Una reclusa del Centro de Mujeres de California Central ha presentado un testimonio revelador sobre las inquietantes medidas punitivas dirigidas en contra de las privadas de libertad por expresar su rechazo a los hombres transidentificados que están inundando la prisión bajo la ley SB-132.
“Según la SB 132, estos ‘trans-depredadores’, como los llamo… solo están aquí para intentar tener sexo con las mujeres”, escribió Sadiq en una reciente declaración legal , “incluso si fuera cierto que corren peligro de ser violentados en una prisión para hombres, esto es simplemente intercambiar una víctima por otra”.
Sadiq, es una mujer biológica y refugiada Somalí que se identifica como hombre transgénero. Pero a pesar de su condición, se ha manifestado en contra de la SB-132, también conocida como Ley de Respeto, Agencia y Dignidad Transgénero.
El proyecto de ley entró en vigencia en enero del 2021 y permitió que los reclusos masculinos solicitaran el traslado a prisiones de mujeres sobre la base de la identidad de género autodeclarada. Según la ley, los reclusos varones no tienen que recibir hormonas, someterse a cirugías, ser diagnosticados con disforia de género ni incluso poseer documentos legales que indiquen que tienen un estado transgénero para poder solicitar la transferencia. Desde que se implementó esta política, más de 300 presos varones han solicitado el traslado a prisiones femeninas de California, la gran mayoría recibiendo el visto bueno.
Durante el mes mayo, Sadiq redactó una declaración jurada en donde detalló las formas en que las condiciones en la prisión han desmejorado a partir de la llegada de la población masculina que va en aumento. Su declaración se incluyó junto a muchas otras que fueron proporcionadas al Frente de Liberación de la Mujer (WoLF) en apoyo a su demanda en contra del estado de California en nombre de cuatro reclusas que fueron víctimas de abuso de poder en detrimento de sus derechos civiles y agresiones sexuales por parte de hombres identificados como trans.
En la declaración, Sadiq describió un incidente inquietante en donde su intento de denuncia contra un acto de acoso sexual hacia una compañera de cárcel por parte de un hombre identificado como trans terminó con una penalización en su contra.
“Presenté una queja formal al personal de vivienda. El oficial me preguntó por qué la estaba introduciendo y le dije que este comportamiento era inapropiado y que creía que iba a empeorar”. Sadiq describió al hombre trans identificado involucrado en el incidente como de estatura superior a los 6 pies de alto, de constitución musculosa y múltiples tatuajes faciales.
“Algún tiempo después de esto, ese depredador al que denuncié decidió tomar represalias en mi contra. Estábamos en la cocina y me ‘revisó el hombro’, lo que significa que cuando pasó al lado mío me golpeó con fuerza usando el hombro… en un esfuerzo por intimidarme y disuadirme de continuar con la queja que había presentado,” dijo Sadiq.
Poco tiempo después del incidente; Sadiq, la víctima de acoso, y una tercera reclusa asociada con la demanda de WoLF fueron puestas en segregación administrativa, una forma de confinamiento solitario.
“Nos revisaron minuciosamente y nos pusieron en una jaula. Sentí que me estaban secuestrando”, dijo Sadiq. “Nos aseguraban que era para nuestra protección, pero si realmente querían protegernos, tomarían medidas frente a este hombre y su comportamiento depredador envés de encerrar a las denunciantes”.
Después de ser colocada en segregación, Sadiq se enteró de que el personal tenía planes de trasladarlas a un nuevo patio al momento de ser liberadas. La medida provocaría que las reclusas se distanciaran del estilo de vida y el entorno al cual se habían acostumbrado.
En protesta, Sadiq inició una huelga de hambre de 28 días y finalmente fue hospitalizada después de soportar los efectos dañinos del hambre.
“Quería recuperar mi vida: el mismo jardín, el mismo trabajo. Quería que se hiciera una verdadera investigación sobre mis informes”, dijo Sadiq, alegando que algunos de los documentos asociados con el incidente y el informe fueron destruidos. “No sabía por cuánto tiempo me dejarían morir de hambre, pero al final terminé de regreso en mi patio y con mi trabajo. Sin embargo, las mujeres que estaban conmigo no gozaron de tanta suerte”.
En una entrevista para Reduxx , Sadiq declaró que el incidente fue una muestra efectiva de como la institución castiga a las mujeres por presentar informes de incomodidad, acoso u otras quejas relacionadas con los hombres transferidos.
“Cuando las mujeres se quejan o se sienten amenazadas… simplemente las reubican. De cama en cama, de habitación en habitación y, finalmente, de patio a patio. Y si te quejas demasiado… te llevan ‘a la cárcel’ [confinamiento solitario]”.
Sadiq agrega que los funcionarios de la prisión afirman que la segregación administrativa era para su “propia seguridad”, pero ella insiste que se trata de una falsedad y solo es una excusa para enmascarar el verdadero propósito del confinamiento como una “advertencia” para otras reclusas que quisieran presentar sus propias denuncias.
“Por largo tiempo Insistimos en que no nos encontrábamos en ningún peligro; le aclaramos a los funcionarios que todas estábamos bien y que nos estaban arrancando de la única comunidad que conocíamos y de la pequeña y escasa vida de prisioneras que habíamos construido. dijo Sadiq, y agregó: “Especialmente porque estuvimos involucradas en la denuncia, creo que esto se hizo para disuadir a otras de seguir nuestro ejemplo: no digas nada, quédate en silencio o esto te podría suceder a ti, depende de lo que hagas”.
