Una reclusa del Centro Penitenciario y de Reinserción Social de Chalco, en el Estado de México, ha denunciado que fue agredida sexualmente por un hombre que se dice trans que había sido alojado en su celda. El recluso tenía antecedentes de violencia sexual y amenazó con hacer daño a los hijos de la víctima si denunciaba lo que había ocurrido.
Según El Capitalino, los hechos ocurrieron en julio de 2022 después de que el hombre fuera trasladado a la celda de la víctima. A pesar de tener un historial de delitos sexuales violentos y mala conducta, al agresor se le permitió mudarse al área de mujeres donde la seguridad era mínima, ya que algunas secciones estaban separadas sólo por cortinas de tela.
El Centro Penitenciario y de Reinserción Social de Chalco alberga aproximadamente a 450 mujeres, y cuenta con una guardería para reclusas con niños pequeños.
Aunque en un principio la víctima había sido amenazada para que guardara silencio, ya que el hombre que se dice trans le había prometido dañar a su familia utilizando contactos que tenía en el exterior, finalmente denunció la agresión ante las autoridades penitenciarias.
La CODHEM, la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, llevó a cabo una investigación y determinó que “una de las mujeres privadas de la libertad fue agredida sexualmente por su compañera de dormitorio, quien era una mujer trans con quejas previas de conductas indebidas y probable acoso sexual”.
La CODHEM dijo además que “la agresión no fue prevenida por la autoridad penitenciaria”, ya que los administradores del centro realizaron una evaluación insuficiente del interno, sin seguimiento y sin considerar el riesgo que el recluso masculino transidentificado representaba para las mujeres.
Pero inquietantemente, a pesar de determinar que la agresión sexual había tenido lugar y que el recluso que se dice transgénero suponía un riesgo para las mujeres, la CODHEM ordenó al personal penitenciario asistir a un curso de “perspectiva de género”.
La presidenta de la CODHEM, Myrna Araceli García Morón, también recomendó la capacitación no solo al personal de Chalco, sino al de todos los centros penitenciarios de la región.
Según informó El Gráfico, miembros del Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Seguridad Ciudadana de la Universidad Nacional Autónoma de México fueron los encargados de impartir el curso de derechos humanos y “perspectiva de género” a ochenta funcionarios de prisiones.
La misma universidad se vio envuelta recientemente en un escándalo cuando transactivistas organizaron un “golpe” y tomaron el control de uno de los baños de mujeres más grandes del campus en protesta por un mural lésbico que se estaba pintando en las inmediaciones. Los transactivistas vandalizaron el baño, haciendo pintadas que amenazaban a las mujeres críticas con la ideología de género con “violación y muerte”.
A pesar de que la constitución política de México establece que las cárceles deben estar segregadas por sexo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México ha declarado que no existe “una diferencia estricta entre hombres y mujeres”.
Desde que se conoció la noticia de la agresión, los medios mexicanos se han referido casi uniformemente al agresor como “mujer” o “mujer trans”, usando pronombres femeninos para referirse al violador. La CODHEM va incluso más allá en su “lenguaje inclusivo” y usa neopronombres: “Las, les y los invitamos a seguir las actividades de la CODHEM a través de nuestras redes sociales.”
En declaraciones a Reduxx, Laura Lecuona, contacto para México de WDI y autora de Cuando lo trans no es transgresor, criticó a la CODHEM por perpetuar la política de autoidentificación de género ante los evidentes riesgos que representa.
“Un hombre con antecedentes de violencia sexual cumple su condena en una cárcel de mujeres, donde viola y amenaza a una compañera de celda, y la comisión estatal de derechos humanos piensa que la solución es impartir a los empleados de prisiones un cursito con perspectiva de género, dice Lecuona, que se pregunta: “¿Qué les enseñarán en este curso? Es probable que les enseñen que ‘las mujeres trans son mujeres’. La única solución es reconocer que la autodeclaración de sexo registral entraña varios peligros para las mujeres”.
Lecuona también dice que las políticas de autoidentificación de género deben “abandonarse” por completo para proteger a las mujeres.
“Las feministas llevamos años advirtiéndolo. Todavía hay tiempo [para que las autoridades] rectifiquen y cumplan con su obligación de garantizarles a las mujeres una vida libre de violencia”.
El empleo de asesores de “género” en los casos en que las mujeres han sido alojadas involuntariamente en espacios cerrados con hombres que declaran una identidad transgénero es un problema internacional. En julio, Reduxx reveló que un hombre que se identifica como transgénero presentó un discurso en un evento de Empoderamiento de La Mujer celebrado en el único centro penitenciario para mujeres de Nueva Jersey, donde dio una conferencia a las reclusas sobre la importancia de la “inclusividad”.
Según los informes, La’Nae Grant les dijo a las mujeres que creía que las “mujeres cisgénero” podían titubear a la hora de aceptar a los hombres que se identifican como trans debido a los celos o la “competencia” entre los grupos por conseguir parejas sexuales masculinas. El Centro Penitenciario para Mujeres Edna Mahan se ha visto inundado de reclusos violentos que han sido trasladados a la prisión, entre ellos un sádico recluso que se dice trans que fue condenado a 50 años de cárcel en 2003 por la brutal violación y asesinato de una mujer ecuatoriana víctima de trata con fines sexuales.
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