Un estudiante noruego se aprovechó de las indulgentes leyes de autoidentificación de género de su país para obtener la admisión a la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU). El estudiante dijo que cambiar de género con el propósito de obtener puntos extra de admisión fue “casi tan fácil como cambiar de plan de móvil”.
Según su página web, la NTNU tiene un “plan de desarrollo para la igualdad de género y la diversidad” en el que afirma que “… hay un desequilibrio de género en muchas disciplinas y las mujeres todavía están infrarrepresentadas en puestos académicos de alto nivel”.
Para combatir la sobrerrepresentación de un sexo en varios programas, la Universidad ha adoptado una política singular que otorga a aquellos que se inscriben como “mujeres” puntos extra para su admisión en los casos en que el programa presente un desequilibrio extremo de sexos. La política no se aplica en los programas donde no hay desequilibrio de sexos.
Las autoridades aprobaron la política y el sistema de puntos se introdujo antes de la admisión de este año.
Según Finansavisen, un estudiante varón no identificado se aprovechó de esta política cuando no pudo cumplir con los criterios basados en los méritos. Para obtener puntos de admisión adicionales, el estudiante cambió su marcador de género, lo que le permitió reunir los puntos suficientes para ser admitido en el programa de Economía Industrial y Gestión de Tecnología (Indøk). El programa tenía una bonificación de dos “puntos de género” para los candidatos “de género femenino”.
En declaraciones a Finansavisen, el estudiante dijo que cambiar su marcador de género con el propósito de conseguir la admisión fue “casi tan fácil” como cambiar su plan telefónico.
“El cambio de género tardó unas siete semanas en completarse”, dijo el estudiante, que contó que otros estudiantes varones también habían “cambiado su género legal” para asegurarse una plaza en la Universidad.
A pesar de la revelación, la decana de la Facultad de Económicas de la NTNU, Monica Rolfsen, dijo a Khrono que no tenía ninguna intención de investigar el asunto. Rolfsen afirmó que el cambio de género era legítimo y que la facultad no tiene por qué intervenir.
“No tenemos nada que ver con el tipo de género de los alumnos, ni con el hecho de que un alumno cambie de género, ni por qué. Es un asunto privado”, explicó.
En un principio, la escuela había adoptado la política de otorgar a las candidatas de sexo femenino “puntos de género” adicionales para compensar la elevada proporción de estudiantes varones.
Pero este año, de los 252 estudiantes admitidos en Economía Industrial y Gestión de Tecnología en la NTNU, 170 afirmaron ser mujeres.
Rolfsen también dice que la proporción de mujeres ha alcanzado el 40% de la población total de la facultad y que el sistema de “puntos de género” se reevaluará en otoño.
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