Un rama de una organización benéfica de mujeres del Reino Unido está siendo criticada por promover un libro de un autor trans que escribió una guía sexual explícita para niños, y que dijo que ser gay era un “premio de consolación” para hombres que no eran transgénero.
La Fawcett Society provocó indignación esta semana al promocionar un libro, The Gender Games (Los Juegos del Género), del autor transgénero Juno Dawson (nacido James Dawson). La división local de West Midlands de la Sociedad dirige un club de lectura mensual y publicó la selección de julio en las redes sociales el jueves.
El formulario de registro de Eventbrite asociado con la reunión del club de lectura resume los temas principales del libro y compara a las “feministas excluyentes”, un término despectivo para las mujeres que creen que no se puede cambiar de sexo, con los “jóvenes de extrema derecha “.
La noticia fue recibida con críticas generalizadas, y Fawcett West Midlands puso rápidamente el candado a su cuenta oficial de Twitter como respuesta. Algunas feministas señalaron que el propósito de la organización benéfica era promover las causas de las mujeres, y que habían fracasado en su intento de encontrar una mujer escritora cuyo trabajo poder promover.
Otras internautas se apresuraron a señalar un comentario homofóbico que Dawson hizo en 2017 durante una entrevista a la revista Attitude, una publicación dirigida a hombres homosexuales.
“Muchos gays son gays como premio de consolación, porque no pudieron ser mujeres”, dijo Dawson, en referencia a su decisión de identificarse como transgénero. Las referencias al comentario se publicaron una y otra vez debajo del anuncio del club de lectura, y muchos exigieron que la Sociedad abordara el tema.
Antes de identificarse como “mujer”, Dawson había trabajado como maestro de primaria y se identificaba como hombre gay. En 2014, publicó un libro titulado This Book is Gay (Este Libro es Gay), que se comercializó como una guía para niños de 13 años en adelante. El libro, escrito en un lenguaje infantil destinado a atraer a los lectores jóvenes, enseñaba gráficamente a los niños cómo realizar actos sexuales, y proporcionaba ilustraciones de esos actos.
“La acción de la muñeca es lo más importante para una buena paja. Frótale la punta de la p*lla de un lado a otro con la mano. Prueba diferentes velocidades y presiones hasta que responda positivamente”, aconseja Dawson en el libro, donde también da instrucciones sobre sexo oral y anal. “Lo mismo que con las pajas y los huevos del desayuno, a todos los hombres les gustan sus mamadas servidas de diferentes maneras”.
Como informó en 2015 The Guardian, la presencia del libro de Dawson en la sección de no ficción juvenil de una biblioteca pública en Wasilla, Alaska, llevó a los padres a presentar una reclamación. Cuando un niño de 10 años se llevó el libro a casa, su madre, Vanessa Campbell, se “sorprendió” al descubrir que contenía dibujos explícitos y descripciones de actos sexuales para adultos.
Campbell fue a quejarse a la bibliotecaria de Wasilla, KJ Martin-Albright, quien decidió que el libro estaba “archivado de forma apropiada“. Como respuesta, Campbell presentó una queja formal, y se convocó a un comité de tres miembros para investigar el asunto más a fondo. Aproximadamente 50 personas, muchas de ellas padres, acudieron a la primera reunión del Concejo Municipal de Wasilla para expresar sus preocupaciones. La semana siguiente, una multitud de ciudadanos asistieron a una segunda reunión, y un asistente comparó la prestación de tales materiales sexualmente explícitos a los niños con el “comportamiento pedófilo”.
Poco después de la polémica “pedófila”, Dawson declaró una identidad transgénero y adoptó el nombre de Juno. Más tarde diría sobre la situación: “Si alguien piensa que los adolescentes no están experimentando con drogas y viendo pornografía, se están engañando a sí mismos”. Dawson anunció su transición en una entrevista en febrero de 2016 con la revista Glamour después de ser contratado como columnista, solo tres meses después de que los padres comenzaran a quejarse de su guía sexual para niños.
A principios de este año, Dawson volvió a provocar críticas por sexualizar a los niños en una novela que publicó titulada Wonderland. Safe Schools Alliance UK contó cómo un padre encontró el libro en la biblioteca de la escuela secundaria de su hijo, y dio un resumen del contenido sexualmente explícito de Wonderland, que tiene como personaje principal a un niño que se identifica como una niña llamada Alice.
“Los tópicos de fantasía sexual masculina están presentes por todas partes. El libro comienza dentro de St. Agnes, un internado para niñas donde éstas no solo son sexualmente activas, sino que sus cuerpos son descritos como plagados de ITS (Infecciones de Transmisión Sexual)”, escribió Safe Schools Alliance.
