Un hombre que se dice trans, que se libró de una pena de prisión tras amenazar con aporrear a un hombre con un martillo de orejas, ha vuelto a evitar la cárcel después de amenazar con matar a defensoras de los derechos de las mujeres. Layla Le Fey, de 44 años, recibió una sentencia suspendida combinada de 20 semanas por las violentas amenazas que envió a Helen Joyce y Kellie Jay Keen, dos conocidas mujeres críticas con la ideología de identidad de género, en las que fantaseaba con matarlas y descuartizarlas.
El año pasado, Le Fey envió esos mensajes violentos a través de una cuenta ahora cerrada en X (antes Twitter) entre marzo y junio. Usando el alias @laylalefey1, Le Fey declaró que estaba “interesado en prender fuego” a la casa de Keen con ella dentro.
Le Fey también había comunicado su deseo de “darle una paliza de cojones”, arrancarle los ojos y romperle la columna vertebral en un extraño intento de “demostrar su punto de vista” de que “algunas personas trans son extremadamente violentas”. Ese mismo día, Le Fey declaró que disfrutaría viendo a Keen brutalmente asesinada por un “psicópata misógino” o cometiendo el asesinato él mismo.
Le Fey también atacó a la escritora Helen Joyce, firme crítica de la ideología de identidad de género y Directora de Defensa de la organización benéfica por los derechos de las mujeres Sex Matters.
Le Fey se declaró culpable ayer en un tribunal de Brighton de cuatro delitos tipificados en la ley de comunicaciones, entre ellos amenazas de incendio.
“Dios, cómo me gustaría arrancarte los ojos, cortarte las manos y destrozarte la cara”, le dijo Le Fey a Joyce el 20 de marzo. Su macabro comentario respondía a la publicación de Joyce de 2022, en la que anunciaba la publicación de su libro, Trans: When Ideology Meets Reality.
Mientras leía una declaración de impacto de la víctima ante el tribunal, Joyce dijo: “Estoy acostumbrada a debates fuertes y desagradables en línea. Nunca entro en discusiones y acepto que otras personas tienen derecho a criticar lo que digo. Pero ver las cosas que estaban expresando, describiéndome lo mucho que le gustaría cortarme, es algo completamente diferente”.
Keen, al presentar su declaración de impacto como víctima, enfatizó que Le Fey es un hombre que aterroriza a las mujeres. “Un hombre violento cometió un crimen”, dijo. “Las amenazas violentas tuvieron un impacto mucho mayor en mi marido y mis hijos que en mí. Están muy preocupados por mi seguridad”.
“La intención de este hombre era aterrorizar a las mujeres para que guarden silencio. Quiero dejar claro que este crimen lo cometió un hombre”, continuó. “Esto es lo que pasa cuando las mujeres hablan. No quería realzar los comentarios de esta persona, así que no respondí. Estos tuits me perturbaron y no tengo la menor duda de que, dada la oportunidad, esta persona hubiera llevado a cabo esas amenazas… A menudo se conoce mi paradero y no tengo ninguna duda de que, si tuviera la oportunidad, esa persona sería una amenaza para mi seguridad”.
La abogada defensora de Le Fey, Cathy Walker, se refirió a él con pronombres femeninos mientras argumentaba que tenía problemas de salud mental cuando hizo las amenazas. Walker también afirmó que no tenía intención de llevarlas a cabo. Le Fey fue condenado a 10 semanas consecutivas por las amenazas contra Keen, y otras 10 semanas concurrentes por los mensajes que envió a Joyce.
Además, se le ha impuesto una orden de alejamiento de 18 meses que le prohíbe ponerse en contacto o asistir a eventos en los que estén Keen o Joyce, y se le ha ordenado participar en un programa de rehabilitación de 25 días.
Tras la serie de mensajes violentos del año pasado, la policía de Sussex detuvo a Le Fey en junio después de una protesta masiva de seguidores preocupados por Keen y Joyce.
Le Fey tiene un historial de violencia y, según el Daily Mail, también un largo historial criminal. Ha sido condenado por más de 50 delitos anteriores, incluidos varios por empuñar armas en público.
This man has a criminal record @sussex_police, and he is now threatening to kiII and commit arson. What are you going to do about it? https://t.co/d4auZrusly https://t.co/m5vwbEMQeL pic.twitter.com/m72sqN0AaE
— Let Women Speak Official (@StandingforXX) June 7, 2023
Le Fey también había evitado previamente una pena de prisión como resultado directo de su estatus de transgénero. En 2020, Le Fey fue condenado por agresión común y posesión de un arma ofensiva después de intentar robar vino en un Budgens de Brighton. Durante el incidente, que tuvo lugar el 6 de noviembre de 2019, Le Fey blandió un martillo de orejas y lo usó para amenazar al cajero. La policía lo detuvo después de que robara otra botella de vino e intentara huir.
Durante el proceso judicial, el juez Stephen Mooney calificó en un principio el delito de Le Fey como “inexcusable” y lo condenó a cumplir una pena suspendida de seis meses de prisión, junto con una orden de terapia de rehabilitación de 30 sesiones. Pero al cabo de una hora, el juez Mooney revocó su propia decisión, alegando falta de pruebas del cambio de género de Le Fey.
Debido a que el tribunal no pudo establecer si Le Fey se había sometido a cirugía genital, se argumentó que una pena de prisión presentaba una situación inhumana que no podía resolverse fácilmente.
Le Fey ha usado varios nombres diferentes, como Marcus Smith, Adam Hodgson y David.
Como Le Fey carecía de un documento legal conocido como Certificado de Reconocimiento de Género (GRC), la abogada de Le Fey, Rebecca Upton, señaló: “La única forma en que Le Fey podría probar su nuevo género sería un ‘examen indigno’, que el personal del tribunal no estaba dispuesto a hacer”.
Sin un GRC o un examen físico, Le Fey, considerado una minoría vulnerable según la ley, se habría visto obligado a cumplir su condena en la prisión de Lewes, un centro penitenciario para hombres. El juez Mooney se negó a ello y comentó que no podía permitir que Le Fey cumpliera su condena en un centro masculino.
“Vivimos en una sociedad que reconoce y acepta la diversidad y permite y anima a las personas a vivir la vida que desean. A veces la sociedad no hace los ajustes necesarios o apropiados en todos los sentidos posibles para reflejar los ajustes de la sociedad en su conjunto”, dijo el juez Mooney.
“Después de haber reflexionado de nuevo sobre el impacto que tendría una pena privativa de libertad inmediata, las dificultades que existen y los problemas insolubles a los que se enfrentaría el servicio penitenciario, he reconsiderado si el encarcelamiento debe ser inmediato”, añadió. “A la luz de esta información, he llegado a la conclusión de que, en tu caso particular, me permito esperar algún tipo de rehabilitación”.
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