Compartiendo con Reduxx, Sadiq señaló que muchas mujeres en la prisión fueron víctimas de violencia sexual y que la presencia de hombres con sus partes intactas imposibilitaba que este fuera un entorno de rehabilitación para ellas.
“Para mí, como refugiada africana y sobreviviente de una guerra civil, esto desencadena todo mi trastorno de estrés postraumático”, afirmó Sadiq, “Ya sabes lo que les sucede a las mujeres en las guerras y situaciones de conflicto… No quiero que esto se repita aquí. Vine a Estados Unidos para estar a salvo. Ver que esto le esta sucediendo a mis hermanas , sin importar que sea a escala menor, es muy angustiante para mí”.
Según la campaña de defensa de los derechos de la mujer Keep Prisons Single Sex USA, el 33,8 % de los reclusos varones identificados como transgénero en el estado de California son delincuentes sexuales registrados. Durante la conversación con Reduxx, Sadiq criticó la SB-132 por no proporcionar una evaluación adecuada de los reclusos masculinos antes de ser enviados a la sede femenina, y los llamó “trans-depredadores”.
“Nadie invirtió mucho tiempo pensando en el proceso de exanimación para estas ‘mujeres trans’. No puedes simplemente autodeclararte de un género cuando luces como una mole de 400 libras. Estas personas claramente no son transgénero, están aquí por otras razones”, afirmó Sadiq, “pero debido a que la SB-132 es ley, todos tienen un enfoque de no intervención”.
Si bien la SB-132 no especifica nada con respecto al sexo biológico de los reclusos, aún no se ha transferido a ninguna mujer identificada como trans a instituciones para hombres a pesar de que hubo algunas solicitudes. Sadiq, que nació mujer pero se identifica como hombre, cree firmemente que la dinámica sexista está presente en la marcada diferencia de trato entre hombres y mujeres identificados como trans a la hora de cumplir con los lineamientos de esta ley.
“La SB-132 esta para proteger los derechos trans, pero los hombres trans no tienen estos derechos. El patriarcado se está protegiendo. ¿Eres una mujer biológica? Quédate en tu lugar. No tienes derecho a exigir nada. Pero si eres un hombre biológico, puedes ser lo que quieras. Se te alienta. Si quieres se enviado aquí para aprovecharte de estas hembras, ¿A quién le importa?
Durante su entrevista con Reduxx, Sadiq también expresó que “la mayoría del personal e incluso algunos en la administración” tienen dudas sobre la SB-132, pero tenían “miedo” a expresar su opinión en caso de que se les incluyera en la demanda.
“Todos los humanos tenemos derechos inviolables y esenciales, y la idea de crear una nueva ley no para proteger, sino para elevar a una clase de individuos por encima de todo un género, solo sirve para marginar a las mujeres”, explicó Sadiq.
La declaración jurada de Sadiq que describe las condiciones en el CCWF se incluyó como parte de la respuesta del Frente de Liberación de la Mujer a la moción del estado de California para desestimar su demanda por derechos civiles, presentada el pasado 31 de mayo.
Según WoLF, la SB-132 es “peligrosa e inhumana”, y se está recopilando cada vez más evidencia para respaldar sus afirmaciones de que está dejando a las reclusas en una posición de vulnerabilidad. Como parte de su demanda, cuatro mujeres encarceladas están involucradas como demandantes: Janine Chandler, Krystal Gonzales, Tomiekia Johnson y Nadia Romero. Romero y Chandler se oponen a la ley bajo la premisa de la objeción religiosa, ya que una de las mujeres es musulmana practicante.
Johnson, una sobreviviente de violencia doméstica que fue encarcelada luego de matar a su abusador, dijo que la colocaron en una celda junto con un “recluso vicioso y peligroso”. Pero quizás lo más sorprendente es la demandante Gonzales que describe como terminó siendo agredida sexualmente por un recluso que fue trasladado a su instalación luego de que se comenzara a aplicar la SB-132.
El mes pasado, la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) presentó una propuesta para intervenir en la demanda en defensa de la SB-132, supuestamente debido a su preocupación de que el estado de California no representaría adecuadamente los intereses de los reclusos trans en los tribunales y pondría a la Ley de autoidentificación en riesgo. Dentro de su presentación, la ACLU fijó posiciones como la de negar que los hombres y las mujeres tenían diferencias biológicas, reproductivas u hormonales entre sí, y que los antecedentes penales de un recluso masculino no debían ser tomados en cuenta a la hora de evaluarlos para una posible transferencia, incluso si se tratase de delincuentes sexuales violentos. .
El 31 de mayo, WoLF proporcionó a Reduxx una declaración de una reclusa que asegura haber sido testigo de las consecuencias de lo que describe como una agresión sexual a una prisionera del CCWF por parte un hombre identificado como trans.
En la declaración, Mimi una mujer bajo condena afirma que Jonathan Robertson, un hombre identificado como trans, otroramente catalogado como víctima de políticas transfóbicas por parte organizaciones activistas— le gritó a las reclusas: “Las violaré… no hay nada que ustedes puedan hacer al respecto, perras”.
Hoy, el estado de California presentó una moción para anular todas las declaraciones que se habían presentado como parte de la demanda de WoLF, incluida la que fue hecha por Sadiq. Otras declaraciones que el estado busca descartar incluyen una del biólogo evolutivo Colin Wright sobre las diferencias biológicas entre hombres y mujeres, una de la criminóloga Callie Burnt sobre las diferencias sexuales en el crimen y otra de el activista trans ‘pionero’ Michelle Norsworthy.
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