Una mujer encarcelada en el Centro Penitenciario para Mujeres Edna Mahan (EMCF) de Nueva Jersey cuenta que un prisionero le dio una paliza por haber rechazado repetidamente sus insinuaciones sexuales. En declaraciones a Reduxx, la reclusa Shakira Reed describió cómo fue agredida por Jermaine Gibson, quien se identifica como transgénero y usa el nombre Cyntara, después de repetidos casos de acoso sexual.
Parece que el horrible incidente tuvo lugar el 17 de abril, cuando Gibson fue visto golpeando una y otra vez a Reed en la cabeza. Según testigos del ataque que hablaron en exclusiva con Reduxx, había sangre “por todas partes”.
Como consecuencia de las lesiones sufridas, sacaron a Reed del centro correccional y la llevaron al Centro Médico Hunterdon, donde recibió atención médica antes de ser trasladada a la unidad hospitalaria de Edna Mahan. Reed declaró que estaba siendo tratada por una fractura de nariz y que tuvo los ojos hinchados y morados durante semanas después del ataque.
Reed explicó que Gibson la había estado acosando sexualmente durante las semanas antes de la agresión. En una ocasión, cuenta que Gibson le mostró los genitales cuando pasaba por delante de su celda. Reed dijo que lo denunció de inmediato a los funcionarios de la prisión, pero que no se tomó ninguna medida.
“Llegó a un punto en que no quería salir de mi habitación”, dijo. “Fingía estar enferma para no tener que ir a trabajar, para no tener que pasar junto a él, para no tener que oírle hacer comentarios sobre mi cuerpo. Comencé a usar ropa grande para cubrir mi cuerpo porque me sentía muy incómoda”.
Reed atribuye la agresión a su reiterada negativa a aceptar las insinuaciones sexuales de Gibson.
“Me atacó porque no quería tener relaciones sexuales con él”, dijo Reed a Reduxx. Pero lo más inquietante es que Reed fue castigada por defenderse de su agresor.
Tanto Gibson como Reed fueron castigados por el altercado con 90 días de “encierro” en una celda aislada de los demás reclusos. Reed fue encerrada inmediatamente después de salir del hospital.
Otra reclusa que ha sido alojada repetidamente dentro del mismo bloque de celdas que varios de los presos varones habló con Reduxx sobre el incidente bajo condición de anonimato. Pamela* expresó su incredulidad e indignación ante las circunstancias concernientes a los hombres recluidos en EMCF.
“Viví en el módulo con los dos. Gibson acosaba continuamente a Reed y a menudo hablaba con su voz de hombre porque le parecía gracioso cuando se le pedía que no lo hiciera, porque hacía que las mujeres se sintieran incómodas”, dijo.
“Durante los días previos a ese incidente, él no paraba de provocarla. Cuando ocurrió, yo lo oí. No lo vi, pero fue tan fuerte que los escuchamos en todo el módulo, y esto ocurrió en la sala de recreo. Podíamos oír a Shakira gritando: ‘¡Para de pegarme!'”.
Pamela agregó que la oleada de traslados de hombres que se dicen trans a la cárcel de mujeres le parecía “obscena” porque la mayoría todavía conservan sus genitales, y muchos tienen condenas penales por violencia contra las mujeres.
“Los recientes acontecimientos aquí son simplemente inimaginables y, sinceramente, si no los estuviera viviendo, ni siquiera me los creería. La gente tiene que saber cómo ha sido esto para nosotras porque nadie ha venido nunca a preguntarnos cómo nos sentimos acerca de su presencia aquí. Esto es misoginia dentro de la misoginia”.
El 19 de diciembre de 2016, Gibson fue detenido en relación con el robo de una motocicleta Suzuki que fue sustraída de un lugar en Columbus Park. Fue detenido cuando conducía el vehículo robado. Después de su arresto, fue acusado de un robo el 26 de noviembre, por el que actualmente cumple una pena mínima obligatoria de cinco años.
