La propietaria de un gimnasio solo para mujeres de Brasil ha sido acusada de transfobia criminal por un hombre que la ha denunciado a la policía por haberle negado la membresía.
Jhenyfer Marine, un prostituto transidentificado, se había puesto en contacto con el gimnasio femenino Espaço Fernanda Fitness en Anápolis para enterarse sobre el proceso de asistencia, ya que, según explicó a Universa, pensaba que se sentiría más cómodo yendo a un gimnasio que solo admitiera mujeres.
Marine se puso en contacto por primera vez con el gimnasio en septiembre, pero le pareció que “le daban largas” cuando un representante se mostró reacio a darle detalles sobre el precio de hacerse socio a través de WhatsApp. El representante aconsejó a Marine que se pusiera en contacto con la dueña del gimnasio, Fernanda Caetano, quien finalmente confirmó que a Marine no se le permitiría hacerse socio debido al compromiso declarado del gimnasio de aceptar solo mujeres.
“… debido a que el gimnasio es solo para mujeres, no podemos cumplir con su solicitud de registro”, le dijeron a Marine a través de WhatsApp en mensajes que luego publicaría en las redes sociales.
Marine, quien comenzó a identificarse como mujer hace cuatro años, dijo a los medios de comunicación que sentía que le habían faltado al respeto por la exigencia del gimnasio de ser exclusivo para mujeres.
“Nunca me habían discriminado en ningún otro lugar, y es irónico que tenga que pasar por esto justo en un sitio donde imaginé que estaría más cómodo. Me sentí muy triste, me sentí maltratado y sentí que me habían faltado al respeto. Esto es transfobia”, dijo Marine sobre la negativa a aceptarlo como socio.
“Me sentí muy ofendido. ¿Desde cuándo una mujer trans no es una mujer? No tengo una apariencia masculina para que me prohíba inscribirme en el gimnasio”, agregó.
Marine luego presentó una denuncia contra Caetano ante una división especial de la policía que se centra en delitos de “intolerancia”. También buscó ayuda del presidente de la Comisión de Diversidad Sexual y de Género de Anápolis, el abogado Alex Costa.
Costa dijo a Universa que Caetano fue acusada del delito de transfobia como “racismo social” tras la denuncia de Marine.
Esta clasificación se introdujo después de un fallo de la Corte Federal Suprema de 2019 que estipuló que la discriminación contra la “comunidad LGBTQ” constituía un delito penal, pero caía bajo las protecciones existentes basadas en la raza como una forma de “racismo social“.
Caetano fue acusada bajo la Ley brasileña 7.616/89, que establece que negar el acceso o el servicio en establecimientos deportivos, casas de entretenimiento o clubes sociales abiertos al público por motivos de raza o color de piel es un delito penal. Los fiscales no le ofrecieron una pena alternativa, cosa que podía haber sido posible debido a las leyes existentes, porque su delito de “racismo en forma de transfobia” fue descrito como “demasiado severo” como para permitir concesiones en virtud de un acuerdo de no enjuiciamiento.
La Fiscalía ha propuesto multar a Caetano con R$10.000 (aproximadamente US$2.000) para compensar a Marine por los “daños morales sufridos”, pero Costa cree que la cantidad es demasiado baja. Dijo a los medios locales que esa indemnización era “insignificante” y no suficiente para reparar el “daño” que se le había causado a Marine. También dijo que el juez puede aumentar la compensación monetaria una vez que el caso esté ante los tribunales.
El caso está bajo secreto de sumario y, si es declarada culpable bajo las leyes existentes de “LGBT-fobia”, Caetano puede enfrentarse a hasta 5 años de cárcel. Reduxx se ha puesto en contacto con Espaço Fernanda Fitness para obtener declaraciones.
A pesar de alterar sus documentos legales y afirmar ser una mujer, Marine habla de su pene y hace alarde de él en videos provocativos y fotos accesibles a través de su cuenta de Instagram.
En su página de FatalModel, el perfil de Marine lo describe como que “no quiere cambiar sus características primarias”, aunque se refiere a sus genitales masculinos intactos como una “vagina”. También se refiere a sí mismo como un “travesti”.
Tras las críticas recibidas en las redes sociales, Marine ha declarado que no había seguido adelante con la terrible experiencia con el gimnasio por dinero o “para aprovecharse”. Marine insistió en que era su derecho acceder al gimnasio, y cree que merece acceso a espacios solo para mujeres de acuerdo con la ley.
Brasil se ha convertido en un centro neurálgico en el debate sobre la ideología de género en los últimos meses, con múltiples incidentes que han provocado la atención e indignación internacional.
Al igual que Fernanda Caetano, Isabela Cêpa, una conocida activista feminista en el país, está siendo perseguida legalmente por cargos similares.
Cêpa habló exclusivamente con Reduxx en junio (artículo en español) y reveló que se había convertido en el objetivo de una investigación policial después de expresar su decepción por la cobertura mediática de las elecciones brasileñas de 2020 en Instagram. En particular, Cêpa había señalado que un hombre transidentificado, Erika Hilton, estaba siendo aclamado como “la mujer más votada” en Brasil.
Casi dos años después de haber hecho ese comentario, Cêpa descubrió que estaba siendo acusada formalmente de 5 cargos por el delito de “racismo social” al haber llamado a Hilton “hombre”. Cêpa nunca había recibido ningún documento de la policía o de la fiscalía, y sólo se enteró de que había sido denunciada leyendo un artículo que se había publicado sobre ella en Folha, las noticias nacionales de Brasil.
Además de hablar de los cargos, el medio anunciaba que Cêpa se enfrentaba a hasta 25 años de prisión, una cifra que, según ella, fue inventada para desalentar a otras feministas de hablar sobre temas similares.
Pero el caso de Cêpa no es el único ejemplo del poder que tiene la ideología de género en Brasil.
A principios de este año, las imágenes violentas (artículo en español) que mostraban a estudiantes varones transidentificados agrediendo físicamente a sus compañeras de clase se volvieron virales en las redes sociales. Según los informes, la causa del brutal ataque fue que las niñas expresaron su preocupación por el hecho de que los hombres pudieran acceder a los baños femeninos en la escuela.
En octubre, Glamour Brasil otorgó a un hombre el prestigioso premio a la Mujer del Año en su ceremonia anual Generation Glamour (artículo en español). Linn da Quebrada, un influencer “travesti”, se hizo con el máximo galardón a pesar de haber declarado que no se identificaba como mujer, y que ni siquiera creía que las mujeres “existieran”.
Brasil es un hervidero de violencia basada en el sexo, con tasas de feminicidio en aumento a pesar de que la tasa general de homicidios del país ha disminuido. Según los datos más recientes, cuatro niñas menores de 13 años son violadas cada hora en Brasil, y la mayoría de las víctimas de violencia sexual son “escandalosamente jóvenes”.
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