La ciudad de Berlín ha provocado la indignación de sus ciudadanos tras ofrecer a los menores un libro ilustrado gráfico sobre prostitución a través de su sitio web oficial. El libro, titulado Rosi Se Busca La Vida (Rosi sucht Geld), se anuncia como un recurso para criaturas de 6 a 12 años.
Según la responsable de Igualdad de Oportunidades, Kerstin Drobick, el libro está pensado para explicar la prostitución a hijos e hijas de familias que residen en un barrio rojo de Berlín, situado en Kurfürstenkiez, conocido como Kurfürstenstraße.
“En los años en que las oficinas de gestión del vecindario de Tiergarten Süd y Schöneberger Norden se ocupaban del tema de la prostitución callejera y estaban en estrecho contacto con los residentes, este era uno de los temas: ¿Qué le digo a la criatura? La administración del distrito de Tiergarten Süd lo afrontó con valentía”, dice Dobrick en su defensa del libro.
“Se encargó un libro infantil que tratara de explicar a las criaturas lo que ocurría allí. Curiosamente, una extensa investigación ha demostrado que los libros educativos para mayores de 10 años evitan esta explicación”.
Drobick también explica que el libro sobre prostitución, que cuenta con ilustraciones gráficas, fue creado con la participación de “niñas y niños de primaria y otras personas” como parte de un proyecto comunitario.
The City of Berlin is handing out this book on prostitution to children ages 6-12. "Rosie needs money" is about a mother from bulgary, who is forced to leave her kids behind to go to Berlin and have german men rape her for money.
— Donna Krasniqi (@donnasdottir) September 22, 2023
Screenshots from book down below: "It's diffrent… https://t.co/7zL7H2HD2P pic.twitter.com/nSOXLQO7Cv
Rosi Se Busca La Vida está escrito desde la perspectiva de una niña llamada Maryam, cuya familia se mudó a Alemania desde Siria.
Maryam narra como ella y su compañero de clase, Martin, buscan a Rosi, una mujer de Bulgaria que está sufriendo explotación sexual. Maryam dice que su madre le dijo que Rosi está a menudo “buscando dinero” en la calle. Según cuenta, Rosi tiene muchas amigas que también son mujeres migrantes de Bulgaria, Rumanía, Rusia y Lituania.
“Pero no parecen encontrar mucho dinero. No les alcanza para ropa. Se les tienen que congelar los pechos y las piernas en invierno”, observa Maryam. “Hoy decidimos finalmente preguntarle a Rosi qué es lo que hace con los hombres. En realidad, ya lo sabemos. Le dan dinero y quieren hacer el amor”.
Martin luego parece referirse a la pornografía, diciendo: “Es diferente de mamá y papá. Mamá hace el amor con papá, pero los hombres de Rosi no hacen el amor, hacen sexo como en la tele”.
En el libro, Rosi sugiere que los hombres usan prostitutas debido a la soledad, y promociona la industria del sexo como un campo legítimo e importante.
“¿Quieres saber qué tiene que ver esto con el amor y el sexo? Todo el mundo actúa como si el amor y el sexo fueran siempre lo mismo. Los hombres me lo dicen a mí y a sus esposas en casa. Pero a veces el amor desaparece. O el sexo. Por eso mis clientes sólo quieren hablar conmigo y me dan dinero a cambio”, dice Rosi a las criaturas, para luego explicar cómo tiene relaciones sexuales con los clientes de una manera frívola.
“La mayoría de las veces es así: los hombres quieren meterme el pene en la vagina. Unas cuantas veces dentro y unas cuantas veces fuera, y ya está. No es más que eso”.
El libro también explica que Rosi les da condones a los hombres, que “se los ponen en el pene para tener sexo”. Esto se hace para evitar embarazos y como “protección contra enfermedades”, una afirmación que va acompañada de un inquietante dibujo infantil de un pene sonriente con un condón rosa.
