Un directivo japonés del sector de la asistencia ha sido acusado por varias empleadas de exhibicionismo y se enfrenta a múltiples acusaciones de agresión sexual. Kazumi Watanabe, de 55 años, es un hombre que se identifica como “mujer transgénero”.
El 7 de febrero, la policía de Osaka acusó formalmente a Watanabe de exhibicionismo. La acusación se produjo después de que varias empleadas lo denunciaran por agresión sexual.
Watanabe es el propietario y director de Aoi Sodanshitsu, una empresa pública que ofrece servicios a personas discapacitadas o desfavorecidas y sus familias. La compañía tenía un acuerdo con el gobierno municipal de Takaishi, Prefectura de Osaka, que remitía a las personas con vulnerabilidades a Aoi Sodanshitsu para que les ofrecieran asistencia cuando fuera necesario. Watanabe y su personal proporcionaban consultas de apoyo y los derivaban a los servicios de bienestar pertinentes.
Aoi Sodanshitsu es una filial de Akari, una empresa privada que también es propiedad de Watanabe.
La policía determinó que Watanabe había engañado a sus víctimas, que eran empleadas de su empresa, mintiéndoles sobre su “identidad de género” y que también se había aprovechado de su posición como empleador de ellas. Watanabe está acusado de agresión sexual forzada entre otros delitos, pero en el momento de redactar este artículo sólo se le han imputado cargos de exhibicionismo.
Los cargos relacionados con las presuntas agresiones sexuales han quedado en suspenso, mientras se están investigando los cargos por exhibicionismo, según el periódico nacional, The Mainichi.
Las dos mujeres declararon haber sido objeto de los abusos de Watanabe cuando trabajaban en su empresa privada, Akari, en la primavera de 2021.
Según The Mainichi, se sospecha que el hombre de 55 años “realizó repetidas agresiones sexuales mientras abusaba de su poder como jefe de las víctimas para que no pudieran rechazarlo”.
Ambas víctimas afirman haberse sentido engañadas por Watanabe, que utilizaba su “identidad de género” como forma de acercarse a ellas.
Watanabe decía a menudo a su entorno que su “cuerpo era de hombre”, pero su “corazón era de mujer”. Se vestía con ropa de mujer, se hacía la manicura y afirmaba tener “disforia de género”, un diagnóstico que no se sabe si es oficial.
Una de las víctimas, una mujer de unos 50 años, habló con los medios locales y dijo que se sentía “engañada” por su antiguo empleador.
“Me engañó … y usó mis debilidades contra mí. Jugó sucio y es imperdonable”.
La víctima llevaba trabajando en la compañía solo unos meses cuando ocurrió el incidente. Parte de sus tareas laborales incluían apoyar a los clientes discapacitados o desfavorecidos y sus familias escuchando sus preocupaciones y participando en consultas. Ella dijo que disfrutaba de su trabajo, que estaba bajo la supervisión directa de Watanabe.
La víctima explica que en mayo de 2021, Watanabe se le acercó cuando estaban solos en el trabajo. Le ofreció un masaje contra el estrés para aliviar su postura. Aunque la víctima parece haberse mostrado reacia a dejar que Watanabe le tocara su cuerpo al principio, el hombre rápidamente afirmó: “Tengo un trastorno de identidad de género. No me interesan los cuerpos femeninos”.
La mujer acabó accediendo porque tenía miedo de faltarle el respeto a su jefe y perder el trabajo. Con la guardia baja debido a las afirmaciones de Watanabe sobre su identidad, la víctima permitió que le diera un masaje. Dice que comenzó por los hombros, pero gradualmente fue a más hasta que Watanabe le tocó la mitad inferior del cuerpo. Y entonces la agredió.
Tras los abusos, Watanabe amenazó a la empleada con despojarla de su certificación si dimitía. Ella denunció el caso a la policía tras la amenaza.
Otra víctima, una trabajadora a tiempo parcial de unos 30 años, fue engañada para ir a un hotel de Osaka con el pretexto de que Watanabe, quien afirmaba ser un esteticista cualificado, le iba a dar un masaje para aliviar sus dolores físicos. La mujer denunció a la policía haber sido agredida sexualmente en el hotel en abril de 2021.
Además de las dos primeras víctimas, la policía ahora investiga las denuncias de otras mujeres, incluidas algunas que fueron clientas de las empresas privadas y públicas de Watanabe.
Al parecer, Watanabe ha negado ambas acusaciones de sus dos empleadas.
Desde que se conoció la noticia de las acusaciones contra Watanabe, algunos transactivistas en las redes sociales han expresado su preocupación por la cobertura mediática, y uno de ellos incluso afirma que la cobertura del incidente será “utilizada para el odio trans”.
