Mujer es desalojada de refugio para víctimas de maltrato luego de criticar políticas pro trans

Una mujer canadiense denunció que fue forzosamente expulsada de un refugio tras informarle a la gerencia de dos hechos perturbadores ocurridos dentro de la residencia ligados a la ideología de género .

Advertisement

Hablando exclusivamente para Reduxx, Jane* dijo que nunca había pensado mucho en la temática de identidad de género antes de mudarse a Peggy’s Place, un refugio para mujeres localizado en un vecindario suburbano de Vancouver, Columbia Británica, que atiende a mujeres que padecen de enfermedades mentales y también han sido víctimas de violencia doméstica.

“Antes de llegar, nunca había pensado ni me había preocupado mucho por la identidad de género”, agregó, reflexionando sobre el período previo a su colocación en el refugio. Después de huir de una situación de violencia doméstica y experimentar dificultades para contar con atención médica inmediata, Jane relata que inicialmente se sintió aliviada cuando su trabajador social le informó que le había conseguido una habitación en el refugio durante mayo del 2019.

Advertisement

“Era una puerta que podía cerrar con llave. Era una habitación privada para mí. Tenía lo que necesitaba a mi alcance.” Jane describe como le preguntaron al momento de admisión si se sentía cómoda estando rodeada de personas identificadas como trans. Ella explicó que había trabajado y socializado con personas identificadas como trans sin problemas en el pasado y que no tenía problemas con ellos, así que dijo que sí.

“Supuse que habría una posibilidad muy pequeña de que uno de ellos estuviese residenciado allí , pero pensé que habría algún tipo de proceso de selección y no existiría ninguna violación a nuestra privacidad”.

Pero poco tiempo después de mudarse, Jane descubrió que un hombre identificado como trans estaba viviendo en la residencia, y rápidamente se dio cuenta que sus suposiciones estaban erradas.

Jane dijo que al principio, solo trató de evitar a Max*, a quien describió como claramente masculino con más de 6 pies de estatura. Pero apenas unas semanas después de establecerse, Jane recuerda haberlo visto en el pasillo fuera de su habitación, completamente desnudo excepto por un sostén que sostenía contra su pecho mientras modelaba frente a un espejo de cuerpo entero cerca de la puerta del cuarto de Jane. Conservaba sus genitales masculinos y no hacia ningún intento por taparlos.

“DENTRO DE MI MENTE, ME CONGELÉ. SENTÍA MUCHO MIEDO”.

“Me congelé y nunca hice contacto visual directo. Una parte de mí murió. Entré a mi habitación y cerré la puerta con llave”, dijo Jane, “me recordaba a mí misma que tenía una puerta con seguro. Dentro mi mente, me congelé. Sentía mucho miedo”.

Advertisement

Jane afirma que había considerado brevemente regresar a la casa de la que había escapado, pero fue el hecho de que contaba con una puerta con cerradura y una habitación para ella sola lo que le hizo sentir que podía sobrellevar su estadía en el refugio.

Jane intentó quejarse con el personal sobre lo acontecido fuera de su cuarto, pero vio como se le dio poca importancia a su denuncia y sus inquietudes fueron desestimadas.

“Simplemente respondieron ‘algunas personas no respetan los límites’. No se hizo nada. No les importaba que tuviera un trauma sexual”, recuerda, señalando que el intercambio le enseñó que necesitaba guardar silencio.

Poco tiempo después, Max estuvo involucrado en un nuevo incidente con otra residente del refugio.

Jane describe a Lucy* como padeciendo una fuerte discapacidad física y mental además de anorexia hasta el punto de que a menudo no tenía la fuerza para caminar y necesitaba ayuda. Jane continua recordando como Lucy también fue víctima de una diatriba violenta de Max, soportando gritos e insultos por parte del hombre.

