Un ex voluntario de una importante organización benéfica escocesa para jóvenes LGBT ha revelado la escandalosa falta de medidas de protección infantil que presenció cuando trabajaba para la organización.
La organización LGBT Youth Scotland se denunció recientemente a sí misma a la policía a raíz de un informe de Reduxx (en español) en el que se recogían los testimonios de dos sobrevivientes que alegan haber sido captados y explotados por el personal de dicha organización cuando eran menores y utilizaban sus servicios.
Un antiguo voluntario de la organización ha presentado ahora nuevas acusaciones, afirmando rotundamente que no existía ningún tipo de medidas de protección infantil mientras él trabajaba para la organización benéfica.
Justin, cuyo nombre ha sido cambiado para proteger su identidad, explica que empezó trabajar con LGBT Youth Scotland en 2009. Como hombre gay con experiencia en terapia y asesoramiento, Justin dice que comenzó como voluntario debido a lo experimentado en su juventud, con la esperanza de poder ofrecer apoyo a los jóvenes que lidian con su sexualidad.
“Cuando tenía 18 o 19 años, me costaba encajar porque no me gustaba el aspecto social del ambiente gay. Estaba muy enfocado en el alcohol, las drogas y el acostarse con cualquiera. Descubrí que el voluntariado en grupos gay y en líneas de ayuda era una experiencia más positiva”, dice Justin. “Por experiencia, descubrí que si entras en el ambiente social gay por primera vez, ser gay puede convertirse fácilmente en toda tu personalidad, así que pensé que apoyar al grupo de jóvenes sería una gran oportunidad para demostrar que no tiene por qué ser así”.
Pero empezó a notar problemas después de unirse a LGBT Youth Scotland como voluntario.
Justin dice que los voluntarios adultos imponían sus valores políticos y sociales a los jóvenes usuarios del servicio.
Durante una de las reuniones del grupo, recuerda que fue testigo de cómo un trabajador adulto se enfureció con un niño que había expresado cierto apoyo al Partido Conservador.
“De verdad que me asustó el nivel de ira que salió de aquel hombre”, dice Justin, y cuenta que el niño huyó de la sesión en medio de la noche.
“El joven abandonó el edificio y no fui capaz de localizarlo. Hay que tener en cuenta que esta oficina está en el centro de Glasgow y fuera estaba oscuro . . . no es el mejor entorno para un joven alterado”, dice Justin, explicando que otro voluntario le dijo que “no servía de nada” expresar su apoyo a nada que no fuera el Partido Nacional Escocés.
En otra reunión de apoyo grupal, el mismo miembro adulto del equipo regañó a dos niños por decir que no querían asistir a un desfile del Orgullo.
“Esto iba en contra de todo lo que había aprendido sobre proporcionar un entorno de apoyo y empoderar a los jóvenes, era más bien dirigirlos para que acabaran teniendo los puntos de vista que sus mayores homosexuales consideraban ‘correctos'”, explica Justin.
Justin dice que una de sus primeras tareas en la oficina como voluntario fue ayudar al personal a “destruir” cualquier referencia al ex director de la organización benéfica, James Rennie.
Rennie, que había estado al frente de LGBT Youth Scotland durante años, acababa de ser condenado por dirigir la mayor red de pedofilia de Escocia. En lo que se calificó como el “peor juicio por abuso de la historia”, se descubrió que Rennie había estado abusando de su ahijado desde que éste tenía solo 3 meses de edad.
Mientras ejercía de director de LGBT Youth Scotland y recibía elogios en el parlamento escocés por su labor en favor de los derechos de los homosexuales, Rennie había estado solicitando materiales de abuso sexual infantil a otros pervertidos, incluidos aquellos protagonizados por “jóvenes con síndrome de Down o niños con dificultades de aprendizaje”.
La asquerosa red de depredadores que Rennie lideraba fue desarticulada en 2007, y finalmente fue declarado culpable en 2009, junto con otros ocho hombres, que sumaban más de 125,000 imágenes de abuso sexual infantil entre ellos.
