Activistas trans intentaron sitiar violentamente el Congreso de la Ciudad de México el martes después de que se presentara una iniciativa para prohibir que los menores accedan a la cirugía de “afirmación de género”.
La iniciativa fue presentada por primera vez por América Rangel, diputada del conservador Partido Acción Nacional (PAN), el 9 de febrero y pretendía tanto prohibir las intervenciones, como castigar a los proveedores médicos que no cumplieran la ley.
Al parecer, Rangel era el blanco de la agresión de los activistas, y ella misma publicó que creía que los activistas iban a por ella.
En unas imágenes perturbadoras que circularon en Twitter tanto del interior como del exterior de la Cámara del Congreso, se vía a una horda de activistas trans entrando en el histórico edificio a golpes y rompiendo los cristales de las ventanas entre gritos. El edificio estaba además aislado por puertas decorativas de reja que habían sido cerradas con llave, pero los activistas lograron arrancar varios de los barrotes y abrirse paso.
Victoria Sámano, un hombre que se dice trans y que había estado dirigiendo la protesta, fue el primero en saltar dentro, abriéndose paso a empujones entre los guardias de seguridad que intentaban defender el edificio y enzarzándose en altercados físicos con algunos de ellos. Otros activistas siguieron rápidamente el ejemplo de Sámano y comenzaron a abrirse paso a través de la entrada que había creado entre las rejas.
Una vez dentro del edificio, se produjeron más daños cuando los activistas pintaron graffiti en las paredes y destrozaron ventanas. Los activistas llegaron muy cerca de su objetivo, las puertas de la sala del Congreso, pero fueron bloqueados por el personal de seguridad.
La protesta fue finalmente sofocada por la policía antidisturbios, que acudió al lugar y utilizó gases extintores para dispersar a los activistas.
Sámano subió a Twitter un video de sí mismo en el que se quejaba de que los guardias se habían defendido, y sugería que los activistas simplemente se habían manifestado de forma pacífica por sus derechos cuando fueron brutalmente atacados sin motivo.
“Solo exigíamos nuestros derechos y empezaron a golpearnos, a mí me golpearon en las piernas. Aquí están las marcas de cómo me golpearon por esta ciudad. [Los diputados] son más importantes que las personas trans”, dice en el video.
Según algunos medios de comunicación mexicanos, el coordinador parlamentario de Morena, el partido de izquierdas en el poder, ha asegurado a los manifestantes que sus diputados no tienen previsto presentar una denuncia penal por los daños causados al edificio.
Pero, insatisfecha con la respuesta del Congreso, América Rangel presentó ayer su propia denuncia ante la Fiscalía General de México.
En un video que subió a Twitter, Rangel dijo que había presentado una denuncia penal contra los manifestantes que sitiaron el Congreso.
“Acabo de presentar denuncias penales contra las personas que asaltaron el Congreso de la Ciudad de México y trataron de atentar contra mí”, dijo Rangel en su video. “En específico, tenemos perfectamente detectadas a tres personas, de quienes ya le dimos todas las pruebas a la Fiscalía, y además solicitamos se realice la investigación para dar con las demás personas. Esperamos que la autoridad haga su trabajo y no encubra si es que hay personas de Morena detrás de todo esto. No puede haber nada ni nadie por encima de la ley”.
Los activistas trans en México son conocidos por ser particularmente agresivos y organizar manifestaciones violentas u hostiles contra aquellos con quienes no están de acuerdo.
En julio de 2022, un político transgénero interrumpió violentamente (artículo en español) una conferencia gubernamental destinada a abordar la trata de personas tras sentirse ofendido por las implicaciones que las políticas abolicionistas tendrían en los “trabajadores sexuales” trans.
María Clemente, un político varón que se dice trans, elegido para la Cámara de Diputados de México el año pasado, calificó de “discurso de odio” la sugerencia de abolir el comercio sexual para proteger a mujeres y niños. A un crítico, Clemente dijo: “¡Soy una mujer y soy una puta! ¡Es mi trabajo y cómo come mi familia! ¡Me encanta!”
Clemente fue desenmascarado más tarde (artículo en español) por haber mentido sobre estar prostituido después de que su ex marido lanzara una refutación mordaz de su imagen pública en una carta que publicó para exigir que Clemente finalizara su divorcio.
Meses después, activistas trans de la Universidad Nacional Autónoma de México “tomaron” uno de los baños de mujeres del campus (artículo en español) en aparente represalia por la aparición de un mural del orgullo lésbico.
Los activistas afirmaron que el mural los hacía sentir “inseguros” y exigieron que se creara otro baño de género neutro cerca de la Biblioteca Samuel Ramos. Menos de 24 horas después, los activistas tomaron el baño de mujeres más grande del edificio, vandalizando las paredes con amenazas dirigidas a las mujeres críticas con la ideología de género.
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