Un destacado activista trans será juzgado por el triple homicidio de una pareja de lesbianas y su hijo en 2016. El horrible asesinato se produjo tras las campañas contra un festival de música solo para mujeres que negaba la admisión a hombres trans-identificados.
Dana Rivers, de 67 años, nacido David Chester Warfield, se encuentra actualmente detenido en la cárcel de Santa Rita, California, en espera de juicio por un triple homicidio. Las autoridades han retrasado el juicio de Rivers durante años a la espera de los resultados de una evaluación de salud mental.
Rivers está acusado de los asesinatos de Charlotte Reed, de 56 años, su esposa Patricia Wright, de 57, y su hijo Benny Diambu-Wright, de 19. La policía recibió avisos de disparos en la casa de Wright y Reed en Oakland, California, la noche del 11 de noviembre de 2016.
Cuando llegaron las autoridades, encontraron a Rivers empapado en sangre y huyendo de la casa en llamas con un bote de gasolina. Tenía en su posesión cuchillos, munición y nudillos de bronce. Se encontraron los cuerpos de Wright, Reed y Diambu-Wright entre los escombros humeantes. Detuvieron inmediatamente a Rivers y lo llevaron a una cárcel del condado de Alameda.
Según informes policiales, Rivers “comenzó a hacer declaraciones espontáneas sobre su participación en los asesinatos” mientras era arrestado. Rivers finalmente confesó haber matado a las dos mujeres y a su hijo, pero se declaró inocente de los cargos de triple homicidio en 2017.
Antes de los asesinatos, Rivers era un destacado activista trans conocido por luchar contra la “discriminación de género”.
Rivers se hizo conocido en 1999 porque fue despedido del instituto Center High School en el condado de Sacramento, California, por hablar abiertamente de su “sexualidad y la importancia de la autodeterminación de género” en clase con los estudiantes.
Los miembros de la junta que votaron por el despido de Rivers dijeron que la decisión no tenía nada que ver con su supuesta identidad de género, sino con la preocupación por los derechos de los padres, algunos de los cuales se habían quejado a los administradores de la escuela de que Rivers había estado comentando aspectos inapropiados y sexuales de sus procedimientos médicos con los estudiantes.
Según un artículo de 1999 en The New York Times, un padre declaró que “[Rivers] había dicho que lo habían sodomizado cuando era joven y que siempre sintió que era una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre y que se iba a convertir en una mujer en el otoño.”
Tras la decisión de la junta administrativa de no renovarle el contrato, presentó una demanda por discriminación ampliamente publicitada que inició su carrera como activista trans y resultó en una indemnización compensatoria de $ 150,000. Apareció en el Today Show y Good Morning America, e incluso salió en el New York Times, elevando rápidamente su perfil como un respetado defensor LGBT.
Antes de su carrera como activista, Rivers había sido un participante importante en Camp Trans, una organización que se creó como protesta por un evento solo para mujeres al que las víctimas de Rivers asistían con frecuencia.
Michigan Womyn’s Music Festival (MWMF), coloquialmente conocido como MichFest, fue fundado en 1976 por Lisa Vogel y lo organizaban, supervisaban y atendían mujeres exclusivamente.
En 1991, MichFest adoptó una polémica política de “womyn-born-womyn” (“mujeres-nacidas-mujeres”) y, como resultado, fue duramente criticado por las principales organizaciones de gays y lesbianas. También fue objeto de acoso por parte de hombres transidentificados que se oponían a la existencia de espacios de un solo sexo. Uno de los hombres que había sido expulsado del festival debido a la política de un solo sexo, fundó Camp Trans poco después.
Según las mujeres que asistieron a MichFest, Camp Trans “se montaba en campos colindantes, aparentemente con el único propósito de acosar y amenazar” a las asistentes al festival. La agresión se volvió tan atroz que el Servicio Forestal de los Estados Unidos finalmente comenzó a negarse a otorgar permisos a Camp Trans por temor a los altercados de siempre.
En 1994, Camp Trans organizó una protesta enfrente de la entrada de MichFest. Camp Trans se disolvió durante cinco años, pero volvió en 1999 y los organizadores, que se definían a sí mismos como “The Transsexual Menace” (“La Amenaza Transexual”), lo llamaron “Son of Camp Trans” (“Hijo del Campamento Trans”). Su misión, según los fundadores, era “educar a las asistentes al Michigan Womyn’s Music Festival sobre la política de ‘solo mujeres-nacidas-mujeres’ con el objetivo final de ampliar esa política para incluir a TODOS los que se identifican como mujeres”.
Rivers asistió al menos a una de esas protestas e intentó obligar al personal del evento a que lo dejaran entrar, como lo demuestra un artículo que escribió en 2000 para Lesbian Nation titulado “Room for All Types of Womyn” (“Sitio para Todos los Tipos de Mujeres”), en el que reprendía a la organizadora de MichFest, Vogel, y describía su participación en Camp Trans.
“Soy una mujer. Una mujer-nacida-mujer. También soy una mujer trans, una que perdió su trabajo como maestra de secundaria de California cuando salí del armario”, escribió Rivers. “He sentido de primera mano el aguijón del patriarcado que el Festival de Música de Mujeres de Michigan pretende mantener a raya durante una semana gloriosa. Mi sitio está con otras mujeres, estoy tan segura de ello como de que necesito sentarme para mear”.
