrenar al resto del equipo como para prestar atención a mi oponente”, dijo Wilk.

“Me di cuenta muy rápidamente de que no podía ganarle por la fuerza como a la mayoría de las chicas”, agregó Wilk, que es cinturón marrón de Jiu-Jitsu brasileño y entrenadora. “Bueno, obviamente, ¡porque no era una chica! Luego, no mucho después, tuve que participar en una segunda pelea en la que Cordelia se cogió una rabieta diciendo que ‘no había hecho tapeo’ (rendirse dando dos golpecitos seguidos sobre el cuerpo del rival). Sinceramente, tenía miedo de que [él] me diera un puñetazo cuando extendí la mano para estrechar la suya”.

Ansleigh Wilk [de negro] y Cordelia Gregory [de lila] durante la pelea de julio. “Tenía miedo real de que me diera un puñetazo”. Crédito de la foto: Facilitada a Reduxx.info

Ambas mujeres también señalan que la experiencia de pelear contra Gregory fue claramente diferente a la de pelear contra una mujer.

“El hecho es que tenía la fuerza de un hombre. Entreno con hombres y mujeres y la diferencia es enorme”, explica Alexander. “Después de mi combate con Cordelia, me senté junto a la lona y me eché a llorar mientras mis compañeras de equipo me masajeaban los calambres de los antebrazos”.

Pero a pesar de las afirmaciones de NAGA de que su política era informar a las atletas femeninas si su competidor era un hombre, los organismos de control han observado que no parece que se esté aplicando, ni siquiera desde su anuncio en septiembre.

“Una norma sólo es efectiva si una federación la cumple y, lo que es más importante, la hace cumplir”, dice Marshi Smith, cofundadora del Consejo Independiente del Deporte Femenino (ICONS). Señaló que el 21 de octubre, una luchadora se vio obligada por sorpresa a luchar no contra uno, sino contra dos hombres que se dicen trans durante un torneo.

Danielle Lenane, una de las de las mujeres que participaban en la categoría sólo para mujeres, fue obligada a luchar contra Cordelia Gregory y Corissa Griffith, este último representando a Odyssey Jiu-Jitsu. Tras el combate, Lenane pidió que se borrara de su historial todo indicio de que había peleado contra los dos hombres.

Smith dijo que durante el torneo del 21 de octubre, había más hombres que mujeres en algunas de las divisiones femeninas.

En el combate No-Gi femenino para la categoría de peso de 160-169 libras (72-77 kilos), sólo Griffith y Gregory participaron y consiguieron medallas. En su Instagram, Griffith bromeó sobre el combate, publicando una escena de una serie de pornografía japonesa “softcore” y sugiriendo que las dos mujeres representadas eran él y Gregory.

Jayden Alexander dice que ella y otras mujeres iban a competir en el torneo del 21 de octubre, pero se retiraron al ver cuántos hombres participaban.

“No había uno, sino dos hombres que se dicen trans inscritos en un grupo en el que otras mujeres y yo deberíamos haber podido participar, pero no pudimos porque no queríamos pelear contra hombres”, explica Alexander. “Y que un hombre pueda venir y apuntarse en la categoría femenina y desalentarnos de competir es absolutamente desgarrador y, sinceramente, aterrador”.

Ansleigh Wilk corroboró la opinión de Alexander y agregó que la mayoría de las participantes femeninas se sienten incapaces de protestar abiertamente contra las políticas de autoidentificación de género.

“La mayoría de las mujeres tienen miedo incluso de hablar sobre este asunto. No quieren que las tachen de intolerantes o transfóbicas”, dijo Wilk. “Ahora hay muchas chicas que simplemente no se apuntan porque están permitiendo eso. El deporte femenino dejará de existir si esto sigue así. Se les van a arrebatar a las mujeres las medallas, los cinturones, los récords y el dinero”.

Marshi Smith señala igualmente que las mujeres se han autoexcluido de las competiciones, pero que los intentos de presentar quejas formales sobre ser emparejadas con hombres han caído en saco roto.

“He hablado ya con cuatro mujeres que han luchado contra hombres en el deporte de combate de Jiu Jitsu. Están muy disgustadas. Se están autoexcluyendo. Están enviando correos electrónicos a la dirección de la federación, pero están siendo ignoradas. Estas organizaciones y equipos que están fomentando esta peligrosa muestra de violencia contra las mujeres deben ser avergonzados públicamente para que hagan lo que es correcto para las mujeres o que se ganen la indignación que conlleva la cobardía”.

Un agradecimiento especial al Consejo Independiente del Deporte Femenino (ICONS) por su ayuda.


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Anna Slatz

Anna is the Co-Founder and Editor-in-Chief at Reduxx, with a journalistic focus on covering crime, child predators, and women's rights. She lives in Canada, enjoys Opera, and kvetches in her spare time.

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