“Escuchar a un hombre gritar de esa manera me recordó a mi papá. Si alguien está haciendo un falsete cuando habla, pero luego baja a su octava natural cuando está enojado y gritando, te comunica que hay peligro de una manera realmente instintiva”, explica Jane, señalando que nunca supo lo que había provocado a Max, pero el alboroto había creado inquietud entre el personal y las otras residentes, especialmente porque tenía la costumbre de robar los cuchillos de la cocina y amenazar con atentar contra sí mismo o usarlos contra otras personas.

“Me sentí tan enojada porque este hombre, que era físicamente imponente, le gritaba a alguien que sufría de una discapacidad psicológica y en un estado de debilidad. Lucy realmente no sabía lo que estaba pasando”, dijo Jane, recordando que el incidente había sido tan estremecedor que luego de lo ocurrido, el personal recorrió toda la residencia preguntándoles a las mujeres si se sentían bien.

Jane describe como ella intentó confiarle a un miembro del personal del refugio como el maltrato de Max hacia Lucy le había despertado un trauma infantil relacionado con los abusos de su padre. Pero inmediatamente el miembro de personal contestó que estaban más preocupados de que Jane percibiera a Max como hombre.

“NO PUEDO MENTIR Y DECIR QUE FUE OTRA PERSONA SIN SEXO… NO ERA SOLO EL GRITO, ERA LA VOZ PROFUNDA Y ENOJADA”.

“Ella se veía muy angustiada mientras recibía los gritos. No puedo mentir y decir que era otra persona sin sexo. Fue ver a mi padre. No fueron solo los gritos, fue la voz profunda y enojada”.

Como resultado del incidente, expulsaron a Max de la casa y Jane agrega que durante algunas semanas en el verano, las condiciones en el refugio mejoraron para todas las residentes.

“Me fue mejor durante el verano cuando no habían hombres en el refugio. Incluso hubo un día en la casa, la única vez en realidad, durante una sesión de terapia grupal en la que solo estábamos nosotras”, recordó Jane, “Una residente que sufría constantemente de ataques psicóticos y no podía comunicarse con claridad fue capaz de abrirse y hablar de su trauma pasado”.

Cerca del final del verano, Jane cuenta que un segundo hombre identificado como trans fue trasladado al refugio, lo que trajo una nueva dinámica y un nuevo conjunto de preocupaciones para Jane.

Advertisement

Sam* había sido dado de alta para Peggy’s Place desde una casa de descanso para hombres, y solo estuvo con las mujeres por un corto periodo antes de ser trasladado para una vaginoplastia completa, después de la cual fue devuelto. Jane recuerda como se sintió “horrorizada” al presenciar que una persona mentalmente inestable se ‘afirmaba’ a través de cirugías de modificación corporal.

“Esta persona no podía pensar críticamente. No creo que estuviera en capacidad de dar su consentimiento ”, dijo Jane, “Una parte de mí esperaba o asumía que alguien, en algún punto de la línea de profesionales médicos hubiese dicho ‘basta, suficiente’, pero nadie lo hizo.”

Jane, que tiene su propio trauma asociado con los abusos dentro del sistema médico, dijo que presenciar el dolor y la inconsciencia que sufría Sam la hizo sentir como si estuviera siendo sometida a una “tortura”, y solo podía recordarlo en medio de sollozos incontrolables.

“Una noche, Sam manifestó estar de acuerdo conmigo en que necesitaba hacer más preguntas antes de someterse a la cirugía. Dijo ‘si lo hubiera sabido, quizás no lo hubiese hecho’. Admitir eso implica estar consciente de que hubo una violación que, en mi opinión, está a la par con las agresiones sexuales más violentas porque se trata literalmente de cortar y lastimar los órganos sexuales”. Jane también señala que Sam le había mostrado una pila de documentos que le habían dado para leer y firmar antes de sus cirugías, pero afirma que Sam solo tenía una educación de 5to grado y era ciego de un ojo.

Jane señala que la atención postoperatoria de Sam se convirtió en el foco central para del refugio, lo que dejó a muchas de las mujeres luchando por acceder a los baños o expuestas a situaciones que no eran capaces de afrontar. Después de su última experiencia, Jane sintió miedo de hablar con el personal sobre el impacto negativo que esto generaba sobre su propia salud mental.

