El Washington Post está recibiendo críticas tras publicar una reseña entusiasta de una obra Off-Broadway que parece retratar con simpatía a los delincuentes sexuales infantiles.
Downstate, escrita por Bruce Norris, se representará en el teatro Playwright Horizons hasta el 22 de diciembre. La obra se desarrolla en una casa de acogida para delincuentes sexuales en el suroeste de Illinois, donde el público aprende las historias de vida de cuatro pederastas: Fred, Dee, Felix y Gio.
Fred abusó de dos de sus alumnos de piano preadolescentes, Dee abusó de un niño cuando actuaba en una producción de Peter Pan, Felix abusó de su propia hija y Gio fue condenado por estupro. Se muestra a los cuatro personajes principales lidiando con la vida y con lo que se describe como la carga excesiva del estigma social debido a su historial criminal.
La obra muestra a Fred en particular, tratando de acostumbrarse a vivir en una silla de ruedas debido a una lesión sufrida cuando fue atacado en prisión, mientras que muestra a Felix como una figura trágica después de que se le prohibiera contactar a la hija de la que abusó sexualmente.
La obra se estrenó inicialmente en 2018 y, según una reseña del Chicago Tribune en ese momento, el Teatro Steppenwolf estaba preocupado por representarla debido a la percepción de que era demasiado comprensiva con los pedófilos, pero lo hizo de todos modos.
El patrocinador de la obra y su extenso elenco fue el ganador de la lotería Powerball, Roy Cockrum, quien quería apoyar “proyectos artísticos masivos y fuera de lo común”. Cockrum también ha financiado una obra titulada “2666”, que representa a un violador brutal y los crímenes contra mujeres jóvenes de un asesino con todo lujo de detalles.
Entre las obras de Norris se incluye una titulada Domesticated (“Domesticada”), que se estrenó por primera vez en 2013. Domesticated va de un político que es pillado en una habitación de hotel con una prostituta vestida de colegiala. En esa obra, que fue descrita como “muy jugosa”, la mujer sufre daño cerebral y entra en coma después de caer o ser empujada y golpearse la cabeza.
Tras el reciente regreso de Downstate al escenario post-COVID este mes, el crítico de teatro Mark Peters publicó una crítica sorprendentemente positiva en The Washington Post que ahora está atrayendo criticismo.
En una reseña fechada el 23 de noviembre, Peters calificó la obra de “genial” y “chispeante”, y describe los “intentos de provocar” de Norris para ir a la “yugular social” como una de las mejores tardes de teatro de 2022. Peters les dice a los lectores que la descripción de Norris de estos depredadores, que han cumplido sus penas de cárcel, hace que los miembros de la audiencia “tomen su respuesta reflexiva para con esos crímenes y [cambien] el enfoque emocional hacia los pederastas”.
Aunque admite que las ofensas de cada uno de los cuatro hombres fueron atroces, Peters considera que la cuestión moral que presenta Norris, de si los castigos por sus crímenes son duros e inhumanos, es algo que nuestra “cultura penitenciaria punitiva preferiría no tener que debatir”. Peters también elogia a Norris por la interpretación de una de las víctimas de los delincuentes, un hombre llamado Andy, aunque la describe como “desagradable”.
Peters describe la visita de Andy para confrontar al abusador de su niñez como “indulgencia macerada en autocompasión”. Peters también insiste en que esta obra “será una demostración impresionante del poder del arte narrativo para abordar un tabú, para obligarnos a mirar un tema polémico desde perspectivas novedosas” para muchos espectadores.
El 27 de noviembre, The Washington Post tuiteó un enlace a la reseña de Peters, que se ganó rápidamente un montón de respuesta negativas. En el momento de la publicación de este artículo, el tweet tiene más de 1.300 respuestas en su mayoría furiosas, en comparación con tan solo 180 “me gusta”.
Los usuarios en Twitter se han apresurado a rechazar la crítica entusiasta y algunos relataron sus propias experiencias con el trauma sexual infantil en respuesta a la forma comprensiva en la que tanto la obra, como el artículo del Washington Post, retrata a los pedófilos.
Yo fui víctima de uno cuando era pequeña, un amigo de mi padre.
Necesité cirugía para arreglar el daño que me hizo.”
Algunos usuarios no solo estaban molestos por la elogiosa crítica, sino ya porque la obra de Norris se hubiese representado.
“El hecho de que la obra se haya hecho ya es un problema. Llamarla “genial” es repugnante. La parte en la que quieres quemarlo todo es cuando [el Washington Post] describe al personaje de la víctima como ‘el personaje más desagradable’ que es interpretado ‘irritantemente bien'”, escribió el ex boxeador de peso pesado Ed Latimore.
Otros tuiteros están aprovechando la oportunidad para llamar la atención sobre lo que describieron como una “normalización” de la pedofilia por parte de los principales medios de comunicación, el mundo académico e incluso las corporaciones.
La casa de moda de lujo Balenciaga fue criticada la semana pasada (artículo en español) por lanzar una campaña publicitaria en la que salían fotos de niños pequeños sosteniendo osos de peluche con accesorios BDSM. Aunque Balenciaga se disculpó por la campaña y borró las fotos tras la protesta general, el incidente provocó una discusión sobre la aparente normalización de la pedofilia.
Elogian una obra de teatro que denuncia a la sociedad y al sistema judicial por tratar a los pederastas de una forma “demasiado dura”.
Esto indica un intento de normalizarla.”
Ha habido numerosos incidentes polémicos durante todo el año pasado con respecto a académicos prominentes que buscan “desestigmatizar” la pedofilia o la “atracción hacia menores”.
En noviembre pasado, una profesora adjunta de sociología y justicia penal en la Universidad Old Dominion en Norfolk, Virginia, se vio obligada a dimitir cuando la gente descubrió que había concedido una entrevista a una organización polémica que muchos describen como “pro-pedófila”. Walker salió en el podcast ahora desaparecido de Prostasia para promocionar su libro titulado “A Long, Dark Shadow: Minor Attracted People and Their Pursuit of Dignity” (“Una Larga y Oscura Sombra. Gente Atraída por Menores y su Búsqueda de la Dignidad”). Walker recibió críticas continuadas después de que se descubriese que su tesis doctoral había considerado la teoría de dar a los pedófilos “pornografía infantil de alta calidad” para reducir la delincuencia.
Después de su salida de Old Dominion, Walker se unió al Centro Moore para la Prevención del Abuso Sexual Infantil como becaria postdoctoral.
Pero Walker no fue la única persona en una posición de influencia que impulsó lo que algunos han descrito como teorías “peligrosas” con respecto a la humanización de los pedófilos.
En junio, Reduxx reveló que un destacado académico (artículo en español) y activista noruego había pedido que la pedofilia se enseñara en las escuelas secundarias como una sexualidad innata.
Ole Martin Moen, un hombre gay que se identifica como “queer”, es actualmente miembro de la junta asesora de la Organización de Pacientes de Noruega para la Incongruencia de Género (PKI), un grupo de presión social y político para los derechos trans. En 2018, uno de los ensayos de Moen titulado “La ética de la pedofilia” apareció en The Palgrave Handbook of Philosophy and Public Policy, un libro de texto ampliamente disponible en universidades de todo el mundo.
“Cuando tenías 11 años, no es improbable que te sintieras atraído sexualmente por niños prepúberes … el estado mental de encontrar a los niños sexualmente atractivos es muy común”, escribió Moen en el ensayo.
Moen también pidió que se enseñara sobre la pedofilia en las escuelas, e insinuó que “un cierto porcentaje” de estudiantes de secundaria tenían una identidad sexual pedófila innata.
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