Un luchador de artes marciales mixtas canadiense condenado por múltiples agresiones sexuales ha comenzado a identificarse como mujer y ahora culpa de su pasado sexista a la “disforia de género”. Jody Matthew Burke, de 46 años, que ha sido clasificado como “delincuente peligroso”, ha adoptado el nombre de Amber y ha pedido que se usen pronombres femeninos para referirse a él en el juicio, cosa que la fiscalía y la defensa han empezado a hacer el miércoles pasado. También está solicitando una alteración de su condición de delincuente sexual, lo que le otorgaría una sentencia más leve por su condena más reciente.
Burke fue declarado culpable de agresión sexual en tres ocasiones distintas y fue puesto en el registro federal de delincuentes sexuales de Canadá por delitos sexuales violentos cometidos en 2005 y 2014 en Ontario y Columbia Británica, respectivamente.
Conoció a su más reciente víctima en un centro de reinserción en Montreal, Quebec, donde cumplía una sentencia de tres años por la agresión sexual en 2014 de una mujer en Columbia Británica.
Burke, que dice haberse dado cuenta de su verdadera identidad sexual en algún momento entre 2019 y 2021, presenta ahora una reclamación para que su estado de delincuente sexual sea rebajado a “delincuente bajo control”, lo que conlleva una sentencia más leve.
“Constantemente dudaba de la fidelidad de sus víctimas y las acusaba de querer seducir a otros hombres”, dice la moción para que Burke fuera declarado “delincuente peligroso”. En medio de ataques de celos, estrangulaba a sus víctimas hasta que se desmayaban.
Según informa La Presse, el abogado de Burke tiene la intención de llamar a un experto para que testifique en una audiencia futura que su pasado violento está relacionado con la “disforia de género”, un tipo de angustia psicológica vinculada a la sensación de disociación del cuerpo.
“Tuve que pasar por mi propio proceso para darme cuenta de que no era un hombre”, explicó, diciendo que una vez tuvo una aventura homosexual que desestabilizó la percepción de su “identidad de género”. Pero más recientemente, Burke dijo que comenzó a sentir que “tenía los cojones para convertirse en una mujer”.
Burke dijo haber reunido una colección de fotos que representan los atributos físicos de la mujer en la que desea convertirse. Burke también dijo al tribunal que le gustaría comenzar su proceso de “reasignación de género” en un hospital en lugar de una prisión.
“Sería preferible contar con los servicios y el apoyo” de una institución así, dijo al el juez de la Corte de Quebec Jean-Jacques Gagné.
El juez Gagné, que también presidió la vista de Burke en 2021 por agresión sexual violenta, había señalado previamente que Burke tenía la habilidad de manipular y que había engañado deliberadamente a la víctima en su último caso. Nunca le reveló a su pareja, Brigitte Jobin, que estaba en el registro federal de delincuentes sexuales por delitos sexuales violentos.
“El sr. Burke la sedujo hasta que se le cayó la máscara. Para estar perfectamente seguro de que la denunciante lo necesitaba continuamente, cortó todos los lazos que unían a la víctima con sus familiares. El aislamiento fue casi total”, dijo el juez.
El juez Gagné declaró a Burke culpable de los cinco cargos a los que se enfrentaba desde su arresto en 2017. Fue declarado culpable de agresión sexual, agresión sexual con un arma, agresión sexual con daños corporales, agresión y un delito de amenazas.
Según los informes judiciales del caso penal de Burke en 2014, había obligado a su víctima a beber su orina y a besarle los pies. Cuando la mujer denunció el abuso a la policía, se descubrió que tenía moratones en el cuerpo, y le dijo a las autoridades que Burke una vez le puso un cuchillo en la garganta. Burke también fue condenado por agresión sexual con un arma en 2005.
Cuando testificaba en el caso de Columbia Británica, Burke dijo: “Con mi tamaño, podría asustar a cualquiera. Soy consciente de que (la víctima) me temía. Tenía razones para ello.
“Tomar decisiones equivocadas es un signo de debilidad. Empujar a alguien tan lejos que te teme es peligroso y nada sano”.
En el caso de Montreal de 2005, Burke y la víctima se habían conocido cuatro meses antes de casarse, momento en el que él comenzó a abusar físicamente de ella. El abuso una vez resultó en su hospitalización y una costilla fracturada que la víctima dijo que no fue diagnosticada.
La ex reclusa convertida en defensora Heather Mason, representante de Canadian Women’s Sex-Based Rights, habló con Reduxx sobre la defensa de Burke de “disforia de género”. Mason dice que no le sorprendió la repentina decisión de Burke de declarar una identidad femenina, y agregó que en su experiencia “los depredadores van a aprovechar cualquier oportunidad que se les dé”.
“He visto otros casos en los que hombres violentos han culpado a su antiguo yo masculino de su comportamiento violento. Les da una excusa para sus acciones. Ponerse la etiqueta trans los hace intocables y les da el poder y el control que tan desesperadamente necesitan”, explicó Mason.
Mason se refirió a continuación al caso de Randy West Lindley, que ahora se hace llamar Cara-Ann, un hombre de Columbia Británica que culpó a su “antiguo lado masculino” por un incidente de violencia criminal. Lindley golpeó a una mujer con una palanca de hierro 20 veces para luego intentar estrangularla.
Se espera que Burke solicite el traslado a una cárcel para mujeres, dijo Mason. “Creo que intentará acceder a la prisión de mujeres. Si se le niega, iniciará una demanda de Derechos Humanos, lo que le permitirá recibir dinero porque [los Servicios Correccionales de Canadá] han discriminado su identidad de género”.
Cuando se le preguntó sobre la necesidad de que las cárceles de mujeres permanezcan segregadas por sexo, Mason agregó que era “esencial” para la privacidad, la seguridad y la dignidad de las reclusas.
“Las mujeres encarceladas son las mujeres más vulnerables de nuestra sociedad y han sido objeto de un número increíble de abusos físicos y sexuales a manos de hombres como Burke. El sistema penitenciario federal femenino [de Canadá] consiste en un 50% de mujeres indígenas. Están sobrerrepresentadas y son las más afectadas por las políticas que crean espacios de sexo mixto”.
Canadá ha experimentado recientemente múltiples casos de delincuentes varones de alto riesgo que se autoidentifican como “mujeres”, y la legislación federal adoptada en 2017 consagra la identidad de género como una característica protegida.
A fines del año pasado, un criminal violento fue llevado a una cárcel de mujeres durante su juicio tras declarar abrupta y tranquilamente ser transgénero durante el proceso.
Yostin Murrilo, de 25 años, fue el responsable del asesinato de Rhoderie Estrada en 2018. Murillo había irrumpido en la casa de Estrada en Toronto con un cómplice, para robar la residencia. Pero al encontrar a la madre de tres hijos dentro, Murillo la agredió sexualmente; el crimen atroz se cometió mientras las hijas pequeñas de Estrada dormían a pocos metros al final del pasillo.
No está claro si Murillo se había identificado alguna vez como mujer antes de ser arrestado por el asesinato de Estrada, y los abogados del criminal solicitaron al tribunal que no revelara su estado de género y que continuara usando pronombres masculinos para referirse a él durante todo el juicio. La declaración de Murillo de ser transgénero solo se usó para su asignación de cárcel, cosa que también se ocultó a la corte.
En Canadá, tanto a nivel provincial como federal, se permite que los convictos varones exijan traslados a prisiones e instalaciones comunitarias de mujeres sobre la base de su autodeclaración, a menudo independientemente de su anatomía física o documentos de identificación legal.
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