“Sam sufrió de dolor intenso durante muchos meses”, dijo Jane, “Había olor a sangre y podredumbre en el baño. Cosas indicativas de infección y dolor. Cosas que no quiero recordar.

Cuando Sam estaba luchando contra una infección en sus genitales, acudió a Jane en busca de ayuda para investigar tratamientos caseros y vitaminas. Jane afirma que fue un punto de inflexión en su comprensión del problema de la identidad de género, al que solo había prestado atención por un breve instante después de que Max estuvo hospedado en la casa.

“Encontré el sitio web de Trans Care BC, fue horrible. Se veía más como un anuncio comercial que como un recurso de información médica seria. No había nada sobre infecciones o vitaminas. Nada en absoluto.” Jane sintió que la información del sitio web era casi un “conflicto de intereses”, ya que todos los recursos le sugerían a los pacientes que hablaran con sus cirujanos.

“El cirujano se gana la vida llevando a cabo los procedimientos, no asesorando a las personas y averiguando qué es lo mejor para ellos. En mi opinión fue un acto criminal que esto le sucediera a Sam”.

Mientras Jane continuaba investigando sobre cuestiones relacionadas con la identidad de género, rápidamente se sintió abrumada al darse cuenta de que lo que había experimentado en el refugio no era un caso aislado, sino parte de un problema que se expandía rápidamente.

“Todo fue tan surreal. Simplemente surreal. Es un problema tan impactante y horrible. Se supone que debes estar trabajando en ti misma y todo lo que hice fue acurrucarme en forma de una pequeña pelota para dormir todo el día”, recordaba  Jane, “también era una persona a quien le daba mucha importancia a esto. A las otras les resultó mucho más fácil descartarlo”.

En julio del 2020, le informaron a Jane que iban a desalojarla del refugio como consecuencia de su enfoque y rechazo cada vez más expreso hacia la ideología de género tanto dentro como fuera del albergue. Le dijeron que tenía 3 horas para empacar todas sus cosas y encontrar otra vivienda , algo que era extremadamente difícil ya que las restricciones por la pandemia de COVID-19 limitaban drásticamente sus opciones.

Jane le  proporcionó a Reduxx una serie de grabaciones que había hecho mientras intentaba hablar con el personal sobre sus dificultades. En uno, se la escucha hablar con el administrador del albergue mientras la desalojaban.

“Somos una casa trans-friendly. Tendremos más mujeres trans. Así que se ha tomado la decisión de que no es el lugar adecuado para ti”, dijo el gerente, antes de acusar a Jane de ser “deshonesta”sobre su posición sobre los derechos de las personas trans durante su proceso de admisión.

“Soy muy claro con las preguntas para la gente que quiere mudarse: tenías que ser honesta y decir que no te sentías cómoda con personas transgénero, y así no estaríamos haciendo todo esto. No te habrías mudado… Siento que fuimos mal informados”.

Luego, el gerente le dijo a Jane que debería llamar al Vancouver Rape Relief, que ella misma había etiquetado como manteniendo los mismos “temores sobre las personas trans” que manifestaba Jane. Vancouver Rape Relief, el refugio de crisis por violación más antiguo de Canadá, fue despojado del apoyo monetario de la ciudad en el 2019 después de mantener su posición de que tenía el derecho a solo atender a mujeres. Jane le reveló a Reduxx que anteriormente había intentado ser voluntaria en Rape Relief después de que se interesara aun más en la ideología de género y fue testigo de como lucho contra la ciudad. Ella dijo sentirse avergonzada con la idea de ir allá como residente después de haberse ofrecido como voluntaria.

“SOLO HAY DOS COSAS AQUÍ: ERES TRANSFÓBICA Y ESTA ES UNA AGENCIA AMIGA DE LAS PERSONAS TRANS”.

