Una hermandad de mujeres de la Universidad de Wyoming se verá obligada a admitir a un hombre que se dice trans de 1.88 m (6’2) después de que el Tribunal Federal de Distrito rechazara una demanda presentada por seis de las miembros. Las mujeres de Kappa Kappa Gamma (KKG) demandaron a la dirección nacional de su hermandad tras expresar su incomodidad con la presencia de Artemis Langford.
A pesar de escuchar el testimonio de las mujeres, algunas de las cuales declararon que Langford las había “observado” desnudarse mientras tenía una erección, el juez Alan Johnson desestimó el caso de Westenbroek v. Kappa Kappa Gamma Fraternity el 25 de agosto. Johnson declaró que redefinir la palabra “mujer” para incluir a los hombres era “un derecho fundamental de Kappa Kappa Gamma como organización privada y voluntaria, que este Tribunal no puede invadir”.
En su decisión, Johnson escribió: “El capítulo de la Universidad de Wyoming votó por admitir, y, más ampliamente, una hermandad de cientos de miles admitió a Langford. Con su investigación comenzando y terminando ahí, el Tribunal no definirá hoy “mujer”. El delegado de una organización privada y voluntaria interpretó la palabra “mujer”, que por lo demás no está definida en los estatutos de la organización sin ánimo de lucro, de manera amplia; este juez no puede invadir la libertad de asociación expresiva de Kappa Kappa Gamma e inyectar la definición delimitada que piden las demandantes”.
Si bien los estatutos de KKG establecen que “un nuevo miembro debe ser una mujer”, el juez Johnson encontró que ningún estatuto definía “mujer”. Johnson también citó una Guía de 2018 para apoyar a nuestros miembros LGBTQIA + que dice: “Kappa Kappa Gamma es una organización de un solo género compuesta por mujeres e individuos que se identifican como mujeres cuyos estatutos no discriminan en la selección de miembros, excepto al requerir ser buena estudiante y tener un carácter ético”.
Langford fue admitido en KKG el pasado septiembre tras los resultados de una votación, posibilitada por el lenguaje presentado en la guía de “inclusividad” de la hermandad. Sin embargo, no todas las mujeres se mostraron satisfechas con la decisión, y algunas alegaron que se habían sentido presionadas para aceptarlo en contra de su voluntad.
El año pasado, una miembro de la hermandad de mujeres declaró que se les había prometido el anonimato en el proceso de votación, pero luego se les exigió que se identificaran en el formulario de votación en línea. Esto hizo que las mujeres se sintieran “intimidadas” a la hora de expresar sus preocupaciones sobre la entrada de un hombre en la hermandad.
En una reunión celebrada para debatir la posible candidatura de Langford, las líderes de la sección de KGG, incluidas la presidenta y la directora de afiliación, supuestamente desestimaron las preocupaciones de las mujeres que expresaron su malestar.
“Independientemente de cuáles sean tus puntos de vista políticos, nuestros valores Kappa son la aceptación y la amabilidad, así que si no estás de acuerdo con eso, no estás en consonancia con los valores Kappa”, dijo una de las miembros.
Otra miembro supuestamente dijo: “Si votas no, es mejor que sea por problemas con ese nuevo miembro o de lo contrario es homofóbico”. La fuente declaró a National Review que los comentarios de las líderes de KKG restaban importancia a las preocupaciones que tenían las mujeres sobre compartir residencia con Langford: “Si tus únicas preocupaciones son que [ella] viva en la casa, está pensando demasiado más allá”, supuestamente se dijo, y, “Si tienes algo que decir sobre esto que no sea amable o respetuoso, guárdatelo”.
Como miembro de Kappa Kappa Gamma, Langford, que mide casi 1.90 m (6’2) y pesa aproximadamente 118 kgs (260 libras), tiene acceso a la casa de hermandad KKG, que tiene capacidad para 50 mujeres.
Aunque Langford residía en otro lugar en el momento de la primera denuncia, las mujeres alegaron que con frecuencia se sentaba en la zona común del segundo piso y se le había descubierto observando a las mujeres en múltiples ocasiones.
Según las actas judiciales, Langford espiaba de forma voyerista a las mujeres (artículo e español) cuando se encontraban en situaciones íntimas y, en al menos una ocasión, tenía una erección visible mientras lo hacía.
“Una miembro de la hermandad iba por el pasillo para ducharse, envuelta en una toalla … Sintió una presencia incómoda, se volvió y vio a Langford mirándola en silencio”, dice el documento judicial.
“[Langford] tenía, mientras observaba a las miembros entrar en la casa de la hermandad, una erección visible a través de sus leggings”, dice la demanda. “Otras veces, se ponía una almohada en el regazo”.
Como demuestra su perfil de Tinder, Langford está “sexualmente interesado en mujeres”. Se afirmó además en la demanda que Langford tomó fotografías de las chicas cuando estaba en una fiesta de pijamas de una hermandad, donde también se dice que hizo comentarios inapropiados.