“Si encontraba algún material promocional, informes impresos, cartas, cualquier cosa que tuviera su foto o nombre, tenía que pasarlo por la trituradora. Había que eliminar todo lo que recordaba a él, como si no hubiera existido”, dice Justin. “El personal apenas mencionaba su nombre… Me dijeron que no preguntara, pero no se me aseguró que hubieran cambiado nada por las lecciones aprendidas durante su trabajo allí”.
Justin explica que tenía la sensación de que el objetivo explícito de la oficina no era proporcionar servicios de calidad a los jóvenes, sino conseguir más dinero para dudosos proyectos de investigación.
“En ese momento la oficina contaba con unas 20 personas, muchas de ellas recibiendo un sueldo completo, que realizaban sus propias investigaciones y presentaban solicitudes de financiación para seguir cobrando y repetir el ciclo. A pesar de mis preguntas curiosas sobre cómo algunas de estas investigaciones presentes y pasadas habían ayudado directamente a los jóvenes que usaban este servicio, nunca se me dieron detalles reales”, recuerda Justin. “No entendía cómo los grupos de jóvenes que estaban más o menos dirigidos en su totalidad por voluntarios no remunerados y sin formación se beneficiaban del trabajo que yo veía en la oficina”.
Justin dice que fue entonces cuando comenzó a ver a LGBT Youth Scotland como un “grupo de presión bien financiado”, en el que los jóvenes usuarios del servicio solo se usaban como justificación para obtener financiación adicional.
“[La organización benéfica] utilizaba las experiencias vitales de las personas vulnerables a su cargo para seguir obteniendo fondos con los que continuar su ‘trabajo’. Esencialmente, los jóvenes estaban allí como objetos de investigación para continuar el concepto de ‘grupo vulnerable’ que necesita ser apoyado por una organización bien financiada”.
Pero no fue solo en la oficina donde Justin comenzó a preocuparse por cómo LGBT Youth Scotland llevaba a cabo sus operaciones.
Los voluntarios no remunerados, muchos de los cuales carecían de cualificación profesional, trabajan directamente con menores.
“Eran sobre todo los voluntarios no remunerados los que tendían a hacer el trabajo más directo con los jóvenes”, dice Justin, y añade que algunos de los menores usuarios del servicio habían llegado a la organización benéfica a través de los servicios sociales y eran considerados bastante vulnerables.
“A pesar de esta primera impresión, me quedé porque creía que los jóvenes merecían un mejor apoyo”, agregó Justin.
Justin afirma que no creía que hubiera medidas de protección infantil mientras estuvo en la organización benéfica, un problema persistente que contribuyó a un incidente perturbador del que fue testigo mientras trabajaba como voluntario en un evento en Glasgow.
Se trataba de un encuentro nacional de LGBT Youth Scotland que se celebraba en la ciudad y que requería alojamiento para los asistentes. Además de los empleados remunerados, también había un gran número de voluntarios adultos.
Durante un taller el primer día del encuentro, Justin cuenta que vio a un voluntario adulto nuevo en la organización “coquetear abiertamente” con dos de los usuarios adolescentes del servicio, que tenían entre 14 y 16 años.
“No solo fue un coqueteo verbal, como preguntarles dónde vivían, sino que puso abiertamente la mano en el muslo de uno de los niños y usó el pie para rozar la pierna del otro niño”.
Justin explica que él y otra voluntaria estaban tan perplejos por el “descaro absoluto” del comportamiento, que al principio dudaron de sí mismos, confundidos sobre si era un voluntario o un usuario del servicio.
“Después de este taller, tanto yo como la otra voluntaria decidimos que era mejor hablar con un miembro responsable del personal sobre nuestra confusión y preocupación”, dice Justin. “Resultó ser un voluntario masculino adulto … Se le permitió quedarse el resto del fin de semana con la única garantía de que [LGBT Youth Scotland] ‘lo vigilaría'”.
Justin cuenta a Reduxx que a pesar de que él y la otra voluntaria habían sido testigos de la conducta inapropiada, el personal de LGBT Youth Scotland no habló con los jóvenes involucrados, ni consideró el comportamiento como un riesgo.