 “El hecho es que eres transfóbica. Somos una agencia no transfóbica y no es apropiado que vivas aquí”, se le escucha decir al gerente: “Te pregunté cuándo te mudaste y mentiste: dijiste que no eras transfóbica”.

Luego se le oye a Jane llorando e insistiendo que sus puntos de vista solo habían cambiado recientemente, a lo que el gerente responde: “Solo pasan dos cosas aquí: eres transfóbica y esta es una agencia amiga de las personas trans”.

Jane fue expulsada del refugio y enviada a una instalación con un tiempo límite de 30 días. Su experiencia rápidamente se convirtió en una lucha por encontrar un nuevo lugar en donde vivir sin tener que volver con su ex novio y agresor sexual.

En noviembre del 2020, después de llegar a un lugar más estable, Jane escribió varias veces a BC Housing para presentar una queja formal contra Peggy’s Place, pero repetidamente se vio relegada a procesos de quejas internas dentro de The Kettle Society, la organización que supervisa el refugio.

A lo largo del 2021 e incluso en el 2022, Jane intentó comunicarse con alguien en BC Housing y le proporcionó a Reduxx varias cadenas de correos electrónicos que había enviado detallando la falta de atención por parte del personal frente a sus preocupaciones, así como los detalles exactos de los incidentes que había vivido en el refugio.

Para mayo del 2022, Jane todavía no había recibido ninguna respuesta de BC Housing y dijo que tuvo que recurrir a “rogar” a que alguien le respondiera y sufrió un colapso emocional luego de intentar contactar a Ali Ayala-Davidson, gerente de operaciones de BC Housing División del Programa de Apoyo y Vivienda de Transición para Mujeres.

“No hay ayuda”, escribió Jane en su último correo electrónico, “Solo di que no valgo nada. Di que las mujeres no valemos nada. Di lo que son. Di que no son nada. Di que solo son tan buenas como para servir de apoyo para los sueños de los hombres. Dilo sin decir nada.

Jane describe sentirse agobiada por sentimientos de culpa y vergüenza relacionados con el no haber contado sus experiencias antes de esta entrevista , pero presenciar el creciente impacto de la ideología de género en las mujeres fue lo que la convenció de que tenía que tomar posición.

“Estaba en un espacio solo para mujeres. Los espacios exclusivos para mujeres en Canadá ahora son unisex. La mayoría de la gente no lo sabe ni lo cree”, explica Jane, expresando cierto grado de incredulidad ante su propia situación. “Las mujeres se merecen algo mejor… ¿Cómo se supone que las mujeres van a curarse de la violencia sexual cuando se ven obligadas a fingir que el sexo no es real? ”

Jane dice que consideró ir a un Tribunal de Derechos Humanos, pero temía no poder mantener la compostura.

“Siento que incluso si envío una queja sobre derechos humanos, me enfadaré tanto que no me tomarán en serio y simplemente me echarán”, dijo Jane, “También el tiempo se agota en mi residencia actual. , y estoy buscando una nueva vivienda… pero lucho contra la agorafobia y me resulta difícil organizarme”.

Actualmente está en el proceso de búsqueda de un abogado que pueda hacerse cargo de su caso por un costo reducido o gratuito, ya que tiene recursos limitados, pero hasta ahora no ha contado con éxito.

Reduxx contactó a The Kettle Society para recibir sus declaraciones, pero no obtuvo respuesta antes de la publicación de este articulo. Se actualizará en caso de recibir un nuevo comunicado.

* Se cambiaron los nombre para proteger la privacidad de las personas involucradas.


Reduxx es una nueva plataforma en pro de los derechos de la mujer y de los menores de edad con noticias y artículos. Somos 100% independientes! Colabora con nuestro proyecto uniéndote a nuestro Patreon.

Anna Slatz
Anna Slatz
Anna is the Co-Founder and Editor-in-Chief at Reduxx, with a journalistic focus on covering crime, child predators, and women's rights. She lives in Türkiye, enjoys Opera, and memes in her spare time.
READ MORE