“[Él] preguntó repetidamente a las mujeres sobre el aspecto de las vaginas, el tamaño de sujetador, si estaban considerando reducciones de senos y métodos anticonceptivos”, decía la demanda.
En otra ocasión, Langford “se suponía que” debía abandonar una fiesta de pijamas de la hermandad a las 10 de la noche, pero no lo hizo, diciendo que tenía la intención de irse cuando las mujeres se quedaran dormidas. Después de cantar para sí mismo, aproximadamente a las 11 p.m., Langford finalmente salió de la residencia a medianoche, para regresar a la mañana siguiente.
En aquel momento, se afirmaba que Langford permaneció en silencio en un rincón de la habitación mientras observaba cómo otras aspirantes se cambiaban la ropa de dormir.
También se dijo que en diciembre de 2022 se sentó en la parte de atrás de una clase de yoga de una hermandad durante una hora “y observó cómo las jóvenes reunidas flexionaban el cuerpo”. Langford ha negado estas acusaciones.
Siete mujeres presentaron inicialmente la demanda contra la dirección de KKG en marzo, aunque una de ellas se retiró del litigio después de que se les dijera que no se podía proteger su identidad.
En mayo, un juez prohibió en dos ocasiones a las mujeres presentar una demanda de forma anónima, al tiempo que estipulaba que la identidad de Langford debía permanecer oculta. Al principio, se hacía referencia a Langford en las actas judiciales con el seudónimo “Terry Smith” y con pronombres masculinos. Seis de las mujeres volvieron a presentar la demanda bajo sus propios nombres, y solicitaron que el tribunal anulara la afiliación de Langford a KKG.
La abogada Cassie Craven, que representa a las mujeres, argumentó que el “acceso y la presencia de Langford en la casa de la hermandad viola el contrato de alojamiento” que las mujeres habían acordado firmar.
“Es realmente incómodo. Algunas de las chicas han sido agredidas o acosadas sexualmente. Algunas chicas viven con miedo constante en nuestra casa”, dijo una de las miembros de la hermandad a Megyn Kelly durante una entrevista en su podcast en mayo.
A pesar de ello, el juez Johnson discrepó, afirmando que la situación de alojamiento de las mujeres y sus contratos no eran objeto del litigio.
“Las demandantes alegan que KKG violó sus contratos de alojamiento al permitir que mujeres transgénero vivieran en la sede de la hermandad en violación de los documentos rectores de KKG. Una vez más, sin embargo, las demandantes no citan al Tribunal ningún incumplimiento explícito dentro de los contratos de alojamiento”, afirma el fallo.
Los abogados que representan a Kappa Kappa Gamma habían descrito previamente la demanda como un intento de “una minoría ruidosa” de imponer sus creencias personales a costa de Langford y la hermandad.
En junio, la hermandad presentó una moción para desestimar la demanda, calificándola de un intento “frívolo” de expulsar a Langford para “sus propios fines políticos”. Según la moción, las mujeres demandantes están arrojando “lodo deshumanizante” para “intimidar a la Sra. Langford en el escenario nacional”.
“Quizás los mayores agravios en este caso no son los que las demandantes y sus partidarios imaginan que han sufrido, sino los que han infligido con su conducta desde la presentación de la demanda”, escribieron. “Independientemente de las opiniones personales sobre los derechos de las personas transgénero, la crueldad que las demandantes y sus partidarios han mostrado hacia Langford y a las personas de Kappa que apoyan a Langford es inquietante”.
La semana pasada, el medio local Wyofile publicó un perfil favorable a Langford e intentó presentar las objeciones de las mujeres a su presencia en la casa de hermandad como homófobas, afirmando que su declarado interés sexual por mujeres lo calificaba de “gay”.
El artículo también revelaba que Langford se había unido a la organización Alianza de Géneros y Sexualidades de su instituto cuando era estudiante de primero en Lander Valley High School. Cuando aún era estudiante, Langford comenzó a declarar una condición transgénero, una cuestión que dividió a sus padres y, según se dio a entender, contribuyó a su decisión de divorciarse.
“La demanda contra Artemis es horrible, falsa y causa daño a Artemis y otras personas trans”, dijo la abogada de Langford, Rachel Berkness, a Wyofile.
“La realidad es que esta demanda se está utilizando como clickbait para que los abogados de las demandantes puedan recaudar dinero a expensas de un estudiante amable y maravilloso de nuestra comunidad”, dijo la abogada de Langford a Wyofile. “Espero que la gente mire hacia atrás a este caso de la misma manera que mira hacia atrás a otros ataques contra miembros de grupos minoritarios en nuestra historia, como vergonzoso y como algo que no somos”.
Como ya reveló Reduxx (artículo en español), el nombre real de Artemis Langford es Dallin, y comenzó a identificarse como transgénero mientras participaba en simulacros de micronaciones en el instituto.
Según una entrada de la wiki de micronaciones, “El 11 de junio de 2017, Dallin Langford anunció a la comunidad de micronaciones que era transgénero y se le dio un cambio de nombre a Artemis Langford como reflejo de esta revelación. El Reinado se convirtió en Reinada y el Rey en Reina”.
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