Al describir su intento de entrar en MichFest, Rivers continuó: “Me quedé allí, listo para declarar que cumplía con los criterios de mujer-nacida-mujer. En mi corazón sé que esto es cierto. Mi madre, mi hija y mi amante lesbiana saben que esto es lo que soy”.
Rivers se comparó a sí mismo con las mujeres lesbianas en el festival, afirmando que aunque habían “nacido con vaginas … era obvio para mí y para ellas que yo era más mujer que ellas”.
Se confirmó que Rivers había asistido a la nueva versión de Camp Trans en 2000 en una noticia de un medio de comunicación local en aquel momento: “Más de 60 activistas de género de estos grupos, además de miembros de Transsexual Menace, asistentes que los apoyan y la reconocida activista Dana Rivers se reunieron enfrente del Festival este año para divulgar y educar sobre lo que consideran una política discriminatoria que se aplica injustamente”.
Camp Trans continuó su campaña contra MichFest y sus asistentes, llegando incluso a distribuir folletos inquietantes que decían “las mujeres reales tienen pollas” y llamaban a las feministas lesbianas “coños”. Pero el grupo finalmente se disolvió en 2013, y MichFest desaparecería en 2015 debido al ataque continuo de la comunidad LGBT, que las etiquetó como “transfóbicas”.
Con los años, Rivers se volvió todavía más firme en su activismo trans, y sacó un blog a principios de la década de 2000 en el cual documentó su transición médica. En una entrada ahora eliminada de 2003, Rivers describió cómo tomar hormonas feminizantes lo hizo sentir “vivo como nunca” cuando “los senos núbiles comenzaron a asomarse por debajo de pezones más grandes”.
Rivers continuaría citando la pornografía como una influencia en su identidad de género. “La pornografía me ayudó a entender que mi mindfreak de género pervertido es saludable, cuerdo y deliciosamente irracional”, tuiteó en 2010.
Rivers fue un ponente importante para el Centro Nacional para los Derechos de las Lesbianas, así como para The Tiffany Club, una organización fundada para promover los intereses políticos de las personas con “confusión de género”.
Antes de los asesinatos, Rivers también dio conferencias como profesor invitado en varias universidades, incluidas Stanford y UC Davis, y fue miembro de la Junta de la Fundación Internacional para la Educación de Género (IFGE).
El juicio de Rivers ha sido pospuesto repetidamente a la espera de un informe de salud mental. A pesar de que han pasado seis años desde su arresto, la policía aún no ha revelado un motivo para los asesinatos. Según los informes, Rivers conocía a Wright y Reed, aunque no se sabe hasta qué punto. Algunos especulan que Rivers se había cruzado con las mujeres cuando protestaba contra MichFest.
Rivers está acusado de tres delitos de asesinato, incendio provocado de una estructura habitada y posesión de nudillos de metal. Si es declarado culpable, se enfrenta a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, o incluso a la pena de muerte, en caso de que la Oficina del Fiscal de Distrito pida la pena capital.
En declaraciones a Reduxx, la activista feminista Kara Dansky expresó su decepción con los principales medios de comunicación por su falta de interés en el caso.
“Hasta la fecha, ha habido muy poca cobertura mediática de este brutal asesinato de una pareja de lesbianas y su hijo adolescente. Los medios hicieron un trabajo razonable al cubrir el caso en sus comienzos en 2016 y hasta 2018, y luego la mayoría guardó silencio, y nadie parece saber exactamente por qué”, dice Dansky, “Si tuviera que especular, diría que el silencio de los medios refleja la tendencia general de los medios de comunicación a evitar mencionar cualquier cosa que arroje una luz negativa sobre lo ‘trans’ “.
Dansky es la presidenta de la rama de Estados Unidos de Women’s Declaration International, y recientemente publicó un libro que describe las formas en las que la ideología de género afecta los derechos de las mujeres.
“Como cuestión de hecho, sabemos que Rivers fue muy activo en ‘Camp Trans’, un intento de persuadir a las organizadores de MichFest, donde Patricia y Charlotte eran participantes habituales, para que incluyeran a hombres que dicen ser mujeres. Como cuestión legal, será interesante para mí ver si el juez de primera instancia admite evidencia relacionada con ese tema en el juicio”.
Sobre la importancia del resultado del juicio, Dansky dice que espera ver justicia para las víctimas, así como para la comunidad lésbica, y señala que una condena tendría algún impacto en el debate sobre la ideología de género.
“Demostrará lo que ya sabemos: que los hombres que dicen ser mujeres tienen la misma probabilidad de cometer delitos violentos y/o sexuales que los hombres que no dicen ser mujeres.”
Pero se le acaba el optimismo a Dansky cuando señala que, si es declarado culpable, es casi seguro que lo mandarán a una prisión de mujeres según la ley de California. El estado de Eureka tiene una de las políticas de autoidentificación de género más laxas de Estados Unidos, y varios criminales masculinos violentos ya han sido transferidos a las cárceles de mujeres desde la promulgación del Proyecto de Ley Estatal 132 el año pasado.
“Si es declarado culpable, tendrá la opción de solicitar la transferencia a la prisión de mujeres”, señala Dansky, “Si su defensa por demencia tiene éxito, será enviado a un hospital psiquiátrico, donde permanecerá hasta que un juez decida ponerlo en libertad”.
Rivers está actualmente registrado como “mujer” en el sistema de registros de detenidos del condado de Alameda. Su juicio ha sido programado para el 17 de octubre.
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