Se ha descubierto que el activista trans que está en el centro de la polémica por agredir a una defensora de los derechos de las mujeres, la inglesa Kellie-Jay Keen, en Auckland, Nueva Zelanda, es un representante de las Naciones Unidas que fue invitado a hablar en la ONU el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, y el dato ha empezando a circular por las redes sociales.
Eliana Rubashkyn, también conocido como Eliana Golberstein y Eliana Rubinstein, es un hombre que se identifica como transgénero e intersexual, y usa los pronombres “they/them” (“elle”). Rubashkyn es colombiano de origen judío-ucraniano, pero actualmente vive en Nueva Zelanda. Ha trabajado con la ONU como Oficial de Programas en ILGA World (la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales).
Rubashkyn se jactó de haber agredido a la activista por los derechos de las mujeres Kellie-Jay Keen el 25 de marzo durante lo que se suponía que iba a ser una manifestación pacífica por los derechos de las mujeres. Keen, también conocida por su apodo Posie Parker, había organizado una gira de mítines por Nueva Zelanda centrados en dar a las mujeres una plataforma para expresar sus ideas sobre la ideología de género. Pero Keen se vio obligada a interrumpir la gira tras ser recibida con violencia extrema en su primera parada en Auckland.
Mientras Keen se encontraba en la rotonda de Albert Park, en el centro de Auckland, donde estaba previsto que se celebraría el acto, una turba de activistas trans rompió las barreras. Sin policía a la vista, Keen empezó a preocuparse por su seguridad y la de sus seguidores mientras retransmitía en directo en YouTube.
Entre la multitud de activistas trans se encontraba Rubashkyn, que había conseguido entrar en el kiosco mintiendo sobre su identidad. Cuando Keen se acercó, les tiró un litro de zumo de tomate encima a ella y su guardaespaldas. Los videos del incidente han circulado desde entonces por las redes sociales, y Rubashkyn declaró a una emisora de noticias local que pudo acercarse a Keen porque mintió sobre su identidad, y “no pensaban que yo era una persona trans, porque soy intersexual y trans, pero nadie se da cuenta”.
En una declaración sobre el acto, Rubashkyn afirmó que atacó a Keen porque “sus palabras son sangre porque están matando a nuestra gente”. Continuó: “Ese zumo de tomate representa la sangre de las personas que está intentando matar”.
El último asesinato de una persona transgénero en Nueva Zelanda fue en 2018. Zenith Campbell fue asesinado por Paddy Woods, su novio desde hacía mucho tiempo. Sin embargo, desde la muerte de Campbell, dos neozelandeses transgénero han sido acusados de crímenes violentos (artículo en español), uno de los cuales torturó a una niña hasta la muerte.
En las redes sociales, Rubashkyn se jactó del ataque a Keen, lo que llevó a muchas defensoras de los derechos de las mujeres a investigar su cuenta de Twitter.
Fueron las defensoras de los derechos de las mujeres las que primero revelaron las imágenes de Rubashkyn en las Naciones Unidas, y después las compartió el popular detransicionador Oli London.
Este es el mundo en el que vivimos ahora. Los hombres violentos y odiosos son recompensados por usar violencia contra las mujeres.
Aunque muchos se sorprendieron por la presencia de Rubashkyn en las Naciones Unidas el Día Internacional de la Mujer, sus vínculos con la organización intergubernamental se remontan a años atrás.
Mientras estudiaba en la Universidad de Medicina de Taipei en septiembre de 2013, Rubashkyn visitó Hong Kong para actualizar su pasaporte. Había comenzado a tomar estrógenos el año anterior y quería actualizar su fotografía, y el consulado de Colombia en Hong Kong era el que le quedaba más cerca.
Tras llegar a Hong Kong, Rubashkyn afirma que fue objeto de malos tratos por parte de las autoridades fronterizas de Hong Kong y se puso en contacto con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados a través de Amnistía Internacional. El Alto Comisionado proporcionó protección a Rubashkyn con la condición de que entregara su pasaporte, tras lo cual se le permitió entrar en el país.
Sin pasaporte, Rubashkyn se convirtió en apátrida, y quedó atrapado en Hong Kong durante varios meses, donde se enfrentaba a la deportación a Colombia. Durante su estancia en Hong Kong, Rubashkyn luchó para cambiar su sexo legal a “mujer” en contravención de la ley de Hong Kong, que estipula que una persona debe someterse a una alteración genital antes de ser reconocida legalmente como del sexo opuesto. En abril de 2014, con la ayuda de las Naciones Unidas, se convirtió en la primera persona transgénero en ser reconocida como de su “género” autodeclarado en Hong Kong a pesar de no haberse sometido a ninguna cirugía.
A finales de 2014, Rubashkyn fue trasladado a Nueva Zelanda, donde luego luchó por conseguir el estatuto de refugiado y se le concedió asilo en mayo de 2014. Al año siguiente, pagó para que su novio israelí se reuniera con él en Auckland, donde se casaron mientras Rubashkyn estudiaba en una universidad local.
Según su perfil de LinkedIn, Rubashkyn actualmente trabaja como farmacéutico, y también es Oficial de Identidad de Género, Expresión de Género y Características Sexuales de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales por las Naciones Unidas.
Por el momento no está claro qué medidas se tomarán contra Rubashkyn, si es que se toma alguna, por su ataque a Kellie-Jay Keen durante la manifestación del 25 de marzo. Según la Ley de Delitos de Nueva Zelanda de 1961, Rubashkyn pudo haber cometido agresión al arrojar zumo de tomate a Keen y su guardia de seguridad. La definición legal de agresión es muy amplia en Nueva Zelandia y abarca cualquier situación en la que una persona aplica directa o indirectamente la fuerza contra el cuerpo de otra persona. Community Law New Zealand señala que esto “incluye cuando se hace de forma indirecta, lanzando algo, por ejemplo”.
Pero a pesar de que Rubashkyn admitió el acto, el primer ministro de Nueva Zelanda se ha negado a declarar si las agresiones cometidas durante la manifestación Let Women Speak serán debidamente investigadas por la policía.
Durante una rueda de prensa celebrada hoy, 27 de marzo, Sean Plunket, periodista de The Platform, le preguntó al primer ministro Chris Hipkins si podía dar “garantías generales” de que se haría justicia.
“Esos son asuntos que competen al comisario de policía”, respondió Hipkins secamente, repitiendo la misma frase cuando se le volvió a preguntar.
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