Curiosamente, el libro concluye con citas de criaturas y jóvenes que viven en áreas donde se ejerce la prostitución callejera. La mayor parte de las opiniones son abrumadoramente negativas, y se presentan como ejemplos de actitudes hacia la prostitución en la juventud que requieren debate.
“Me da vergüenza vivir aquí … No puedo dormir bien por la noche … ¿Por qué no hay prostitución al lado de un ayuntamiento?”, se pregunta una criatura.
“Tengo miedo de los puteros. Aunque tengo cortinas, tengo miedo de cambiarme en mi habitación. ¿Por qué los vecinos y las mujeres tenemos que sufrir sólo porque los hombres no pueden encontrar una esposa?”, se pregunta otra.
En declaraciones a Reduxx, Elly Arrow, una defensora alemana de la abolición de la industria del sexo, califica todo el libro de “esquizofrénico”, y señala que las criaturas citadas en el libro claramente no quieren ver esa industria normalizada.
“Están sufriendo, tienen miedo de los puteros y de los proxenetas”, dijo Arrow. “Una niña comenta astutamente que casualmente la prostitución no se da al lado del Ayuntamiento. Los políticos alemanes están encantados de permitir la prostitución y pasar por alto los elementos delictivos, siempre y cuando puedan recaudar euros en impuestos, no ocurra en su patio trasero, y sean mayoritariamente las madres e hijas de familias empobrecidas de Europa del Este las que estén de pie en las aceras”.
“Berlín se enorgullece de la tolerancia y la inclusión, sacrificando a niñas y mujeres de minorías -por ejemplo, de la minoría romaní- o niños y jóvenes refugiados de Siria, a los caprichos de hombres sádicos alemanes. Y cualquiera que use la calle es probable que tenga una vena sádica, ya que la miseria humana es muy palpable”, agregó.
“El folleto es increíblemente irresponsable. Está bien enseñar a los niños a no faltar el respeto a las mujeres que están siendo prostituidas en la calle, ¡pero el folleto da a entender que esas mujeres podrían convertirse en amigas de una criatura! Debido a la barrera del idioma y la presencia de compradores de sexo y proxenetas, esto es inverosímil y peligroso. En la última parte del folleto, las criaturas llegan a afirmar que toda la situación les da miedo, pero el folleto trata activamente de quitarles ese miedo”, explica Arrow a Reduxx.
“Los jóvenes [en el barrio rojo] ya están expuestos al consumo visible de drogas, ven a mujeres extremadamente cosificadas, apenas vestidas, y a hombres que las intimidan y acosan. Las citas de las niñas indican que se dan cuenta de que los hombres pueden mirarlas igual y querer hacerles lo mismo que les hacen a las mujeres. Eso por sí solo es muy destructivo para la autoimagen y la imagen corporal de las niñas”, dijo.
Además del libro infantil, los funcionarios del ayuntamiento de Berlín ya habían hecho una presentación titulada “El Trabajo sexual y el barrio en Kurfürstenkiez” para los miembros de la comunidad que usan las instalaciones de una escuela primaria local.
Arrow dijo que la despenalización del comercio sexual en Alemania ha dado lugar a la explotación de mujeres migrantes, así como de niños y jóvenes, y subrayó que se había producido un aumento reciente en el número de mujeres procedentes de Ucrania que han huido de su país de origen tras la invasión rusa. Según las estadísticas del gobierno, la cantidad de mujeres ucranianas registradas como “prostitutas” se duplicó entre 2021 y 2022.
El año pasado, Reduxx informó que las búsquedas en Google de términos como “chicas ucranianas”, “porno ucraniano” y “porno de guerra” se dispararon durante la primera semana del conflicto.
Más tarde se supo que una agencia de defensa del “trabajo sexual” con sede en Berlín “compuesta por trabajadores sexuales trans y no binarios” utilizó las redes sociales para solicitar a las mujeres refugiadas ucranianas información sobre cómo entrar en el comercio sexual legal alemán.
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