Una reclusa del Centro Correccional para Mujeres Edna Mahan de Nueva Jersey (EMCFW, por sus siglas en inglés) se pronunció en contra de la transferencia de convictos auto-identificados como transgénero a dicha instalación.
Declarando para Reduxx, la privada de libertad Miseka Diggs explicó que las reclusas del EMCFW están “muertas del miedo” por causa de estos hombres. Bajo la política actual, ellos no necesitan someterse a ninguna cirugía, mientras que Diggs asegura que la mayoría ni siquiera recibe tratamiento de reemplazo hormonal. También afirmó que la mayoría de las mujeres encarceladas en el EMCFW padecen de traumas previos , muchas siendo víctimas de violencia masculina, por lo que la presencia de varones en las instalaciones les genera una gran angustia.
Según un informe hecho en 2016 por el Instituto Vera de Justicia, el 86 % de las mujeres encarceladas tienen antecedentes de abuso y el 77 % tiene antecedentes de violencia conyugal. Los defensores de los derechos de la mujer han descrito esta situación como un “canal directo de abuso sexual hacia la prisión”.
“Es como si estuvieras viviendo una situación abusiva. Siento una ansiedad de la que nunca había padecido antes”, dijo Diggs. Explicó que ella había estado visitando a los servicios de salud mental para abordar las formas en que la presencia de hombres violentos en el centro de mujeres estaba sacando a relucir sus propios sentimientos ligados a su pasado.
Según Diggs, las mujeres que se quejan por sentirse inseguras son puestas bajo custodia protectora.
“No podemos expresar nuestros sentimientos por temor a que nos pongan bajo custodia protectora, [que] es como encarcelar. Si usas la palabra equivocada, serás desarraigada y expulsada de tu alojamiento. Tantas mujeres que caminan con temor”, dijo Diggs.
“Sentimos que somos parte de un chiste enfermo. Esta es una pesadilla de la que no podemos despertar”, agregó. “Las mujeres aquí están traumatizadas una y otra vez y parece que a nadie le importa nuestras necesidades. Nos sentimos como ciudadanas de segunda clase y sin derechos”.
Diggs describió la ansiedad que sintió por tener que compartir una ducha con uno de los hombres transferidos, a quien identificó como Nikita Selket. Selket, anteriormente conocido como Neil LaBranche, es un hombre de 6 pies y 7 pulgadas que cumple una condena de treinta años por el asesinato de su compañero de cuarto en 1995. El Departamento Correccional de Nueva Jersey ha registrado a LaBranche como “mujer”. Es uno de los 27 hombres que han sido transferidos a las instalaciones para mujeres desde el año pasado. La decisión fue el resultado de un acuerdo legal entre funcionarios estatales y la ACLU de Nueva Jersey.
“Cuando [LaBranche] entró y se metió en la ducha al lado mío, ¡me sentí violada de todas las maneras posibles! No podía creer que me estaba bañando con una persona con partes genéticas masculinas”, dijo Diggs. Supuestamente, LaBranche también observa a las mujeres mientras estas se duchan, “sonríe, como si le gusta lo que está sucediendo”.
El primer recluso masculino transferido a EMCFW fue Perry Cerf, quien ahora usa el nombre de “Michelle Hel-loki Angelina”. Como informó anteriormente Reduxx, Cerf cumple una condena de 50 años por el asesinato de la inmigrante ecuatoriana Flor Andrade. Aceptó una sentencia más larga para eliminar su condena por violación de su registro.
“Ir a prisión por un cargo sexual sería un riesgo de seguridad para mí”, dijo Cerf en ese momento. Se jactó de haber bebido la sangre de la mujer después de matarla. Más tarde se encontró a Cerf vistiendo su ropa, manejando su automóvil y con su propia fotografía remplazando la identificación de la víctima.
Diggs le dijo a Reduxx que el día en que Cerf fue trasladado a las instalaciones, vio cómo lo escoltaban aproximadamente 15 guardias. Mientras era guiado por los pasillos, intentó derribar las puertas de las celdas de mujeres. Durante su encarcelamiento en las instalaciones masculinas de la Prisión Estatal de Nueva Jersey, Cerf agredió a otros reclusos y en una ocasión fue puesto en confinamiento solitario durante 23 horas al día.
“Cuando Cerf llegó a el EMCFW fue un día muy sombrío. Nadie sabía qué pensar. El complejo estaba cerrado y vimos a 15 oficiales con equipo swat caminando con este individuo. Los oficiales también estaban en alerta máxima, porque este sujeto venia con mala reputación de la cárcel de hombres”.
Diggs continuó diciendo que durante los altercados con mujeres, varios de los transferidos trans les han recordado que son hombres para amenazarlas.
“Este es un comportamiento y [declaración hecha] por la mayoría de las personas transgénero. ‘Soy un hombre y te voy a noquear'”, dijo.
Además, algunos hombres se auto-identificaron para poder ser enviados a esta prisión, solo para auto-identificarse nuevamente y conseguir su salida. “Sé de dos traslados que regresaron a la prisión de hombres por su cuenta. Se identificaron como trans, vinieron aquí por cualquier motivo y luego decidieron que querían volver a las instalaciones para hombres. Fueron enviados de regreso. Justo ahí es donde radica el problema: van y vienen a su antojo”.
En el 2021, un recluso transgénero que luchó con éxito para ser transferido a Edna Mahan exigió que lo enviaran de regreso a una institución para hombres, citando el abuso que sufrieron las reclusas a manos del personal penitenciario. Rae Rollins afirmó que la violencia sistémica en Edna Mahan lo hizo sentir “inseguro”.
Hablando sobre el acuerdo entre los funcionarios estatales y la ACLU, Diggs comentó que creía que los derechos de las mujeres estaban siendo “echados por la ventana” para asegurar votos y carreras políticas.
“Mientras me siento y repito todo dentro mi miente, las conversaciones que he tenido con el comisionado, la administración, los abogados y los reporteros, llegué a la conclusión de que, al fin y al cabo, todo se trata de política. Las mujeres aquí están atrapadas en el juego de la política y eso es triste”.
“Las mujeres que fueron sentenciadas a la única prisión para mujeres en el estado de Nueva Jersey no fueron condenadas a vivir con personas que las manipularan y se aprovecharan de ellas, y [sirvieran como] detonantes del trauma que las puso aquí”.
El mes pasado, el Departamento Correccional de Nueva Jersey confirmó que dos reclusas habían quedado embarazadas en los inmuebles de mujeres luego de encuentros sexuales con al menos uno de los reclusos varones transidentificados que estaban alojados allí.
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