Un hombre que se dice trans y que se hace llamar Julie-Anne Curtiss ha demandado a la Unión de Rugby de Inglaterra (RFU) por su decisión de prohibir a los hombres jugar en la categoría femenina. Curtiss alega que la política de la RFU vulnera la Ley de Igualdad de 2010 y sus derechos humanos.
La semana pasada, la directora ejecutiva de Stonewall UK, Nancy Kelley, promovió públicamente un crowdfunder para la batalla legal de Curtiss contra la RFU y dijo: “Si puedes, apoya [a Curtiss] en su lucha por un rugby inclusivo #MakeSportEveryonesGame”.
En la descripción de su recaudación de fondos, Curtiss contó que comenzó su “transición” en 2016 y que es percibido “como mujer” por sus “amigas, colegas, seres queridos y, lo más relevante, por [sus] compañeras de equipo de rugby femenino”.
Curtiss escribe: “Las mujeres trans vienen en todas formas, tamaños y niveles de habilidad, al igual que las mujeres cisgénero”, en un aparente esfuerzo por comparar a las mujeres de cuerpo más grande con los hombres. Continúa: “La nueva política de la RFU carece de matices y ha decidido excluir a todas las mujeres trans. Es difícil ver cómo este enfoque generalista puede ser ‘necesario'”.
Curtiss califica la política de la RFU de excluir a los hombres del deporte femenino de “injusticia” y pide ayuda a los lectores para sufragar los gastos legales y las “pruebas periciales”.
En el momento de escribir este artículo, se habían recaudado 6,550 euros (aproximadamente 7,000 $) de un objetivo de 20,000 euros (aproximadamente 21,500 $).
Curtiss lleva varios años publicando un blog personal, donde escribe que ha tenido el fetiche del travestismo desde que era niño, y que este fetiche era algo que afectó su capacidad para conservar tanto trabajos, como matrimonios.
En un post, dice que su deseo de convertirse en una niña podría explicarse en parte por el hecho de que “el lado de las niñas de [su] escuela me parecía más ‘pacífico’ y ciertamente menos abiertamente agresivo”.
Agregó que a los ocho años se vestía con la ropa de sus hermanas y “me encantaba su suavidad y me hacía sentir algo profundamente emocional por dentro”.
En otro post, Curtiss dice: “Nunca quise tener sexo homosexual, pero deseaba fuertemente tener relaciones sexuales con un hombre, como mujer”.
Curtiss admitió que en su juventud, su compulsión por el travestismo era tan fuerte que robaba la ropa de su madrastra. Su madrastra “trataba de lidiar con eso cerrando con llave su vestidor, cosa que [él] solucionó robando y copiando la llave”.
Curtiss dijo: “A pesar de la aparente normalidad de mi vida… Nunca pude superar o deshacerme de este anhelo de ser una niña. Sentía envidia de cómo se vestían las niñas. Me encantaba la idea de poder usar maquillaje, minifaldas y de llevar el pelo largo. Me volvía loco… No quería ser un hombre vestido de niña … Quería SER una niña”.
Continúa compartiendo que de adulto, cuando vivía solo, le gustaba vestirse como quería en casa, “… pero por mucho que lo intentara, siempre me consumía el hecho de que era un hombre travestido, no una mujer”.
Menciona su exposición a la pornografía: “Desgraciadamente, lo único a lo que estaba expuesto era al extraño mundo de los transexuales a través de revistas porno, y tampoco me identificaba con eso. Me parecía que aunque pudiera reasignar mi género, siempre estaría en la periferia de la sociedad, sin poder llevar una vida normal y sin ser considerado una mujer de verdad”.
En mayo de 2016, Curtiss comenzó la exhibición pública de su “feminidad”, escribiendo en su blog que “no parecía especialmente convincente, pero “… por fin me sentí completo por dentro. Desde entonces, en lugar de echarme del trabajo, ¡me han renovado el contrato 6 veces!”
En agosto de 2022, Curtiss comparó el hecho de que a los hombres transidentificados no se les permitiera jugar en el deporte femenino con la Sudáfrica racista, escribiendo: “Muchos se han sorprendido de que conectase este problema con el apartheid de Sudáfrica. Aquí os va una pequeña lección de historia. El régimen del apartheid basaba su ideología en el “hecho”, según ellos, de que las personas de color (POC) eran infrahumanas y, por lo tanto, debían ser tratadas de manera diferente”.
