Una mujer en Noruega se enfrenta a cargos criminales y una posible condena de cárcel de hasta tres años por afirmar que los hombres no pueden ser lesbianas. La policía le comunicó el 17 de noviembre a Tonje Gjevjon, una artista lesbiana, que la estaban investigando por discurso de odio por una publicación en Facebook.
En esa publicación, Gjevjon criticaba a los hombres transidentificados que se llaman a sí mismos “lesbianas” y condenaba a los transactivistas que piden criminalizar a las mujeres que se oponen a la ideología de género.
“Es igual de imposible que los hombres se vuelvan lesbianas como que los hombres se queden embarazados”, escribió Gjevjon, “Los hombres son hombres independientemente de sus fetiches sexuales”.
Gjevjon destacó particularmente las acciones del conocido transactivista noruego, Christine Jentoft, un hombre que dice ser una madre lesbiana y que es actualmente el representante del principal grupo transactivista de la nación, Foreningen FRI.
Jentoft estuvo en el centro de un enfrentamiento entre activistas de los derechos de las mujeres y la legislación de discurso de odio de Noruega, que se revisó en 2020. Las enmiendas, que entraron en vigencia el año pasado, incluían la categoría de “identidad de género o expresión de género”, una medida que los defensores de los derechos de las mujeres del país advirtieron que coartaría la libertad de expresión, especialmente en relación con la realidad del sexo biológico.
A principios de este año, Jentoft presentó cargos penales contra Christina Ellingsen (artículo en español), representante de Women’s Declaration International (WDI) Noruega, por afirmar que los hombres no pueden ser ni lesbianas ni madres. Como informó Reduxx en mayo, se inició una investigación policial sobre la supuesta “transfobia” de Ellingsen y, al igual que Gjevjon, se enfrenta hasta a tres años de prisión si es declarada culpable.
Gjevjon dice que su publicación en Facebook había sido un intento deliberado de llamar la atención sobre la ley de discurso de odio. Lo hizo citando la primera publicación juzgada (artículo en español) como discurso de odio por la ley, donde un hombre fue condenado por el uso de la frase “hombres que viven permanentemente como si fueran niñas” en referencia a los hombres transidentificados.
Además de criticar a Jentoft, Gjevjon también dirigió su atención hacia los políticos noruegos que han apoyado la adopción legislativa de la “identidad de género” a expensas de los derechos de las mujeres. Una de esas políticas, Anette Trettebergstuen del Partido Laborista, es la actual Ministra de Cultura e Igualdad y la única política abiertamente lesbiana en el Parlamento de Noruega.
Durante un debate abierto organizada por el Partido Laborista el año pasado, Gjevjon se enfrentó a Trettebergstuen, cuestionando cómo pretendía proteger los derechos de las mujeres y las niñas, y si creía que los hombres podían ser lesbianas.
“Creo que es absolutamente necesario poner el sexo biológico como base en todos los contextos donde el sexo tiene relevancia legal, cultural o práctica, y que equiparar el sexo con la identidad de género tiene consecuencias dañinas y discriminatorias para las mujeres y las niñas, especialmente las lesbianas”, declaró Gjevjon en su turno de preguntas.
“¿Va a tomar medidas el Ministro de Igualdad para garantizar que se salvaguarden los derechos humanos de las mujeres lesbianas, dejando claro que no hay lesbianas con penes, que los hombres no pueden ser lesbianas independientemente de su identidad de género y arreglando el desastre de las políticas de género dañinas heredadas del gobierno anterior?”
Trettebergstuen respondió: “No comparto una interpretación de la realidad donde los únicos dos sexos biológicos deben entenderse como sexo. La identidad de género también es importante”.
El año pasado, cuando ocupaba el cargo de Ministra de Igualdad, Trettebergstuen apareció en un video que promovía el objetivo político de una categoría de “tercer género” sancionada por el gobierno. En el cortometraje salían mujeres vestidas con los uniformes vistos en la popular serie de televisión El Cuento de la Criada, que hacían de “vientres gestantes” para hombres homosexuales.
Gjevjon comenzó a expresar críticas a la ideología de identidad de género, que ella llama el “patriarcado queer”, en 2017 después de que a la escritora feminista inglesa Julie Bindel se le revocara la invitación para hablar en una universidad por acusaciones de “transfobia”.
Una vez que empezó a compartir sus puntos de vista “críticos de género”, Gjevjon entró en la lista negra de la comunidad artística de Noruega, un ambiente en el que antes florecía.
En un artículo para Klassekampen de febrero, Gjevjon detalló sus experiencias al ser rechazada por el mundo del arte y al ver sus exposiciones canceladas y etiquetadas como “peligrosas” por activistas trans.
Gjevjon es la creadora de un grupo de lesbianas llamado Hungry Hearts, un proyecto de arte que produce música, actuaciones en vivo e instalaciones artísticas. En 2017, el Museo de Arte Haugar invitó a Hungry Hearts de Gjevjon a participar en una exposición sobre la fluidez de género. Gjevjon advirtió al comisario de arte del museo que los transactivistas iban a presionar al director para que cancelaran el acto.
Apenas unos días antes de la inauguración de la exposición, la dirección del museo informó a Gjevjon que habían recibido múltiples quejas sobre su trabajo y, en particular, la letra de una canción que había producido que hacía referencia a la anatomía de la vagina. El museo retiró sus contribuciones de la exposición con la excusa de que no podía garantizar su seguridad.
