Simpatizante de la pedofilia en la junta que patrocina un proyecto de guarderías LGBT en Berlín

Una organización de derechos de los homosexuales en Berlín, Alemania, lanzará un nuevo programa piloto la próxima primavera con la apertura de dos guarderías con un enfoque especial en proporcionar a los niños educación sobre temas LGBT. Pero es alarmante que sea un académico con una larga historia de normalización de la pedofilia una de las tres personas en la junta que supervisa la organización.

A principios de este año, los Servicios de Asesoramiento Gay de Berlín (Berliner Schwulenberatung), un grupo de derechos LGBT que ha estado sirviendo a la comunidad gay durante 40 años, anunciaron que lanzarían un espacio de vida “diversa” en el área de Südkreuz de Berlín en 2023.

Traducido aproximadamente como el “Lugar de Vida Diversa”, el complejo albergará 69 apartamentos, una instalación geriátrica especializada, un restaurante y mucho más, todo lo cual tendrá como objetivo proporcionar “viviendas multigeneracionales para personas homosexuales, bisexuales, transexuales e intersexuales (LGBTI *)”. El objetivo declarado de la iniciativa es crear un espacio donde los residentes puedan vivir “sin temor a la exclusión debido a su identidad sexual o de género”.

Además de viviendas y áreas comunes, el lugar también tendrá dos guarderías que acogerán a aproximadamente 90 niños en total. Las guarderías tendrán un enfoque especializado en la educación LGBT.

“Muchas escuelas y guarderías encuentra muy difícil educar cuando se trata de homosexualidad, transexualidad e intersexualidad con respeto a los niños”, dice la página de información de la guardería, “Queremos cambiar eso ya”.

Continúa: “El tema de LGBTI* no es un tema que sea solo para adultos. Cada uno es responsable de su propia identidad, sus propios deseos e ideas sobre la vida, el amor, la amistad y la pareja, incluso los más pequeños entre nosotros”.

El concepto del programa piloto de la guardería se coordinó con el Departamento de Juventud, Educación y Familia del Senado de Berlín.

Pero es alarmante que uno de los miembros de la junta que supervisa y patrocina los Servicios de Consejería Gay y su proyecto sea Rüdiger Lautmann, un sociólogo alemán y defensor de los derechos de los homosexuales que tiene un largo historial de normalización de la pedofilia.

Lautmann fue profesor en la Universidad de Bremen, donde dio clases de 1971 a 2001. En particular, Lautmann escribió un libro titulado The Lust for Children: A Portrait of Pedophiles (“Lujuria por los niños: Un Retrato de Pederastas”). El libro se basa en las entrevistas que hizo a 60 hombres que admitieron haber abusado sexualmente de niños pequeños, mayoritariamente varones.

Rüdiger Lautmann hablando en la conferencia SPDQueer Berlin, 2015.

“Realmente aman a los niños, anticipan todos sus deseos, organizan viajes, compran juguetes y solo se sienten cómodos con los niños”, dice Lautmann sobre los 60 pedófilos que entrevistó.

Publicado en 1994, el libro se hizo popular entre los pedófilos por el retrato positivo que hacía de la atracción adulta hacia los niños, que Lautmann describía como una orientación sexual, y sus repetidas afirmaciones de que los niños son capaces de autonomía sexual.

“Para mí, está muy claro que existen relaciones que no requieren ninguna intervención”, escribió Lautmann, “Los niños se aferran a sus amantes y pueden dejarlos en cualquier momento si así lo desean”.

En su libro, Lautmann busca categorizar qué tipos de niños atraen a los pedófilos, y realizó encuestas en profundidad a los pedófilos sobre las características, los tipos de cuerpo y los rasgos de personalidad que más deseaban.

Aparecen docenas de citas directas de los pedófilos que entrevistó, donde describen gráficamente los actos sexuales que realizaron con los niños de los que abusaron, algunos de tan solo 4 años de edad.

“Algo puede suceder hasta con un niño de 4 años”, escribe Lautmann, “El pedófilo, por supuesto, quiere que su pene sea estimulado manual u oralmente. Solo en raras ocasiones los niños acatan eso”.

Lautmann describe las señales para el “consentimiento infantil” y sugiere que los pedófilos no usan la fuerza para asegurarse el acatamiento de los niños, sino que les permiten dirigir la actividad sexual.

“La gran mayoría de los encuentros descritos parecen estar basados en el consentimiento”, escribe Lautmann, en el prólogo de las descripciones de abuso sexual infantil por parte de sus entrevistados. También rechaza la “línea predominante”, que describe como un argumento “insatisfactorio” de que los niños son incapaces de dar su consentimiento, afirmando que está “basado en deducciones de fundamentos normativos”. Lautmann también acusa a las “campañas contra el abuso infantil” de “beneficiarse” de la “rigurosidad y simplicidad” de las leyes actuales.

“Emocionadas y vestidas de manera atractiva, estas personitas, por no mencionar todas sus otras cualidades, encarnan algo del lado sensual de nuestro mundo; al menos así es como se ponen en escena a los niños hoy en día”, escribe Lautmann. “La pedofilia saca a relucir algo que nadie quería, pero que objetivamente se deriva del deseo de embellecer la infancia”.