El resumen continúa explicando las formas en que los niños son sexualizados en Wonderland. Alice dice: “El hecho de que yo exista es suficiente. El hecho de que sea joven es una ventaja. Soy una muñeca hinchable”. Sumado a esto, Alice se jacta de sus “turgentes tetitas”.
“Aunque estoy encantada con mis turgentes tetitas”, dice Alice, “me decepcionó profundamente que no me desapareciera el impulso de hacerme cortes con el primer miligramo de estrógeno que pasó por mis labios”.
Es alarmante que Alice, legalmente todavía una niña, tenga “una vida sexual activa en apps … con hombres casados que viven en ciudades vecinas”, facilitada por la “cultura del folleteo”. Tanto Waterstones como Amazon UK califican este libro como apropiado para niños de 12 años en adelante.
En el último libro de Dawson, escogido por la división local de Midlands del club de lectura de la Fawcett Society, Dawson cuenta que empezó a creerse que era mujer porque disfrutaba escuchando a Madonna y a las Spice Girls. Dawson generalmente prefería los programas más enfocados en los personajes femeninos, como Sexo en Nueva York, y confiesa un “privilegio masculino persistente” ya que “nunca me dijeron que no podía ser lo que me diera la gana, y yo quería ser Carrie”.
A pesar de decir que simpatiza con la perspectiva de las mujeres, Dawson dedica un capítulo entero de The Gender Games a lo que él llama las “Guerras TERF”. A lo largo del capítulo, Dawson se refiere a destacadas activistas por los derechos de las mujeres con un desprecio que no trata de ocultar. “No me importa lo que prefieras que te llamen, si ‘TERF’, ‘tránsfoba’ o ‘intolerante’, de verdad que no me importa”, escribe Dawson. El término “TERF” se utiliza con frecuencia para acosar y amenazar a las mujeres que cuestionan la ideología de identidad de género.
Continúa comparando el reconocimiento del sexo biológico con el racismo, específicamente usando mujeres negras y musulmanas para presentar su caso. “Si [mis críticas] hubieran dicho: ‘No me siento segura con las mujeres negras’… o ‘no me gusta subirme a los aviones con mujeres con hiyab’, con razón habríamos acusado a esas personas de ser intolerantes”, escribe. “Tal vez deberíamos silenciar la intolerancia”.
Dawson también restó importancia a los temores de las mujeres a la violencia sexual masculina al sugerir que las lesbianas representan una mayor amenaza para las mujeres que los hombres.
“No veo a nadie sugiriendo que se deba excluir a las lesbianas cisgénero de los vestuarios y baños de mujeres… y sin embargo ¿no serían ellas las que echaran ojeadas lascivas?” se pregunta Dawson.
Al hablar de su propia infancia, Dawson defiende el uso de los medicamentos comúnmente conocidos como bloqueadores de la pubertad.
“Hoy podría haber conseguido esas píldoras y haber evitado que mi cuerpo pasara por la pubertad de niño”, lamenta Dawson. Y regaña al lector, diciendo: “Ningún niño está ‘cambiando de sexo’, imbéciles”, y “la práctica [de detener la pubertad] se probó por primera vez en la Clínica Tavistock ya en 1992”.
Desde la publicación de The Gender Games en 2017, docenas de especialistas en salud han abandonado el Servicio de Desarrollo de Identidad de Género en la Clínica Tavistock por preocupaciones éticas.
“Me parece una terapia de conversión para niños homosexuales”, dijo un médico a The Times. Otra informante, que admitió tener pesadillas por lo que estaba haciendo, advirtió: “Están dañando los cuerpos de los niños para tratar problemas sociales … Lo describiría como una ‘atrocidad'”. Otra médica describió un caso que la “atormentó”, que tenía que ver con un padre que ella sospechaba que era un pedófilo que exigía drogas que bloquearan la pubertad para abusar de su hijo.
“Sabiendo lo que sé ahora, y con los modelos a seguir que tenemos, de ninguna manera hubiera dicho que era gay. Hubiera ido directamente a trans”, dijo Dawson a The Herald en 2017.
Las credenciales de Dawson incluyen ser modelo a seguir escolar para Stonewall y trabajar con la organización benéfica First Story, que organiza talleres de escritura y narración de cuentos en escuelas desfavorecidas.
Dawson aparece en el sitio web de la organización benéfica británica National Trust, y los derechos de televisión de su reciente libro The Gender Games han sido comprados por SunnyMarch, una compañía productora fundada por Benedict Cumberbatch.
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