Según los informes, un sádico que mató a golpes a dos de sus propios hijos está ahora a la espera de implantes mamarios mientras se encuentra en una prisión de mujeres en California. Jessica Marie Hann, nacido Jason Michael Hann, comenzó a identificarse como mujer en 2019.
Hann fue detenido cuando se descubrieron los restos de su hija de 10 semanas, Montana, en un tupper en Arkansas. El cuerpo de la pequeña fue encontrado en una autocaravana que había pertenecido a Hann, cuando ésta fue embargada y enviada a subasta. Estaba en un avanzado estado de descomposición y había sido abandonado en el remolque del vehículo. El comprador de la caravana descubrió el cadáver en febrero de 2002 y llamó a la policía.
El cadáver de Montana llevaba en el contenedor de plástico aproximadamente un año, y más tarde se determinó que el bebé había muerto de una fractura de cráneo.
Debido a que el nombre de Hann aparecía en los registros como el anterior dueño de la autocaravana, la policía pudo conectarlo rápidamente con el cadáver. Se dio la orden de búsqueda y captura en varios estados, y finalmente se encontró a Hann viviendo en un motel en Maine con su entonces pareja, Krissy Werntz. Hann y Werntz fueron detenidos en abril de ese mismo año.
La policía encontró a Hann y Werntz con un niño de un año del que tenían custodia y que, según los informes, estaba al borde de la muerte. El bebé presentaba lesiones físicas graves, entre ellas una docena de costillas rotas, hemorragias retinianas, hemorragias subcutáneas y lesiones internas. El niño fue puesto inmediatamente bajo custodia protectora y recibió el tratamiento médico adecuado.
Durante el curso de la investigación posterior, las autoridades relacionaron a Hann con una unidad de almacenamiento en Arkansas. Cuando la policía local la registró, descubrió un segundo cadáver, perteneciente a un hijo de 6 semanas al que Hann había asesinado por traumatismo craneoencefálico en 1999.
Más tarde se supo que Hann había viajado con ambos cadáveres antes de guardarlos en la unidad alquilada.
En febrero de 2006, Hann fue condenado a entre 27 y 30 años de prisión por la muerte de su hijo, mientras que el asesinato de su hija fue juzgado por separado. En 2013, se le impondría la pena de muerte.
Werntz, la madre de los bebés, fue condenada a entre 15 años y cadena perpetua por la muerte de su hija, pero eludió cargos por la muerte de su hijo. Durante su juicio, se supo que Werntz había estado sometida a fuertes presiones en la relación, y que Hann había amenazado con asesinarla si acudía a la policía.
Hann fue recluido inicialmente en el corredor de la muerte en San Quentin, una prisión para hombres, mientras que Werntz fue enviada al Centro de Mujeres de California Central (CCWF).
En 2019, Hann comenzó a identificarse como mujer y fue trasladado al año siguiente al corredor de la muerte de CCWF. Pero después de que el gobernador de California, Gavin Newson, firmara una orden ejecutiva suspendiendo la pena de muerte en el estado y ordenara la suspensión de la ejecución para todos los reclusos en el corredor de la muerte, a Hann se le permitió pasar a la población general de mujeres después de un período de observación superficial.
Temiendo por su vida, Werntz solicitó un traslado de emergencia, que se le concedió pocos días antes de que Hann fuera transferido a la cárcel de Mujeres de California.
Pero ahora, según se informa, Hann está a la espera de un aumento de pecho subvencionado por los contribuyentes.
Hablando con Reduxx sobre el caso, la defensora de las mujeres encarceladas Amie Ichikawa alega que Hann fue trasladado discretamente a la unidad médica de CCWF a principios de este año.
Ichikawa, fundadora del grupo de campaña WomenIIWomen, ha criticado duramente la política de autoidentificación de género en los centros penitenciarios desde que el gobernador Newsom promulgó la ley SB-132 en 2021. La SB-132, Ley de Respeto, Agencia y Dignidad Transgénero, estableció formalmente el derecho de los reclusos a ser alojados en función de su identidad de género.
Desde la entrada en vigor de la ley, 357 reclusos varones han solicitado su traslado a una cárcel de mujeres. Según Keep Prisons Single Sex USA, ya tenían conocimiento de que el 33,8% de los hombres que piden el traslado a cárceles femeninas son delincuentes sexuales registrados.
“Se ha pasado por alto a las mujeres encarceladas y se las ha convertido a la fuerza en las perdedoras de todos los juegos políticos posibles cuando los legisladores necesitan deshacerse de un problema o barrer algo bajo la alfombra, fuera de la vista del público”, afirma Ichikawa.
“Las mujeres encarceladas se encuentran ahora en un entorno completamente vacío de oportunidades de rehabilitación. Están en un estado de hipervigilancia constante y los efectos a largo plazo han dado lugar a síntomas masivos de TEPT (Trastorno de Estrés Postraumático) “, explica. “Están siendo testigos en silencio cómo son borradas mientras los hombres, con pene, se someten a cirugías de feminización facial, depilación láser, afeitado traqueal… todo pagado con el dinero de sus impuestos”.
Ichikawa señala que sus fuentes en la cárcel no han podido determinar si Hann todavía conserva el pene, o simplemente está tratando de alterar su cuerpo con los implantes mamarios.
“Nadie en prisión o en el mundo libre ha muerto por tener un pene o vagina sanos, así que estos costosos procedimientos no salvan vidas”, dice, y explica que a los hombres trasladados se les ofrecen procedimientos cosméticos mientras que a las mujeres reclusas se les niega atención sanitaria básica.
“Estos procedimientos son además humillantes para las mujeres que han perdido sus dientes por el arsénico y el cromo hexavalente en el suministro de agua, cuya piel y cabello están ásperos y sin brillo por las mismas toxinas, y a quienes se les niegan las reducciones de senos y se les dice que el procedimiento es cosmético”, continúa Ichikawa.
“Las cosas que ocurren cuando se cierran las puertas y se apagan las luces son inenarrables y la mayoría de estas mujeres están tan avergonzadas que quizá nunca estén en condiciones mentales de compartir estas atrocidades financiadas por el gobierno”.
California tiene una de las políticas de autoidentificación de género más liberales del país, algo que se ha convertido en un punto de discordia para los defensores de los derechos de las mujeres.
El Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California ha confirmado previamente a Reduxx que las solicitudes de traslado de prisión se basan completamente en un Cuestionario de Identidad de Género que pude cubrirse durante la recepción o solicitado por el recluso en cualquier momento durante su encarcelamiento.
El cuestionario es un formulario con una breve serie de preguntas donde los reclusos pueden declarar sus pronombres, honoríficos e identidad de género. Los reclusos varones no necesitan identificarse como transgénero para solicitar el traslado, y pueden simplemente identificarse como no conforme con su género o no binario.
Como informó anteriormente Reduxx, un pedófilo condenado por abusar sexualmente de una niña de 4 años fue trasladado a la Institución para Mujeres de California a pesar de que se le había negado un cambio de género y nombre, y seguía siendo legalmente varón.
Las mujeres encarceladas en California que critican la política de autoidentificación de género o se quejan de la conducta de los hombres trasladados han afirmado que fueron sometidas a “castigos” por hablar. En declaraciones a Reduxx el año pasado, la reclusa Sagal Sadiq describió que un intento de denunciar a un recluso masculino de 1.83 de altura a las autoridades penitenciarias por acoso sexual acabó con Sadiq en régimen de aislamiento durante un largo tiempo.
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