El usuario de Twitter @SaikiMako se quejó de que el artículo de The Mainichi había mencionado la identidad de género autodeclarada de Watanabe, y pidió al medio que eliminara el contenido.
Pero la mayoría de los internautas japoneses que comentan la noticia en las redes sociales señalan las repercusiones de la ideología de género en las mujeres y en la sociedad en general.
Una tuitera japonesa intentó compartir la noticia con el público anglosajón, informando a los que no hablan japonés que la policía y los medios de comunicación japoneses aún no han proferido “una palabra de preocupación por las mujeres víctimas. En una ciudad con una población de solo 56,000 habitantes, solo hubo un agresor, y múltiples víctimas”.
La usuaria añadió: “Las autoridades que nos dijeron que creyéramos en el género de nuestros corazones deben rendir cuentas y aceptar la responsabilidad de incidentes como este”
Las clasificaciones internacionales, incluidas las del Foro Económico Mundial, sitúan sistemáticamente a Japón como uno de los países más desiguales del mundo desarrollado en cuanto a la representación política y oportunidades económicas para las mujeres.
El acoso sexual, el upskirting (grabar a las mujeres por debajo de la falda) y los manoseos en público son tan frecuentes en el país que se pueden ver anuncios en el transporte público advirtiendo a los pasajeros que estén alerta ante delitos de motivación sexual, y la mayoría de las principales compañías de ferrocarriles ofrecen algún tipo de espacios o vagones de tren especialmente designados solo para mujeres. Además, la pornografía voyeurista ha ido aumentando en popularidad en los últimos años, llevando a hombres a instalar cámaras en los espacios donde las mujeres se encuentran en algún grado de desnudez para filmarlas sin que se den cuenta.
El mes pasado, Ko Onishi, del Partido Comunista de Japón, fue arrestado tras entrar a la fuerza en un edificio y cometer un acto de voyeurismo. Según la policía, Onishi pasó el móvil por debajo de la puerta de un baño de mujeres y grabó un video de una mujer no identificada que estaba desnuda.
Algunas mujeres japonesas se ven empujadas a ignorar su escepticismo hacia la ideología de género y a aceptar que los hombres que se identifican como transgénero son de hecho “mujeres”.
Como ya informó Reduxx (artículo en español), la Universidad de Mujeres de Japón (JWU), junto con varias otras universidades de mujeres, ha comenzado a aceptar en sus clases a hombres que se autodeclaran transgénero.
La JWU anunció que adoptaría una política de autoidentificación que se empezaría a aplicar a principios de 2024, a pesar de que la mitad de las alumnas actualmente matriculadas expresaron oposición o sus dudas.
En respuesta a las preocupaciones de las estudiantes sobre esta política, la JWU publicó una “Declaración sobre la diversidad” en la que se explicaba lo que los administradores iban a hacer para convencer a las alumnas de que cambiaran sus puntos de vista sobre la ideología de género. A las jóvenes que se mostraran escépticas sobre el tema se les puede pedir que hablen con “consejeros especialistas en género”, quienes tratarán de convencerlas de que algunos hombres son en realidad mujeres.
La ideología de género también parece chocar con la tradición secular japonesa de bañarse en público y está creando confusión legal. Aunque se supone que las zonas están segregadas por sexos, la introducción de la revisión de documentos legales significa que los hombres que cambian su marcador de género a “mujer” técnicamente pueden acceder a las instalaciones.
En enero, Reduxx informó sobre Nao Wasada (artículo en español), un hombre que se dice trans que también usa el nombre de Suzanne Misaki. Wasada subió un video a su canal de YouTube el 5 de diciembre titulado “Lo que sucedió cuando un ex hombre se desnudó y entró en la casa de baños para mujeres”. En el vlog, Wasada describía su experiencia al entrar en la sección de mujeres de la casa de baños en términos muy sexualizados.
Wasada también declaró en las redes sociales que la visita documentada en el vlog no era la primera vez que entraba en un baño público para mujeres. Wasada comparó con excitación los pechos de las mujeres con un buffet, describiendo la escena como “todas las tetas que puedas comer mientras te late el corazón con fuerza”.
Muchos usuarios en línea respondieron negativamente a su vlog diciendo que supone una amenaza para las mujeres en las instalaciones a las que entra.
El gobierno japonés requiere actualmente una “cirugía de reasignación de sexo” para que las personas puedan alterar los marcadores de sexo en los documentos oficiales, aunque los activistas están presionando para que se introduzcan reformas que permitan la autoidentificación sobre la base de una identidad de género subjetiva sin transición médica.
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