Después de la publicación del libro, Lautmann habló en un evento organizado por la organización de defensa pro-pedofilia, el Grupo de Especialistas y Apoyo para la Pedofilia (Fach Und Selbsthilfegruppe Paedophilie).

En 1995, Lautmann repitió la tesis de su libro en un artículo para Pro Familia, una ONG líder que proporciona recursos sobre salud sexual. En la revista oficial de Pro Familia, el artículo de Lautmann dice: “Nuestro estudio define el término pedófilo, lo distingue del incesto, el abuso y el sadismo. Demostramos que tales hombres existen. La tesis es, por lo tanto: Desear a un niño es una forma sexual independiente y diferenciada. La pedofilia es, por lo tanto, una orientación sexual como cualquier otra y ya no una perversión”.

Finalmente, Lautmann se vio obligado a distanciarse de su trabajo después de enfrentarse a una oleada de críticas. Pero continuó trabajando estrechamente con otras figuras prominentes en el impulso para normalizar la pedofilia como una orientación sexual oprimida.

Lautmann mantuvo a lo largo de su carrera una estrecha relación con el notorio sexólogo pederasta Helmut Kentler.

Desde 1969, el proyecto de Kentler puso a niños huérfanos en hogares de pedófilos (aquí traducido al español) en un intento de probar su teoría de que los pedófilos podían ser buenos padres de acogida. Kentler había teorizado que la atracción del pedófilo por los niños resultaría en un fuerte impulso para cuidarlos.

“Estas personas fueron capaces de aguantar a estos niños [mentalmente] retrasados solo porque estaban enamorados de ellos, encaprichados con ellos, locos por ellos”, explicó Kentler en 1970.

También sospechaba que los niños desarrollarían relaciones significativas y amorosas con sus padres de acogida pedófilos, y no experimentarían ninguna consecuencia negativa si resultaban ser abusados sexualmente por ellos.

El proyecto de Kentler fue aprobado por el Senado de Berlín, y los padres de acogida pedófilos recibieron un sueldo mensual del gobierno para cuidar a los niños huérfanos.

Lautmann también participó en una moción de 1979 que pedía la eliminación de la Sección 176 del código legal alemán, que eliminaría efectivamente la edad de consentimiento, un objetivo político que fue apoyado por Kentler.

En 2008, Lautmann escribió el obituario de Kentler para la Unión Humanista (HU), de cuya junta directiva formaba parte en aquel momento. La Unión se describe a sí misma como una “organización independiente de derechos civiles”, pero mantenía una extrecha relación y coordinación con un grupo de trabajo sobre sexualidad humana que abogaba explícitamente por la legalización del sexo entre adultos y niños.

Además de servir en una posición de liderazgo para el HU, Lautmann fue miembro de la organización de cabildeo pedófilo Humane Sexuality Working Group (Arbeitsgemeinschaft Humane Sexualität, AHS), un proyecto de investigación que impulsaba la narrativa de que los “contactos pedosexuales” podían ser “consensuados”, a pesar de la diferencia de edad y poder entre un niño y un adulto. Lautmann publicó para la revista, abogando por una separación legal entre los delincuentes sexuales y los pedófilos. El HU solo se distanció oficialmente del AHS en 2004 por preocupaciones por su imagen.

Lautmann ha avisado a menudo sobre el “pánico moral”, un término que a menudo se usa en los círculos pedófilos para describir como irrazonables a aquellos que se preocupan por la protección infantil.

La noticia del puesto de Lautmann en la junta que encabeza las guarderías LGBT apareció prominentemente en el sitio web de un grupo activo de cabildeo pro-pedófilo, Krumme-13 (K13Online), en una publicación que afirma que los líderes dentro de la organización “dan la bienvenida a los objetivos” de las guarderías infantiles.

Krumme-13 aboga por reducir la edad de consentimiento a 12 años, y afirma: “Los niños a partir de los 12 años pueden decidir por sí mismos si quieren entrar en una relación pedosexual o no. El derecho de los niños a la autodeterminación sexual debe estar protegido por la Ley Fundamental”.

La entrada del blog hace referencia a una publicación de 1996 que Lautmann coordinó para la AHS titulada “Los Niños Y La Sexualidad” (Kind und Sexualität) que presenta escritos de varios prominentes activistas pro-pedófilos. Además del folleto “Los niños y la sexualidad”, la AHS imprimió en privado un folleto sobre el tema “Sexualidad entre niños y adultos” en 1988, que abogaba por la despenalización de las actividades pedófilas.

Krumme-13 está encabezado por el cabildero pedófilo Dieter Gieseking, quien ha presentado un total de tres peticiones ante el Bundestag, o parlamento, pidiendo a los miembros de los partidos políticos SPD (Demócratas Socialistas), FDP (Partido Democrático Libre) y los Verdes que acepten una enmienda al Artículo 3 que protegería la pedofilia como una “identidad sexual”.’


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Anna Slatz

Anna is the Co-Founder and Editor-in-Chief at Reduxx, with a journalistic focus on covering crime, child predators, and women's rights. She lives in Canada, enjoys Opera, and kvetches in her spare time.

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