“Permitir que voluntarios sin experiencia ni formación trabajen con niños a menudo vulnerables no es ético, como no lo es el no facilitar que los voluntarios puedan plantear inquietudes de manera adecuada o eficaz”.
Justin expresa algunos remordimientos cuando reflexiona sobre su tiempo en LGBT Youth Scotland, sobre cómo manejó las situaciones poco éticas que había presenciado.
“Estoy empezando a aceptar en estos últimos años que yo también fui parte del problema. Esos niños se merecían algo mejor. Debería haber sido más fuerte y no haber confiado en la buena reputación de la organización. Debería haber presionado a suficientes personas empleadas por ellos hasta que uno de ellos, el que tuviera el poder, hiciera lo correcto”, dice.
El 23 de diciembre, Reduxx publicó una entrevista exclusiva (en español) con dos sobrevivientes que alegan haber sido víctimas de abusos sexuales y haber sufrido grooming mientras asistían a LGBT Youth Scotland cuando eran menores de edad.
Sam Cowie y Daniel Nechtan utilizaron los servicios de la organización benéfica en momentos diferentes, pero relataron experiencias inquietantemente similares.
Cowie, que accedió informalmente a los servicios en 2010, contó a Reduxx que hombres mayores de la organización benéfica le habían hecho “grooming”, le otorgaban privilegios especiales y le daban cigarrillos y alcohol.
“Me daban alcohol gratis, me animaban a acostarme con hombres mayores y me daban dinero para realizar actos sexuales”, explicó Cowie a Reduxx, que continúa para decir que el personal de la organización benéfica también lo había llevado a clubes gay para adultos en Edimburgo.
Daniel Nechtan, que se metió en la organización en 2003, recordó haber sido explotado sexualmente por el ahora encarcelado director James Rennie, a pesar de la declaración hecha por LGBT Youth Scotland después de su arresto de que no le había hecho daño a ninguno de sus miembros jóvenes.
“Aunque yo era joven, muchas de las personas involucradas en esta organización benéfica tenían entre veinte y treinta años y, por lo que sé, no había ningún tipo de protección. De hecho, parecía más una red social para conectar a hombres mayores con adolescentes [a menudo vulnerables]”, dijo Nechtan.
Menos de 24 horas después de la publicación del informe de Reduxx, LGBT Youth Scotland emitió un comunicado en el que declaraba haberse puesto en contacto con la policía como resultado de las acusaciones contra ellos.
Justin dice que fue después de leer el artículo de Reduxx que “se dio cuenta” de lo grave que había sido la situación en LGBT Youth Scotland, y se animó a denunciar.
“Leer sobre alguien a quien podría haber tenido, en algún momento, la oportunidad de proteger o al menos de intentarlo … Me trajo a la memoria el momento en que ese hombre tocaba y coqueteaba con esos chicos en aquel evento de LGBT Youth Scotland. Les había fallado. La organización les había fallado. Y si asquerosos como ese hacían eso abiertamente, entonces, ¿qué demonios hacían asquerosos como él en situaciones más privadas?” se pregunta Justin.
“Tenemos que dejar de proteger a estos tipos, sabemos que se siente atraídos hacia las organizaciones juveniles, tenemos que empoderar a nuestros jóvenes para que puedan hablar sin que sean acusados de alimentar la intolerancia”.
LGBT Youth Scotland se ha negado a hacer comentarios sobre las acusaciones formuladas contra la organización, pero ha seguido pidiendo apoyo público para donaciones.
Una solicitud de Libertad de Información publicada en 2019 señaló que la administración del partido en el poder, el Partido Nacional Escocés, había estado proporcionando fondos a LGBT Youth Scotland a través del presupuesto de igualdad desde que asumió el cargo.
Según su declaración fiscal más reciente, LGBT Youth Scotland había recibido siete subvenciones gubernamentales diferentes a través de diversas dotaciones, incluido el presupuesto de Igualdad y el presupuesto de Violencia contra Mujeres y Niñas.