Cutiss borró discretamente el hilo tras recibir una fuerte reacción negativa.
A principios de este año, Curtiss fue entrevistado por ESPN UK, donde anunció su desafío legal a la prohibición de la RFU de incluir jugadores masculinos en la categoría femenina.
En un video, que desde entonces ha sido ampliamente compartido, se ve a Curtiss, que parece un gigante comparado con las atletas femeninas mucho más jóvenes. Afirmó que los críticos que se oponen a los jugadores masculinos en deportes para mujeres y niñas “deben ser arrastrados, pateando y gritando si es necesario”, hasta que se acepten las políticas que favorecen la identidad de género por encima del sexo biológico.
Fue en julio de 2022 cuando la RFU compartió su decisión de revisar su “política de participación de género” y excluir a cualquier persona “registrada como varón al nacer” de participar en el rugby de contacto femenino.
La organización contó que su extenso proceso de revisión y consulta de la política concluyó, con una investigación revisada por pares, que las diferencias físicas entre hombres y mujeres son demasiado marcadas para ignorarlas.
Las “ventajas masculinas en fuerza, resistencia y físico provocadas por la testosterona y la pubertad masculina son significativas y se mantienen incluso después de la supresión de testosterona”, lo que significaba que la RFU no podía justificar que se permitiera a los hombres competir contra las mujeres en condiciones de seguridad y equidad.
Anticipándose a la controversia, su decisión fue acompañada de amplias declaraciones sobre la minuciosidad de la “investigación” que se llevó a cabo para la revisión final de la política de género.
“La RFU reconoce que se trata de una decisión compleja y difícil, y que el cambio de política no se tomó a la ligera ni sin una investigación y una consulta exhaustivas y completas”.
Jeff Blackett, presidente de la RFU, incluso publicó una declaración personal con la decisión: “Me gustaría agradecer a todos la pasión, el tiempo y el esfuerzo que han dedicado a consultarnos e informar sobre esta revisión de la política. La inclusión está en el corazón de los valores del rugby y continuaremos trabajando con todos para seguir escuchando, aprendiendo y buscando formas de demostrar que hay un lugar para todos en nuestro juego. Sabemos que muchos se sentirán decepcionados por esta decisión, pero se ha basado en toda la evidencia científica disponible. Nuestro deporte se puede fortalecer gracias a todos los que participan en él, ya sea entrenando, arbitrando, administrando, apoyando o practicando formas del juego sin contacto”.
Curtiss ha contado que sus abogados enviaron una carta de protocolo de acción previa a la RFU “pidiéndole que explique por qué cree que su nueva política es legal”, y confirmó que la RFU respondió y “parece decidida a defender su política”. Curtiss no hizo pública la carta de respuesta de la RFU por motivos de confidencialidad.
Si bien Curtiss admite que su batalla legal contra la RFU “tiene que centrarse específicamente en cómo la política le ha impactado [a él] personalmente”, espera que esto “influya en el enfoque de la RFU de manera más general” para “todas las mujeres y niñas trans que quiera jugar al rugby de contacto [con mujeres]”.
A principios de este año, la Federación Mundial de Atletismo, el organismo internacional que rige el deporte del atletismo, siguió la decisión de la RFU de prohibir a los hombres competir contra mujeres. Las pautas anteriores de la Federación Mundial de Atletismo permitían a los hombres competir en la división femenina si habían suprimido sus niveles de testosterona por debajo de un determinado umbral, un estándar que los críticos señalaban que era hasta cinco veces superior a la cantidad promedio de la hormona que se encuentra en las mujeres.
Desde entonces, la Federación Mundial de Atletismo ha anunciado que los competidores varones que hayan pasado por la pubertad masculina no podrán competir en las categorías femeninas de las competiciones internacionales.
La FINA, el organismo rector de la natación internacional, también votó a favor de prohibir que los hombres que se dicen trans participen en las competiciones femeninas de élite si habían pasado por la pubertad masculina.
A principios de este año, la Unión Escocesa de Rugby también prohibió a los hombres que se dicen trans competir en el rugby de contacto femenino, alegando la seguridad de las jugadoras.
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