Según las autoridades, Gibson entró en una tienda de delicatessen en Bert Avenue y exigió dinero en efectivo a una empleada mientras la amenazaba con unas tijeras. Temiendo por su vida, la empleada le entregó algo menos de 100 dólares de la caja registradora. Contó a la policía que Gibson llevaba una peluca de mujer, maquillaje y un bolso en el momento del crimen.
Gibson es uno de los más de veinte hombres que han sido transferidos a cárceles de mujeres en el transcurso de los últimos años. En 2019, una demanda de la ACLU contra el Departamento Penitenciario de Nueva Jersey acabó en un acuerdo que obligaba al estado a permitir que reclusos varones violentos se identificaran como trans para conseguir el traslado al Centro Penitenciario para Mujeres Edna Mahan.
La demanda se interpuso en nombre de un recluso que se dice trans que había solicitado el traslado pero se le había denegado. Este recluso fue anonimizado en los registros judiciales, en dónde sólo se refiere a él como “Sonia Doe”.
Reduxx se enteró recientemente de que Doe es en realidad un hombre que fue investigado por la Fuerza de Tarea Conjunta contra el Terrorismo del FBI por el intento de venta ilícita de municiones y bombas de tubo. Daniel Smith usa el nombre de Danielle Demers y participa activamente en la comunidad de “pañales adultos” (artículo en español), una subcultura fetichista en la que los adultos se disfrazan y representan el papel de niños durante las relaciones sexuales.
Según testimonios anteriores facilitados a Reduxx por mujeres encarceladas en Edna Mahan, entre los primeros hombres en ser transferidos a la prisión después de que la ACLU saliera victoriosa en su demanda, estaba un asesino sádico que se jactaba de beber la sangre de su víctima.
Perry Cerf fue condenado a 50 años de cárcel en 2003 por la brutal violación y asesinato de una mujer ecuatoriana víctima de trata. Cerf, que ahora se hace llamar “Michelle Hel-loki Angelina” y está registrado como mujer por el departamento de prisiones, fue hallado vistiendo la ropa de su víctima y utilizando su identificación con su foto superpuesta sobre la de ella.
Otro hombre trasladado al centro fue noticia el año pasado tras descubrirse que había dejado embarazadas a dos mujeres en la cárcel. Según fuentes de la prisión, Demetrius ‘Demi’ Minor intentó tener relaciones sexuales con las reclusas desde el momento de su traslado.
Varias mujeres han prestado testimonio (artículo en español) a Reduxx durante el último año detallando cómo han sufrido un acoso sexual continuo (artículo en español) por parte de los hombres transferidos a EMCF. Más recientemente, la reclusa Kokila Hiatt escribió un artículo (en español) aclarando sus razones para manifestarse en contra de la política de identidad de género, a pesar de los peligros que conlleva.
Hiatt hizo hincapié en que las mujeres encarceladas son frecuentemente víctimas de abusos sexuales. Según un informe de 2016 del Vera Institute of Justice, el 86% de las mujeres encarceladas tienen un historial de sufrir abusos; 77% tienen un historial de sufrir violencia machista; Esto, a su vez, contribuye a las altas tasas de trastorno de estrés postraumático, lo que lleva a las defensoras de los derechos de las mujeres a describir este fenómeno como un “cinta transportadora de abuso sexual a la cárcel“.
Hablando con Reduxx sobre el ataque a Reed, Hiatt explicó lo que consideraba que era una “situación retrógrada” propiciada por la aceptación de las demandas de los hombres.
“Todo el tema del ‘género’ hace como si hubiéramos olvidado lo que ya sabemos. Tenemos que volver a aprender que los hombres y las mujeres son diferentes y que los cuerpos masculinos pueden ser un riesgo para las mujeres”, dijo.
“Hemos llegado esta situación retrógrada porque se han tratado como legítimas las preocupaciones de los hombres y se han ignorado las de las mujeres. Las mujeres no están luchando por el traslado a centros masculinos. Prácticamente todas las demandas civiles presentadas sobre “discriminación por identidad de género” son de hombres que quieren acceder a los servicios de mujeres. Se sienten con derecho y la sociedad se lo permite”.
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