Un crítico, un hombre transidentificado que usa el nombre de Ingrid Frivold, llegó hasta a comparar a Gjevjon con un negacionista del Holocausto en un mensaje que envió al Museo de Arte Haugar, que decía: “a muchas personas trans esto nos parece tan prococador como si a David Irwing se le hubiera pedido que hablara en la inauguración de una exposición sobre el Holocausto”.
Frivold fue entrevistado con simpatía en un artículo en 2018 para el medio de noticias de Oslo Dagsavisen titulado “Un pene en el vestuario de mujeres” en el que comparó sus genitales con un “cameltoe” y argumentó que las mujeres deben sentirse cómodas al ver los genitales masculinos en los vestuarios y otros sitios donde la gente se cambia de ropa.
En 2020, Frivold fue nombrado miembro del consejo asesor del grupo activista trans Foreningen FRI. Actualmente es miembro de la junta de “representación queer” en el Museo Nacional de Noruega.
Gjevjon fue censurada en 2020 por el Museo de Arte Contemporáneo Kunstplass en Oslo, donde había sido invitada a comisariar una exposición individual con las obras de la fallecida artista lesbiana Marianne Rovas Olsen.
El comisario de arte del museo le dijo a Gjevjon que la razón para cancelar su invitación es que estar asociado con ella sería “un desastre para su reputación”. En noviembre de 2021, le cancelaron nuevamente la invitación para exhibir su propio trabajo en el Museo de la Mujer.
“He dicho que las mujeres son mujeres, que las lesbianas no tienen penes, que los niños no deberían ser responsables de decisiones de cuyo alcance no tienen la capacidad de comprender, y que silenciar a la gente es perjudicial para la democracia. Me han cancelado varias veces por estas opiniones”, escribió Gjevjon en Klassekampen.
Continuó diciendo que, después de más de 15 años participando en la escena artística y musical de Noruega, nunca había recibido tal censura hasta que comenzó a criticar la creencia de que un hombre puede identificarse como mujer.
“No estaba preparada para el grado en que las organizaciones, políticos y activistas queer demonizarían a una artista lesbiana que no estaba de acuerdo. Los transactivistas contactan con las personas con las que trabajo, me describen como odiadora y les advierten que estar asociadas conmigo tiene consecuencias”, dijo Gjevjon.
Gjevjon dijo a Reduxx que un funcionario del museo le había dicho directamente que estaba en la lista negra de la comunidad por sus opiniones, y que se había intentado que despidieran a su esposa.
Expresó su frustración con el ministro de Igualdad, Trettebergstuen, por negarse a apoyar los derechos de las lesbianas a estar atraídas hacia su mismo sexo, y enfatizó la cantidad de dinero y apoyo que el sistema de creencias de identidad de género recibe del gobierno.
“El Gobierno, junto con el Ministro de Igualdad y Cultura, otorga decenas de millones en apoyo estatal a organizaciones queer que llevan a cabo activismo LGBTQI que incluye la demonización de lesbianas y mujeres que piensan como yo”, dijo Gjevjon.
“La agenda de las organizaciones queer se basa en gran medida en el ansia de los hombres queer de tener un mayor acceso a los cuerpos de los niños y las mujeres: legalización de la subrogación, legalización del proxenetismo, glorificación y romantización de la prostitución, y la protección especial de los fetiches sexuales como el BDSM en la ley”, agregó.
Gjevjon señaló que es una cultura de “pornificación” y “cosificación” entrelazada con una “eliminación del lenguaje que describe con precisión lo que significa ser mujer”.
“Veo esto como la degradación y deshumanización de las niñas, las mujeres y las lesbianas. No creo en el concepto de identidad de género. Y los hombres no pueden ni ser, ni convertirse en mujeres o lesbianas”, dijo Gjevjon.
Desde 1997, Foreningen FRI estaba trabajando para la derogación de las parafilias sexuales y los fetiches como diagnósticos de salud mental tanto en Noruega como en el extranjero. En 2010, muchos diagnósticos relacionados con la parafilia fueron eliminados de la literatura médica noruega, y en 2018 la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo lo mismo.
Las campañas de FRI fuero exitosas y dieron como resultado que el sadomasoquismo, el fetichismo travesti y el fetichismo general fueran reclasificados como variantes de la excitación sexual en la 11ª edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS.
El primer cargo de discriminación registrado por identidad de género fue presentado en 2017 por un hombre transidentificado contra una mujer que le había pedido que no se duchara en el vestuario de mujeres de un centro deportivo.
Aunque más tarde fue absuelta de todos los cargos en su contra, la mayoría de los miembros del tribunal involucrados en el caso reprendieron a la mujer por quejarse. El tribunal enfatizó “que las personas transgénero son vulnerables y necesitan protección especial contra el acoso”.
El hombre transidentificado que presentó el cargo de discriminación contra ella atribuyó el mérito de su identidad transgénero a la pornografía y al BDSM, y recientemente ha hecho un videojuego sobre matar brutalmente a mujeres.
En respuesta al creciente ataque a la libertad de expresión de las mujeres como resultado de los recientes cambios legislativos, WDI Noruega ha establecido un fondo legal. La representante Christina Ellingsen dijo a Reduxx que WDI Noruega ya ha ayudado a otras dos mujeres acosadas por transactivistas en el trabajo, donde sus empleadores o colegas recibieron cartas presionando para que las despidan.